En varios países de Europa y de América, el nuevo coronavirus SARS-CoV2 podría haber empezado a transmitirse localmente —es decir, sin depender de viajeros infectados— a mediados de enero y principios de febrero de 2020, un mes antes de lo reportado oficialmente, según un estudio realizado por un grupo de científicos brasileños y uruguayos.
En Europa, Francia registró el primer caso de covid-19 el 25 de enero, en un hombre que había viajado a China. En América, Estados Unidos fue el primer país del continente en identificar un caso el 21 de enero, también en otro hombre que había visitado China. Oficialmente, desde febrero se consideraba que la transmisión de SARS-CoV2 ya era comunitaria en ambas regiones.
No obstante, debido a que la «sustancial fracción de individuos asintomáticos pero capaces de infectar» facilitó la diseminación del virus en esos países antes de su detección, es difícil establecer la fecha real del inicio de la transmisión comuntaria, destacó el estudio latinoamericano. Este tipo de transmisión se refiere a cuando ya no se pueden relacionar los casos de contagio confirmados a partir de un caso conocido anterior.
Para intentar estimar esa fecha, investigadores de laboratorios y centros de inmunología molecular y bioinformática de la Universidad Federal del Espírito Santo y la Fundación Oswaldo Cruz de Brasil, junto con expertos del Centro Regional Norte de la Universidad de la República de Uruguay, desarrollaron un método estadístico de estimación para predecir la fecha de inicio de la propagación comunitaria del SARS-CoV-2 en diferentes países a partir del número acumulado de muertes reportadas durante la etapa temprana de la epidemia.
Para ello seleccionaron a China, a países de Europa occidental (Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, España, Gran Bretaña); América del Norte (Estados Unidos) y América del Sur (Brasil), los más afectados hasta el 5 de abril de 2020.
Los resultados de su investigación —publicados en la brasileña ‘Memorias do Instituto Oswaldo Cruz’ el 20 de abril— respaldan que el SARS-CoV-2 probablemente comenzó a propagarse en todos los países analizados «mucho antes de que la transmisión comunitaria fuera reconocida oficialmente y se implementaran medidas de control», como cierre de fronteras y distanciamiento, concluyó el estudio.
La investigación concluye que los hallazgos «sugieren que la transmisión comunitaria empezó alrededor de mediados de enero en Italia, y entre mediados de enero y principios de febrero en el resto de los países» estudiados.
En América del Sur, una de las últimas regiones en declarar la transmisión comunitaria del SARS-CoV2, el estudio estima que el virus comenzó a circular en Brasil a principios de febrero, más de 20 días antes de detectado el primer caso (26 de febrero).
Esta información, destacó el estudio, «es especialmente importante a la luz de los estudios que muestran que el SARS-CoV-2 muy probablemente entrará en una circulación regular después de la ola pandémica inicial, causando brotes recurrentes en los próximos años cuya frecuencia e intensidad dependen de las características biológicas del virus que aún no se conocen bien, como la duración de la inmunidad que puede inducir el SARS-CoV2».
«En este escenario, la vigilancia virológica intensa es fundamental para detectar temprano la reaparición del virus, informar a los sistemas de rastreo de contactos y proporcionar evidencia para llevar a cabo medidas de control», subrayaron los investigadores.
Consultados por SciDev.Net, los autores prefirieron no hacer comentarios sobre su trabajo porque fue presentado como pre-print, una modalidad de publicación científica que permite difundir los datos aún sin haber sido revisado por pares, como ocurre habitualmente con la publicación en revistas científicas.
No obstante, los autores destacaron que sus datos ayudan a «señalar una ventana de tiempo probable para la diseminación del SARS-CoV2 en diferentes países». Subrayan que aún existen limitaciones para establecer una fecha exacta, y que «la hipótesis debe confirmarse o refutarse con análisis moleculares de muestras recientes o anteriores».
La falta de pruebas y la gran proporción de individuos asintomáticos «restringen profundamente» la capacidad de la mayoría de los países para contar el verdadero número de infecciones por SARS-CoV-2, discutió el paper.
El estudio apoya que las medidas de control deben adoptarse tan pronto se detecten los primeros casos importados en una nueva región geográfica.
Consultado por SciDev.Net, Gilbert David Loría-Masís, profesor de inmunología y patogénesis viral de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica (UCR), consideró que el artículo ofrece un aporte a la comunidad científica de cómo se comporta el virus.
«Estos modelajes matemáticos son estimaciones. Los autores tomaron ciertos parámetros y sacaron sus resultados con coeficientes de seguridad», comentó.
Según él, este artículo contribuye para reforzar la idea de que las medidas de contención a futuro se tienen que aplicar dos o tres semanas antes de que haya replicación activa en la población.
Para Andrés Báez-Astúa, microbiólogo químico clínico de la Dirección de Red Integrada de Prestación de Servicios de Salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), «es necesario conocer la fecha que empezó la transmisión comunitaria del virus para conocer qué etapa puede estar pasando la enfermedad en determinada región y qué tanto ha logrado penetrar en la población», dijo a SciDev.Net.
La alta tasa de contagio de asintomáticos y sintomáticos leves pudo haber provocado que el virus se hubiera transmitido mucho antes de ser detectado, sostuvo Báez-Astúa, quien actúa en la supervisión de laboratorios de Guanacaste y prepara informes de covid-19 en la región.
Consultado sobre la alta probabilidad de que el virus entre en circulación regular de contaminación causando brotes recurrentes en los próximos años, Loría-Masís indicó que su predicción concuerda con la del estudio.
«Este virus se va a comportar como la mayoría de los cientos de virus respiratorios que nos infectan todos los años. El problema es que es la primera vez que este virus circula y que la población no está inmunológicamente preparada. Luego, cuando bajemos las medidas de contención va a haber brotes en otras latitudes del planeta», arguyó.
Los entrevistados concuerdan con el estudio de que hay que intensificar la vigilancia virológica en los países para detectar tempranamente y realizar medidas sanitarias efectivas y eficientes.
El microbiólogo de la CCSS resaltó que los sistemas de vigilancia brindan al país un parámetro para que se tomen decisiones preventivas oportunas a fin de disminuir la aparición de casos severos.
Hace falta “robustez, más comunicación y más voz del científico y que los políticos entiendan y confíen en lo que la comunidad científica comunica. Eso es lo fundamental», sostuvo Loría-Masís.
Este articulo fue publicado originalmente por SciDev.net.
RV: EG