Las agencias de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas lanzaron programas de auxilio a la población de Beirut, la capital libanesa golpeada por una explosión el 4 de agosto que causó al menos 200 muertos, 6000 heridos y daños a 170 000 viviendas, al puerto, y a empresas e instalaciones de servicios.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) despachó al Líbano 17 500 toneladas de harina de trigo y trigo sin procesar, suficiente para reponer las reservas de la población afectada durante tres meses.
“Miles de personas han quedado sin hogar y hambrientos. Estoy muy afligido”, dijo el director ejecutivo del PMA, David Beasley, a su llegada al Líbano, un país de 6,8 millones de habitantes que importa 85 por ciento de los alimentos que consume, principalmente a través del dañado puerto de Beirut.
Junto con la distribución de alimentos, el PMA y la organización católica Cáritas sostienen dos centros de elaboración y distribución de comidas gratuitas, para personas necesitadas y los voluntarios que recogen escombros en las calles.
Responsables del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estimaron que unas 100 000 personas quedaron sin empleo por la explosión, agravando la crisis económica ilustrada por el cierre de 5000 fábricas y 800 restaurantes en 2019 y en 2020, tras el arribo de la pandemia covid-19.
El PNUD se propone “apoyar la recuperación económica y la protección social con la reactivación de empresas y de los medios de vida en las zonas más afectadas, según dijo la asesora del programa para situaciones de crisis, Rekha Das.
“Crearemos empleo, proporcionaremos subvenciones en efectivo y préstamos para la reactivación sostenible de pequeñas y medianas empresas. En particular, para las muchas mujeres que han perdido sus medios de vida”, afirmó Das.
Das dijo que analizan los escombros para establecer los que pueden reciclarse, los de tipo médico y electrónico que requieren tratamiento especial y, como la explosión ocurrió en el puerto, aún se desconoce el impacto ambiental sobre las aguas del Mediterráneo oriental.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) elaboró un programa de asistencia a 100 000 niños y niñas afectados por la explosión, y apeló a los donantes para reunir los 46,7 millones de dólares que requiere para esos auxilios.
Una portavoz de Unicef en Líbano, Violet Speek-Warnery’s, dijo que el programa de asistencia a la infancia apunta a respaldar la seguridad de los niños, rehabilitar servicios básicos esenciales y apoyar a los jóvenes.
El programa incluye atención a la salud mental y apoyo psicosocial para ayudar a los niños y a sus familias a recuperarse del trauma, servicios de protección contra la violencia de género, suministro de kits de higiene y donaciones de emergencia en efectivo para que las familias más vulnerables atiendan necesidades básicas.
El restablecimiento de servicios esenciales comprende reparar sistemas de agua y saneamiento, rehabilitar 16 centros de salud y abastecerlos de insumos, y reconstruir varias escuelas que fueron dañadas por el estallido.
También se prevé capacitar a miles de adolescentes con conocimientos de carpintería, plomería y construcción para que participen en los esfuerzos de reconstrucción de su país.
En Beirut viven unos 200 000 refugiados, de los aproximadamente 1,5 millones que alberga Líbano, principalmente sirios y palestinos, y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) constató la muerte de al menos 34 de ellos por la explosión.
Acnur también desarrolla un plan de protección y ayuda a familias de refugiados víctimas del estallido, a un costo de 12 millones de dólares durante tres meses.
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