Los 85 países más pobres, con cerca de la mitad de los 7700 millones de habitantes del planeta, necesitan duplicar sus gastos de salud ante la pandemia covid-19, advirtió este lunes 30 la coalición de lucha contra la pobreza Oxfam.
“Si no se actúa de manera inmediata con una ambición nunca antes vista, podríamos estar ante la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”, afirmó el director de Oxfam, José María Vera.
Un estudio de la universidad británica Imperial College proyectó que, a menos que se tomen medidas urgentes, hasta 40 millones de personas en todo el mundo podrían perder la vida a lo largo del próximo año.
Las agencias de Naciones Unidas han advertido que el daño podría ser mucho mayor en los países pobres, con poblaciones vulnerables, economías débiles y sistemas de salud y de otros servicios muy deficientes, al punto de que hasta 3000 millones de personas carecen de acceso al agua apta para el consumo.
Oxfam ha pedido que se movilicen 159 000 millones de dólares en ayuda a países pobres y que además se cancelen sus obligaciones de deuda, para financiar un plan de salud pública y de respuesta de emergencia ante la pandemia.
El diferimiento en los pagos de deuda, y la condonación de al menos una parte de ella, es reclamado con insistencia por entidades del Sur global, a fin de liberar recursos con los cuales combatir la pandemia y evitar el desplome de las economías.
La ayuda a los países pobres les ayudaría a evitar la propagación de la enfermedad y a reforzar la capacidad de sus sistemas de salud para tratar a las personas afectadas, remarcó Oxfam.
Si la pandemia ha causado una ola de sufrimiento en países ricos, colapsando algunos de los mejores sistemas de salud del mundo, “la propagación del actual virus en numerosas naciones pobres supondrá un desafío todavía mayor para la salud pública, al exacerbar los efectos de la enfermedad”, apuntó Vera.
A deficiencias como acceso seguro al agua para la elemental lavada de manos, se agrega que millones de personas no acceden a atención médica, y viven en condiciones de hacinamiento en viviendas precarias o campamentos de refugiados donde no puede aplicarse otra medida de prevención, el distanciamiento social.
En Malí, puso como ejemplo Vera, hay tres respidadores –para tratar el coronavirus- por cada millón de personas, y en Zambia hay un médico por cada 10 000 habitantes.
Las mujeres pueden ser las más afectadas, pues suponen 70 por ciento de la fuerza laboral en el sector salud, y asumen la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado.
Sin embargo, según la experiencia de Oxfam en la lucha contra el virus de Ébola en África, “si actuamos rápido es posible detener esta enfermedad y sus catastróficos impactos. Pero la respuesta debe ser inmediata y a una escala sin precedentes”.
Según cálculos de la coalición, al duplicar el gasto en salud en países pobres, con 159 000 millones de dólares, se erogaría “menos de 10 por ciento del plan de estímulo financiero de Estados Unidos para amortiguar la crisis covid-19 en ese país”.
El plan que promueve Oxfam contempla que el planeta disponga de otros 10 millones de profesionales de la salud, remunerados y protegidos, además de llevar financiación, equipos y materiales al personal médico y a las trabajadores y trabajadores humanitarios que se encuentran sobre el terreno.
También propone acceso gratuito a la atención médica, y ofrecerse exámenes de diagnóstico y tratamientos de manera gratuita.
Los gobiernos deben poder hacer uso de toda la capacidad de atención médica en sus países, garantizando que todas las instalaciones, ya sean públicas o privadas, se utilicen para luchar contra el virus y cubrir el resto de necesidades médicas esenciales.
Las vacunas y los tratamientos, según la coalición, “deben ser un bien público universal y debe alcanzarse un acuerdo mundial para que, cuando estén listos, los tratamientos y las vacunas estén rápidamente disponibles para todas las personas que los necesiten, de manera gratuita”.
“Solo podremos superar esta pandemia si actuamos en todos los países y para todas las personas. Nadie está a salvo hasta que todo el mundo lo esté”, concluyó Vera.
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