Nueve de cada 10 personas en el mundo respiran aire contaminado, recordó el secretario general de la ONU, António Guterres, al estrenarse este lunes 7 el primer Día Internacional del Aire Limpio.
El aire contaminado “causa alrededor de siete millones de muertes prematuras cada año, fundamentalmente en países de ingresos bajos y medios. La contaminación del aire también amenaza la economía, la seguridad alimentaria y el medio ambiente”, expresó Guterres.
Este primer día internacional en favor del aire limpio, y que se estrena bajo la consigna, “por un cielo azul”, corresponde a una resolución adoptada el 19 de diciembre de 2019 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.[pullquote]3[/pullquote]
La resolución destacó “la urgente necesidad de aumentar la conciencia pública sobre este tema en todos los niveles, y promover acciones para mejorar la calidad del aire”.
De acuerdo con las agencias de la ONU que trabajan sobre la salud y el ambiente, la actual pandemia covid-19 “destaca la urgencia de abordar la contaminación del aire en beneficio de la salud humana, al tiempo que enfatiza la necesidad de avanzar hacia la sostenibilidad a nivel individual, nacional y global”.
Las muertes por repercusiones de la mala calidad del aire, a lo que se expone 92 por ciento de la población mundial, pueden aumentar en 50 por ciento en las próximas tres décadas, si no se produce una “intervención agresiva” para mejorar esa calidad.
Pero además hay hechos como que solo la contaminación por ozono es responsable de la pérdida de 52 millones de toneladas de cultivos cada año en todo el mundo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma, dijo que “la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud humana, con impacto desproporcionado en los más pobres, costos debidos a gastos en salud, y reducción de la productividad, de los rendimientos agrícolas y de la competitividad de las ciudades”.
Entre los focos de degradación del aire se cuentan los vertederos de desechos o basurales a cielo abierto, en particular en países en desarrollo, en los que aún se depositan alrededor de 40 por ciento de los residuos de todo el mundo.
En América Latina y el Caribe unas 145 000 toneladas se destinan cada día a este tipo de basurales, donde la descomposición y quema de residuos genera potentes gases que contaminan la atmósfera, provocan severos daños a la salud humana y contribuyen al cambio climático.
Informes del Pnuma y la Organización Mundial de la Salud (OMS) dicen que las partículas contaminantes que desde los pulmones llegan a la sangre causan “un tercio de las muertes por accidente cerebrovascular, una cuarta parte de los ataques cardíacos, y enfermedades respiratorias crónicas y cáncer de pulmón”.
Guterres dijo que “limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados (por encima de los valores de la era preindustrial) ayudará a reducir la contaminación del aire, las muertes y las enfermedades”.
Sostuvo que “los cierres de este año (dispuestos para tratar de contener la pandemia) han hecho que las emisiones disminuyan drásticamente, lo que ha permitido respirar un aire más puro en muchas ciudades”.
Sin embargo, el titular de la ONU resaltó “la necesidad de llevar a cabo un cambio drástico y sistémico, ya que las emisiones de gases contaminantes están creciendo de nuevo, y en algunos lugares están superando los niveles anteriores a la covid-19”.
“Hoy más que nunca se necesitan normas, políticas y leyes ambientales reforzadas que impidan las emisiones de contaminantes atmosféricos. Los países también deben poner fin a los subsidios para los combustibles fósiles”, abundó Guterres.
A-E/HM