Las pequeñas empresas pueden revitalizar el sudeste de Asia

Empresa maderera en Vietnam, una de las micro, pequeñas y medianas empresas que generan empleo y mejoran la economía del sudeste de Asia.
Vista de una mediana empresa maderera en Vietnam. Las micro, pequeñas y medianas empresas son las mayores empleadoras en todo el sureste asiático y representan una oportunidad para la recuperación de esas economías tras la covid-19. Foto: SECO

Fortalecer las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), con la innovación y la internacionalización, será clave para revitalizar las economías del sudeste de Asia devastadas por la pandemia covid-19, sostuvo un nuevo informe del Banco Asiático de Desarrollo (BAD).

Yasuyuki Sawada, economista jefe del BAD, destacó que “las mipymes de las economías del sudeste asiático se centran principalmente en los mercados nacionales y su nivel de espíritu empresarial sigue siendo sub-óptimo”.

Apoyar su desarrollo, “particularmente en la adopción de tecnología y la participación en las cadenas de suministro globales, contribuirá al crecimiento inclusivo y ayudará en los esfuerzos de recuperación de la covid-19”, agregó.

Las mipymes suman 97 por ciento de todas las empresas en el sudeste asiático, emplean 69 por ciento de la fuerza laboral y, entre 2010 y 2019, contribuyeron con 41 por ciento del producto interno bruto en la subregión.

En los 10 países estudiados por el BAD, Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam, las mipymes han respaldado el crecimiento económico experimentado durante los últimos 10 años.

Sin embargo, la pandemia hace retroceder este año las economías de la subregión, con un promedio de -3,8 por ciento según el BAD, con ligero margen positivo para Brunei, Myanmar y Vietnam, pero caídas de ocho por ciento en Tailandia, 7,3 por ciento en Filipinas y seis por ciento en Singapur.[pullquote]3[/pullquote]

Dependiendo del país, entre 61 y 89 por ciento de las mipymes se dedican a los servicios, muchas de ellas al comercio mayorista y minorista tradicional, y también operan abundantemente en áreas rurales, lo que las convierte en fuente de empleo para desempleados y trabajadores de la economía informal.

Sus operaciones “son típicamente de baja tecnología y enfocadas en el nivel nacional, con poco impulso de los propietarios a expandir su negocio”, observó el estudio.

De allí la importancia de “los jóvenes emprendedores, las empresas emergentes y las mipymes de base tecnológica, mucho más orientadas al crecimiento, que tienen una mentalidad innovadora y buscan aprovechar los mercados regionales y globales, aunque son una minoría en el sudeste asiático”.

El BAD considera que la infraestructura básica mejorada en las áreas rurales, como la electricidad, la penetración de internet y el transporte, puede atraer a más trabajadores con ideas de negocios innovadoras a las regiones capitales.

También, promover la internacionalización de las mipymes a través de su participación en cadenas de valor globales, hasta ahora limitada y la cual requiere de apoyo gubernamental bien organizado.

Aun así, las mipymes han contribuido con un promedio de 20 por ciento del valor de las exportaciones de la subregión en el período 2010-2018.

Los desafíos que enfrentan se han visto exacerbados por la covid, pues la demanda de sus productos y servicios ha disminuido desde el inicio de la pandemia, con el resultado de despidos y reducción de sus operaciones comerciales.

El estudio encontró que acceder a la financiación es el factor central que subyace en el sostén y crecimiento o no de las nipymes, y que el acceso limitado a los servicios financieros formales sigue siendo un problema estructural crítico.

Los préstamos bancarios a las mipymes promediaron 16,9 por ciento del total de préstamos bancarios durante 2010-2019, y los créditos en mora al sector alcanzaron a 4,1 por ciento de esos financiamientos, por encima del promedio de 2,0 de todo lo otorgado por la banca, aunque la morosidad tuvo tendencia a disminuir.

El BAD subrayó que las finanzas públicas desempeñan un papel fundamental en la reducción de la brecha financiera de las mipymes y actúa como una herramienta de asistencia de emergencia durante y después de crisis, desastres o choques como el representado por la covid.

Ese financiamiento debe sostenerse a través de modalidades como bancos especializados, fondos especiales, programas de préstamos blandos, facilidades de refinanciamiento, bonificaciones de tipos de interés, préstamos obligatorios o garantías crediticias, según el BAD.

También confiere un papel al financiamiento no bancario, de cooperativas de crédito, instituciones de microfinanzas, compañías financieras, casas de empeño y empresas de arrendamiento, aunque la masa financiera movida por ese sector solo representó 8,5 por ciento del total de préstamos bancarios en el período 2010-2019.

Finalmente, se recuerda que la presencia en línea de las mipymes es poco común en los países de la subregión, pues la mayoría de sus operadores prefiere las formas tradicionales de hacer negocios a través del contacto personal.

 

El estudio recomienda aprovechar el viraje que representa la reducción del contacto físico debido a la covid para alentar el cambio en las mipymes al uso de las transacciones digitales, pues el comercio electrónico ofrece nuevas oportunidades.

 A-E/HM

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