La economía de África puede retroceder más de tres por ciento en 2020 al paso de la pandemia de covid-19, lo que llevaría a perder 30 millones de empleos y a la caída en pobreza crítica de decenas de millones de personas, indicó un informe del Banco Africano de Desarrollo (AfDB en inglés).
El continente está muy mal preparado para contener la expansión de la covid y la alternativa es responder de manera coordinada, focalizada y rápida para contener sus impactos, señaló el informe difundido este martes 15.
La caída prevista por el AfDB en el primer semestre de 2020 era de 1,7 por ciento del producto bruto (PIB) regional, en caso de que el impacto de la covid fuese de corta duración, pero su prolongación lleva al segundo escenario, una contracción de hasta 3,4 por ciento en 2020 y su continuidad en el 2021.
Del PIB regional que se preveía para este año, 2,59 billones (millones de millones) de dólares, la contracción puede arrancar hasta 190 000 millones de dólares, más unos 47 000 millones en pérdidas que se arrastrarían para el 2021.
De los 54 países africanos, los más afectados son los que tienen sistemas de salud deficientes, los que dependen principalmente del turismo, de las exportaciones de productos básicos, y aquellos con una alta carga de deuda y una alta dependencia de los volátiles flujos financieros internacionales.
El retroceso incide sobre los ingresos fiscales y, urgidos los países de expandir el gasto social para encarar la pandemia, se acentúa el déficit fiscal, que en la región puede alcanzar nueve por ciento del PIB, y también se elevan los niveles de deuda.
Se teme un desplome de las remesas, que fueron de 82 800 millones de dólares en 2018 y 86 200 millones en 2019, con países enteros muy dependientes de ellas, como Cabo Verde, Comoras, Gambia, Lesotho, Liberia y Senegal.
También por la caída en la inversión extranjera directa, que alcanzó 45 900 millones de dólares en 2018 y 49 000 millones en 2019, y también, debido a la recesión que afecta a todo el globo, puede mermar la ayuda oficial al desarrollo.
Con ese panorama económico, se teme que la pobreza extrema (la de quienes sobreviven con menos de 1,90 dólares al día) aumente de 425 a 453 millones de africanos, y que en 2021 se agreguen otros 34 millones de personas o incluso más, dependiendo del comportamiento de la salud y la economía.
En 2019 había 773,4 millones de personas empleadas en África, y 30 millones podrían perder sus empleos si la caída del PIB alcanza 3,4 por ciento.
Los más afectados serán los trabajadores pobres, que representan casi la mitad de los empleados, y la crisis también afectará a los empleos que sobrevivan, al disminuir las horas de labor y las remuneraciones.
El impacto se sentirá aún más en los sectores más vulnerables, como los jóvenes y las mujeres, que son mayoría en el sector informal de la economía o que en el sector formal solo tienen oportunidades laborales ocasionales, según el AfDB.
Por otra parte, el informe subraya que la propagación del virus de la covid depende de la preparación de los países para separar y atender a las personas infectadas, y sostiene que África no está preparada para contener la pandemia.
La covid alcanzó ya a 1,36 millones de africanos, casi la mitad de ellos en Sudáfrica, con más de 32 000 fallecidos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El informe cita el Índice de Seguridad Sanitaria Global, según el cual 33 de los 54 Estados africanos están muy mal equipados y preparados para responder al brote.
Solo tres países, Libia, Mauricio y Túnez, alcanzaron en 2017 la meta de la OMS de un médico por cada 1000 habitantes, mientras que Burkina Faso, Burundi, Liberia, Mozambique y República Centroafricana tenían menos de uno por cada 10 000.
Más de 20 países tienen menos de una cama de hospital por 1000 habitantes, y el continente fabrica menos de dos por ciento de los medicamentos que consume.
Ante esa situación, el AfDB recomienda una respuesta coordinada, secuenciada y en múltiples frentes, lo que implica una respuesta de salud pública para contener la propagación del virus y minimizar las muertes, y una respuesta de política monetaria para aliviar las restricciones de liquidez y los riesgos de solvencia.
En otros frentes, una respuesta fiscal para amortiguar los impactos de la pandemia en los medios de vida y para ayudar a las empresas, políticas del mercado laboral para proteger a los trabajadores y sus puestos de trabajo, y políticas estructurales para permitir que las economías africanas se reconstruyan.
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