Una mujer espera su turno para comprar en la farmacia del pueblo de Juayúa, en el oeste de El Salvador, detrás del fúsil de un militar. El Ejército se ha sumado a la Policía Nacional Civil en el patrullaje en las ciudades y pueblos del país para hacer cumplir la cuarentena, con orden de detener a quienes incumplan el confinamiento en los hogares. A este escenario llegan los deportados por Estados Unidos y México. Foto: Giuseppe Dezza/IPS

Estrella Gutiérrez

La pandemia de la covid-19 ha dejado al descubierto, una vez más, la vulnerabilidad de los migrantes indocumentados centroamericanos: vuelven a sus comunidades deportados, vistos como portadores de la nueva peste, o son abandonados a su suerte en puestos fronterizos

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