América Latina y el Caribe recibió 160 721 millones de dólares en inversión extranjera directa (IED) en 2019, pero en 2020, como consecuencia de la crisis derivada de la pandemia covdi-19, esa inyección de recursos disminuirá entre 45 y 55 por ciento, señala un informe de la Cepal presentado este miércoles 2.
La IED del año pasado ya era 7,8 por ciento menor que en 2018, y en el año que cierra este diciembre estaría apenas entre 72 000 y 88 000 millones de dólares, según el estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de ese organismo de las Naciones Unidas, advirtió que la IED recibida “no ha catalizado cambios relevantes en la estructura productiva de la región, en gran medida debido a que las políticas de atracción de estos flujos no se han articulado con las de desarrollo productivo”.[pullquote]3[/pullquote]
La IED, expuso Bárcena “ofrece grandes oportunidades para avanzar hacia una nueva economía sostenible”, pero a la vez en la región “urge recuperar el papel de las políticas industriales como instrumento de transformación de la estructura productiva”.
La inversión extranjera directa implica colocar capitales a largo plazo en alguna parte del mundo con el propósito de internacionalizarse, estableciendo empresas agrícolas, industriales y de servicios.
La Cepal considera que los aportes de la IED han sido relevantes para la región, para la expansión de las exportaciones y el desarrollo de la industria automotriz, las telecomunicaciones, segmentos de la economía digital y sectores que adquieren actualidad como las industrias farmacéutica y de dispositivos médicos.
En el mundo, la IED alcanzó 1,54 billones (millones de millones) de dólares en 2019, pero la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo estimó una reducción de 40 por ciento en 2020, y entre cinco y 10 por ciento en 2021.
América Latina y el Caribe sería la región con la baja más pronunciada, en correspondencia con la contracción de su producto interno bruto, que el Fondo Monetario Internacional calcula en -8,1 por ciento para este año, mientras que en todo el globo la recesión se ubicaría en -4,4 por ciento.
En realidad la IED ha caído en la región desde el pico de 174 546 millones de dólares alcanzado en 2012, por la relación entre esos flujos de capitales y los ciclos macroeconómicos y de precios de las materias primas.
Entre los resultados adelantados por la Cepal destaca la heterogeneidad entre países, con caídas en las entradas en 17 de ellos y aumentos en nueve. En 2019 los países que recibieron mayores inversiones fueron Brasil (43 por ciento del total), México (18), Colombia (nueve), Chile (siete) y Perú (seis por ciento).
En América Central las entradas de IED crecieron únicamente en Guatemala y Panamá, y en la subregión del Caribe destaca el caso de Guyana, que recibe inversiones para la explotación de hidrocarburos, así como la recuperación en República Dominicana y Trinidad y Tobago.
En el período 2010-2019, Europa se consolida como el inversor más importante en la región, seguido de Estados Unidos. Las inversiones intrarregionales, en tanto, se reducen de 12 a seis por ciento.
El informe destaca al sector de las energías renovables como el de mayor cantidad de anuncios de proyectos en el último quinquenio.
Sobre el comportamiento de las empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, la Cepal consigna un aumento de 75 por ciento en la salida de IED desde la región en 2019, aunque un análisis de la década completa muestra que la inversión latinoamericana ha perdido fuerza.
Finalmente, en el contexto de la actual pandemia, se señala que América Latina y el Caribe ha logrado un buen posicionamiento exportador en dispositivos médicos, impulsado precisamente por empresas transnacionales, destacándose los casos de México, Costa Rica y República Dominicana.
A-E/HM