El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, en inglés) acordó sumar 700 millones de dólares a decenas de proyectos ambientales en 30 países del Sur en desarrollo, al concluir este jueves 4 la reunión, virtual, del Consejo que dirige a sus 183 instituciones integrantes.
Los proyectos abarcan protección de la diversidad marina, manejo de productos químicos, uso de la tierra, tráfico de vida silvestre, transporte ecológico, resiliencia ante el cambio climático y apoyo a comunidades vulnerables en ocho naciones.
Estos países, Burkina Faso, Djibouti, Haití, Laos, Liberia, Mauritania, Tanzania y Yemen, recibirán en total 60 millones de dólares en apoyo a programas agrícolas y pesqueros, así como de ayuda a comunidades vulnerables en el marco de la lucha contra la covid-19.
Los recursos del GEF ayudarán a movilizar, con la participación de gobiernos y otros socios en operaciones de cofinanciamiento, un total de 3000 millones de dólares.
El fondo destacó que se reforzarán tres programas ya en marcha: el de protección de la vida silvestre, el de movilidad eléctrica y el de sistemas alimentarios, uso de la tierra y restauración. Y se agregan dos nuevos programas, uno especial sobre los océanos y otro para reducir el empleo del mercurio en la producción de oro.
Se respaldará el programa de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en la protección de 12 millones de hectáreas de áreas oceánicas más allá de las jurisdicciones nacionales, y las cuales están degradadas por la sobrepesca, la contaminación e impactos del cambio climático.
También planes en varios países donde la minería artesanal en busca de oro degrada el ambiente al usar mercurio, con medidas de reorientación de esa actividad.
Los programas de protección de la vida silvestre en los que participa el GEF cubren nueve países de África oriental y del sur, más Camerún, Congo, Gabón y Malí, y seis asiáticos: Afganistán, Filipinas, India, Indonesia, Tailandia y Vietnam.
Se apoyará a las comunidades para evitar la caza furtiva, por ejemplo de rinocerontes en África cuyos cuernos tienen gran demanda en el sureste asiático.
El programa de impacto de sistemas alimentarios, uso de la tierra y restauración abarca 23 países para animar cambios en los sistemas de producción de alimentos e incluye desde países de gran tamaño como Brasil, China, India y México, hasta territorios menos extensos como Burundi y Liberia.
Y el apoyo al programa de movilidad eléctrica busca ayudar a países en desarrollo a desplegar una red de vehículos eléctricos de dos ruedas, de tres, y autos, camiones y autobuses movidos con electricidad para reducir las emisiones de carbono.
Entre los beneficiarios de ese programa global están Antigua y Barbuda, Burundi, Chile, Costa Rica, India, Costa de Marfil, Jamaica, Madagascar, Maldivas, Perú, Seychelles, Sierra Leona, Santa Lucía, Togo y Uzbekistán.
La FAO celebró que el GEF respalde con 176 millones de dólares 24 de sus programas, entre ellos el de sistemas alimentarios y uso de la tierra que se aplica en Guinea, Kenia, Nicaragua y Uzbekistán, y el de restauración de tierras secas en Tanzania y en el norte de Perú.
Hay proyectos binacionales, como el de asistir a Camboya y Vietnam para vigilar y gestionar en conjunto las aguas subterráneas en la región del delta del Mekong, y el de Brasil y Uruguay para el manejo de la laguna Merín, que comparten.
Junto a la bocanada de optimismo por el nuevo apoyo a los programas, el Consejo del GEF también escuchó una advertencia de su presidenta, la japonesa Naoko Ishii, quien traspasará su cargo en agosto al hasta ahora ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, Carlos Manuel Rodríguez:
“Estamos viviendo más allá de la capacidad de carga de nuestro planeta, poniendo a los sistemas humanos y naturales en un curso de colisión: covid-19 es la manifestación de este hecho”, sentenció.
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