La región América Latina y el Caribe padecerá en 2020 la mayor recesión de su historia, con una caída de -5,3 por ciento de la actividad económica, como consecuencia de la covid-19, advirtió este martes 21 un nuevo informe de la Cepal.
Los efectos de la pandemia “generarán la recesión más grande que ha sufrido la región desde 1914 y 1930. Se prevé un fuerte aumento del desempleo con efectos negativos en pobreza y desigualdad”, declaró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
Para encontrar una contracción de magnitud comparable en la región hace falta retroceder hasta la Gran Depresión de 1930 (-5,0 por ciento) o más aún hasta 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial (-4,9 por ciento), señaló el informe de la agencia regonal de las Naciones Unidas, lanzado en su sede en Santiago de Chile .
La recesión prevista llega al cabo de siete años de bajo crecimiento, con un promedio acumulado de 0,4 por ciento entre 2014 y 2019.
La crisis del coronavirus se ha transmitido a la región a través de una reducción del comercio internacional, la caída de los precios de los productos primarios, mayor aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales, una menor demanda de servicios turísticos, y una reducción de las remesas.
La Cepal prevé que América del Sur se contraiga -5,2 por ciento debido a que varios países de esta zona se verán muy afectados por la caída de la actividad de China, que es un importante mercado para sus exportaciones.
En América Central la caída sería de -2,3 por ciento afectada por la caída en el turismo y la reducción de la actividad de Estados Unidos, su principal socio comercial y fuente de remesas, mientras que el Caribe se contraería en -2,5 por ciento al reducirse la demanda de servicios turísticos.
La interrupción de las cadenas de valor producida por la pandemia impactará con mayor intensidad en las economías brasileña y mexicana, que poseen los sectores manufactureros más grandes de la región. México además se verá golpeado por la caída en los precios del petróleo.
Se anticipa un importante deterioro de los indicadores laborales, con la tasa de desempleo ubicada en torno a 11,5 por ciento, 3,4 puntos porcentuales sobre el 8,1 por ciento de 2019. Los desempleados en la región serán 37,7 millones, en una población activa de 465 millones.
Las pequeñas y medianas empresas, con más de 50 por ciento del empleo formal, acusarán un fuerte impacto por la crisis en 2020.
La desigualdad de género se acentuará con medidas como el cierre de las escuelas, el aislamiento social y el aumento de personas enfermas, pues aumentará la sobrecarga de trabajo no remunerado para las mujeres.
La caída del producto y el aumento del desempleo tendrán impacto negativo directo sobre los ingresos de los hogares y su posibilidad de satisfacer las necesidades básicas. La tasa de pobreza aumentaría en 4,4 puntos porcentuales.
Al pasar de 30,3 a 34,7 por ciento el número de personas en situación de pobreza se incrementará en 29 millones para llegar a 216 millones. Y en pobreza extrema caerían otros 16 millones de personas, pasando de 11 a 13,5 por ciento de los habitantes de la región.
Bárcena dijo que “los países de la región han anunciado medidas importantes, las que deben ser reforzadas con la ampliación del espacio fiscal, y es urgente acceder a recursos financieros con base en un apoyo flexible de los organismos multilaterales”.
Esos flujos deben acompañarse de “líneas de crédito a bajo costo, alivios del servicio de la deuda y eventuales condonaciones”, dijo la máxima funcionaria de la Cepal.
Los líderes del G20, el grupo de mayores economías industriales y emergentes, “deben apoyar que las organizaciones multilaterales presten a tasas de interés favorables y alivien de la deuda de los países altamente endeudados, aplazándola o condonándola”, insistió Bárcena.
La región debe “prepararse para el mundo post covid-19, pensar el futuro en la nueva geografía económica ante la elevada dependencia de manufacturas importadas”, planteó.
“Para incidir en la nueva economía mundial, la región debe avanzar hacia una mayor integración en lo productivo, comercial y tecnológico. La coordinación de nuestros países en materia macroeconómica y productiva es crucial”, concluyó Bárcena.
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