América Latina debe reforzar su compromiso con los derechos humanos de las poblaciones afrodescendientes y redoblar esfuerzos contra el racismo y la discriminación, destacó un encuentro virtual de expertos de la región cuyos resultados se divulgaron este martes 22.
En la región viven al menos 134 millones de afrodescendientes, 21 por ciento de su población, según dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) desde su sede en esta capital.
Bárcena consideró en el diálogo que la crisis derivada de la pandemia covid-19 “debe aprovecharse como oportunidad para un cambio de paradigma y sentar definitivamente las bases para implementar en la región un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo y libre de racismo y discriminación”.
“Las personas afrodescendientes continúan rezagadas en la mayoría de los indicadores socioeconómicos y siguen siendo, junto con los pueblos indígenas, el segmento más persistente de la población de la región que vive en la pobreza”, dijo Bárcena.[pullquote]3[/pullquote]
Esa situación es “fruto de una historia de subyugación endémica y estructural, marginación, discriminación y racismo”, agregó.
Opinó que “las tremendas secuelas de la esclavitud, que enriquecieron a las élites coloniales, no fueron subsanadas por su abolición ni por los Estados-nación, sino por el contrario, se consolidaron, ubicando a las personas afrodescendientes en una posición de subordinación y de desventajas políticas, económicas y sociales”.
Aunque en la región no se implementaron políticas de segregación racial como en Estados Unidos, “la ideología del mestizaje impuesta en la primera mitad del siglo pasado condujo a invisibilizar la existencia afrodescendiente en varios países”.
Bárcena dijo que eso se tradujo en desconocimiento de los aportes de la cultura negra al desarrollo de las naciones latinoamericanas, “ocultando y perpetuando así las desigualdades raciales y el racismo secular, que hoy, frente a la pandemia, literalmente mata”.
Por todo ello llamó a mayores esfuerzos para instrumentar el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, necesarios para “no dejar a nadie atrás”, en la búsqueda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), planteados por las Naciones Unidas para el años 2030.
El Consenso de Montevideo, de 2013, recogió el compromiso de los países de la región para trabajar contra la discriminación racial, la xenofobia y formas conexas de intolerancia, con la participación de las comunidades afrodescendientes.
Se destacó el compromiso de “abordar las desigualdades de género, raza, etnia, generacionales, teniendo en cuenta las intersecciones de estas dimensiones en las situaciones de discriminación que sufren las mujeres y especialmente las jóvenes afrodescendientes”.
A su vez, el ODS 10, “Reducir la desigualdad en y entre los países”, tiene como meta 10.2 “de aquí a 2030, potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición”.
Harold Robinson, director regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas, advirtió que en la región “hay un vacío importante en materia de datos desagregados por etnia y raza en la mayoría de los países, lo que dificulta conocer con amplitud los impactos que la pandemia tiene sobre la población afrodescendiente”.
“Por ejemplo, en Brasil (el tercer país con más casos de covid en el mundo), el más reciente boletín epidemiológico indica que 38,2 por ciento de contagios por covid-19 corresponden a la población afrobrasileña, mientras que para la población blanca este porcentaje es del 33,4 por ciento”, apuntó Robinson.
El viceministro de Poblaciones Vulnerables de Perú, Gerardo Zavaleta, dijo en el intercambio que es indispensable que los gobiernos de la región se empeñen en garantizar que la población afrodescendiente tenga acceso en condiciones de igualdad a bienes y servicios básicos”.
Mencionó, entre otros, acceso a una vivienda adecuada, a servicios de agua, electricidad y saneamiento, a nuevas tecnologías, a la salud, educación y al empleo decente.
También abogó por que se refuerce el Consenso de Montevideo pues “además de la búsqueda de la igualdad y la inclusión social de las poblaciones afrodescendientes, nuestras acciones deben encaminarse decididamente a la lucha contra el racismo y la xenofobia”.
A-E/HM