Unas 60 000 personas que huyen de la guerra civil en la República Centroafricana han llegado a los países vecinos desde diciembre, informó con alarma la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
En un solo día, 13 de enero, 10 000 personas cruzaron el fronterizo río Ubangui hacia la República Democrática del Congo, donde ya se encuentran unos 50 000 refugiados centroafricanos, en tanto otros 9000 llegaron el mes pasado a otros países vecinos, Camerún, Chad y Congo.
Adicionalmente, se calcula que 58 000 personas debieron desplazarse dentro de la República Centroafricana para alejarse del violento conflicto civil.
Acnur recopila información sobre abusos cometidos por grupos armados, incluida la violencia sexual, los ataques a los votantes y los saqueos, y elogió la conducta de los países vecinos por acoger a los refugiados, a pesar de las restricciones impuestas por la pandemia covid-19.
La violencia política, padecida por el país –con intervalos de paz- en lo que va de siglo, estalló de nuevo en varias zonas de la república en torno a las elecciones presidenciales y legislativas celebradas el pasado 27 diciembre.
Grupos rebeldes, que rechazan la reelección del presidente Faustin-Archange Touadéra, intentaron tomar Bangui, la capital, el miércoles 13, y fueron repelidos por el ejército, auxiliado por tropas rusas, ruandesas y de la Misión de la ONU (Minusca) que procura separar a las fuerzas contendientes en el país.
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó los ataques que causaron la muerte de un efectivo de la Minusca, de origen ruandés, y tanto él como Acnur redoblaron el pedido de que las partes que contienden cesen los enfrentamientos y regresen a un diálogo que procure la paz.
La oposición, incluido el movimiento rebelde Unión por la Paz en Centroáfrica, demanda que las elecciones del 27 de diciembre sean anuladas y repetidas, pues no serían “expresión de la voluntad del pueblo”, ya que más de 40 por ciento de los centros de voto no abrieron sus puertas alegando razones de seguridad.
El expresidente François Bozizé (2003-2013), exiliado en Camerún y rival político de Touadéra, es señalado por el gobierno como soporte del principal candidato opositor, Anicet Georges Dologuelé, y animador del conflicto.
Con ese telón de fondo, Acnur anunció que incrementará su asistencia a los desplazados y refugiados, pese a las carencias de infraestructura, e hizo un nuevo pedido de ayuda internacional por 151 millones de dólares para esos esfuerzos.
También organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras (MSF) destacaron equipos para brindar auxilio a los desplazados por el conflicto y en general a la población centroafricana, aunque se resienten del clima de inseguridad que dificulta los desplazamientos.
Por ejemplo, el 13 de enero solo 14 mujeres embarazadas llegaron a la maternidad Castor de Bangui, donde MSF brinda atención obstétrica de emergencia, en comparación con una media diaria de más de 30 antes de los ataques.
En cambio, en poblaciones de frontera, a donde acuden los desplazados intentando escapar de la violencia, se multiplican las demandas de atención médica, especialmente de mujeres y niños, víctimas de malaria, diarreas e infecciones respiratorias, informó MSF.
La República Centroafricana, de 622 984 kilómetros cuadrados y algo menos de cinco millones de habitantes –una población dispersa por el país y gran parte de la cual vive de una agricultura de subsistencia-, es uno de los países más pobres del mundo.
Ocupa el lugar 188 entre 189 países considerados en el Índice de Desarrollo Humano 2020 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
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