La cotización del agua en el mercado de futuros de Wall Street, la bolsa de Nueva York, tal como ocurre con el petróleo o el trigo, “es una noticia peligrosísima, muy mala”, declaró el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho al agua y al saneamiento, el español Pedro Arrojo.
Lo más grave es que el agua, “que de alguna manera ya estaba en los mercados, entra ahora en los mercados de futuros, que es el sanctasanctórum de la especulación”, dijo Arrojo en una entrevista con el medio de comunicación colombiano Blu Radio.
El agua “no solo es un elemento importante para los sectores económicos, es ante todo un elemento vital, para la vida misma, para la sostenibilidad de la naturaleza, los seres humanos, su salud y sus comunidades, cosas que no son reconocidas por el mercado y que el mercado no sabe hacer”, expuso Arrojo.[pullquote]3[/pullquote]
Aguas del estado de California, en el oeste de Estados Unidos, comenzaron a cotizarse esta semana en el mercado de futuros de Wall Street con base en el índice Nasdaq Velez California Water (NQ H2O), y su escasez permitirá que siga cotizándose en el mercado de futuros, de acuerdo con medios bursátiles.
La empresa estadounidense CME Group lanzará contratos trimestrales de agua en California, un mercado estimado en 1100 millones de dólares y donde el líquido a futuro comenzó cotizándose alrededor de 486 dólares el acre-pie, basándose en precios de agua que se vende en varias cuencas californianas.
El acre-pie mide el volumen de agua necesario para cubrir un acre (0,4 hectáreas) a la profundidad de un pie, lo que equivale a 1,24 millones de litros.
Los tenedores de esos papeles no compran agua, sino el derecho a utilizarla en el futuro, lo que posibilita a un agricultor, por ejemplo, asegurarse el recurso para sus planes de regadío a mediano plazo, pero también provee al dueño del título de un activo financiero con el que puede acudir al mercado de valores.
Los defensores del mecanismo destacan que, bien utilizado, puede ser un instrumento que ayude a conseguir un uso más eficiente del agua, pues el titular de los derechos puede llevar excedentes al mercado, si los tiene, y se pueden conseguir finanzas para inversiones que conserven y mejoren la disponibilidad del recurso.
Arrojo, por el contrario, sostiene que “estos intercambios de concesiones entran en flagrante contradicción con las bases con las que se administra un bien público. Más que flexibilizar, esto es el libre mercado que hace negocio con el agua, alguien hace dinero a base de vender un derecho que le ha dado gratis el Estado”.
Mencionó el caso de Chile “donde el señor Pinochet (Augusto Pinochet, dictador entre 1973 y 1990) privatizó los ríos”, en referencia al Código de Aguas chileno de 1981, que inició la entrega de derechos de agua a perpetuidad para empresas agrícolas, forestales y mineras, principalmente, en desmedro de otros usuarios.
Puesto a distinguir la situación de recursos como agua y petróleo ante los mercados bursátiles, Arrojo dijo que “la diferencia está en que sin petróleo usted no puede ir a un sitio en auto, pero puede ir a pie; en cambio, sin agua se muere en una semana. Por eso el agua es un derecho humano y el petróleo no”.
Recordó que en 2008, con la entrada de los alimentos a los mercados de futuros, “grandes bancos privados destinaron 320 000 millones de dólares a comprar papeles de esos productos mientras, en paralelo, solicitaban recursos públicos para salvarse de la quiebra”.
“Como resultado de la especulación con esos títulos, el precio del trigo se quintuplicó en pocos meses, en tres años los precios de los alimentos subieron una media de 80 por ciento, y se agregaron 300 millones de hambrientos a las filas del hambre en el mundo”, dijo Arrojo.
En 2015, cuando adoptó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, la Asamblea General de la ONU señaló que tres de cada 10 personas en el mundo carecen de servicios de agua potable y la escasez de agua afecta a 40 por ciento de la población mundial.
Dentro del ODS 6, el que promueve “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”, la meta 6.1 planteó lograr hacia el 2030 “acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos”, y la 6.4 busca aumentar el uso eficiente y la sostenibilidad en la extracción de recursos hídricos.
Arrojo dijo que “si llega a ser exitoso el proceso de financiarización, de someter el agua a dinámicas de mercado de tipo especulativo, se encarecerán los costos del recurso y la factura, con los beneficios que obtengan los especuladores bursátiles, terminaremos pagándola todos, los que estamos al final del tubo”.
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