Científicos presentan 10 claves para encarar la crisis climática

Permafrost que se deshiela, en Mongolia en este caso, con el aumento del calor en el planeta, liberando gases de efecto invernadero. Es una de las claves del cambio climático que preocupan a la comunidad científica. Foto: Hans Joosten/Pnuma
Permafrost que se deshiela, en Mongolia en este caso, con el aumento del calor en el planeta, liberando gases de efecto invernadero. Es una de las claves del cambio climático que preocupan a la comunidad científica. Foto: Hans Joosten/Pnuma

El mundo necesita con urgencia medidas en auxilio del clima, desde reducir la emisión de gases de efecto invernadero hasta litigar en tribunales para acelerar la acción climática, sostiene un informe que reúne 10 hallazgos clave de 57 investigadores, divulgado este jueves 28 en esta capital.

“Como todos compartimos el mismo pequeño planeta, y hay límites planetarios, no podemos confiar en que la naturaleza nos apoye si nosotros no la apoyamos”, resumió Johan Rockström, copresidente de la Earth League (Liga de la Tierra), una de las organizaciones que impulsó el grupo de estudios a lo largo de 2020.

El informe de los científicos de 21 países fue entregado a la mexicana Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), cuya 26 Conferencia de las Partes (COP 26) prevé reunirse en Glasgow, Reino Unido, el próximo noviembre.[pullquote]3[/pullquote]

Su primera conclusión es que una mejor comprensión de la sensibilidad de la Tierra al dióxido de carbono (cuánto aumenta la temperatura a medida que crecen las emisiones de ese CO2) refuerza el apoyo a una ambiciosa reducción de las emisiones para cumplir el Acuerdo de París.

Ese Acuerdo suscrito en 2015 en la COP21 de la CMNUCC prevé reducir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero de modo que la temperatura global no supere en dos grados centígrados los niveles de la era preindustrial, y los científicos exponen que la meta no se logrará con una baja mitigación de las emisiones.

La segunda conclusión es que las emisiones procedentes del deshielo del permafrost (el suelo congelado en las regiones frías del planeta que se deshiela en los veranos inusualmente calurosos) pueden ser peores de lo esperado.

Se estima que las capas de permafrost en el planeta pueden contener entre 1,4 y 1,8 billones (millones de millones) de toneladas métricas de carbono, y cuando se deshielan liberan CO2 y metano, dos perniciosos gases de efecto invernadero.

Luego se indica que los bosques pueden haber alcanzado su máximo de absorción de carbono: los ecosistemas terrestres reducen 30 por ciento de las emisiones humanas de CO2 pero esa función desaparece a medida que avanza la deforestación.

El cambio climático, que ya causa eventos extremos de inundaciones y sequías, exacerbará gravemente la crisis del agua, con impactos que a su vez agravarán las desigualdades de ingresos, de género y sociopolítica.

Una novedad registrada en el informe es que el cambio climático afecta la salud mental, porque contribuye a la ansiedad y la angustia, mientras que la promoción y conservación ambiental benefician a la salud y brindan resiliencia.

Los gobiernos movilizan más de 12 billones de dólares para la recuperación de la pandemia covid-19, pero no aprovechan oportunidad para una recuperación verde.

Los expertos citaron como ejemplo que el Grupo de los 20 (naciones con economías industrializadas y emergentes) están comprometiendo 60 por ciento más a actividades basadas en combustibles fósiles que a inversiones sostenibles.

El estímulo económico centrado principalmente en el crecimiento pondría en peligro el Acuerdo de París, cuya estrategia de reducción de emisiones requiere inversiones estimadas en 1,4 billones de dólares anuales.

La covid y el cambio climático muestran la necesidad de “un nuevo contrato social”, pues la pandemia ha puesto de relieve las deficiencias de los gobiernos y de las instituciones internacionales para hacer frente a riesgos globales.

La electrificación de las ciudades es fundamental, entendiéndola como una forma sostenible de reducir la pobreza, al proporcionar a más de 1000 millones de personas tipos modernos de energía y reemplazar los servicios existentes que impulsan el cambio climático y la contaminación local.

Finalmente, los expertos consideran que acudir a los tribunales para defender los derechos humanos puede ser una acción climática esencial, al litigar en favor de las generaciones futuras y no nacidas, y de preservar los elementos de la naturaleza.

“De todas estas ideas científicas debería surgir una idea política: si queremos tener una oportunidad de estabilizar nuestro clima, por el bien de nuestra propia seguridad, la última oportunidad de reducir los gases de efecto invernadero es ahora”, concluyó Rockström.

A-E/HM

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