Los derechos de las mujeres, primeras víctimas de los conflictos

En escenarios de conflicto, mujeres y niñas ven violados sus derechos, debiendo enfrentarse a la explotación, el acoso sexual y la violación o la amenaza del matrimonio infantil o concertado por dinero
Lejos de casa, en campos provisionales, ir a las letrinas o a recoger leña son actividades peligrosas para las mujeres, habituales víctimas de violencia sexual o física. El simple hecho de registrarse como refugiadas puede plantear importantes problemas, Foto: Sylvain Cherkaoui/Oxfam

En Yemen hay familias forzadas a casar a sus niñas de tierna edad para poder comprar comida y en Sudán del Sur una adolescente tiene tres veces más posibilidades de morir durante el parto que de terminar la escuela primaria, destacó Oxfam en un reporte sobre el deterioro de los derechos de las mujeres en escenarios de conflicto.

Al estallido de un conflicto o una crisis marcada por la violencia “le siguen el desplazamiento de personas, el hambre y la pobreza. A menudo, los derechos de las mujeres son las primeras víctimas”, amén de que esos derechos ya estaban amenazados en sus lugares de vida ates del desplazamiento forzoso.

Según el informe de la coalición no gubernamental contra la pobreza, una de cada cinco mujeres refugiadas o desplazadas en emergencias humanitarias sufre violencia sexual, las niñas de países afectados por conflictos tienen 2,5 veces más probabilidades de no estar escolarizadas que otras niñas y 60 por ciento de las muertes maternas prevenibles se dan en situaciones de desplazamiento o conflicto.

Cuando huyen de un conflicto y se asientan en campos de refugiados, las mujeres “se enfrentan a la explotación, el acoso sexual y la violación, a la amenaza del matrimonio infantil o concertado por dinero, o se ven obligadas a recurrir al sexo para poder cubrir sus necesidades básicas de alimento, refugio y desplazamiento”, apuntó el texto.

En Siria (que este mes cumple nueve años en estado de guerra), Oxfam presentó el testimonio de Wadha (nombre ficticio para proteger su identidad), quien vive en la nororiental zona de Deir Ez-Zor y huyó de su casa cuando ocuparon la región combatientes del grupo radical Estado Islámico.

Su familia creyó que huirían durante unas semanas, pero pasaron años antes de poder regresar. Sus medios de vida desaparecieron y debió recolectar hierbas para sobrevivir. Ahora es parte de un programa de Oxfam, “Dinero por trabajo”, que le permite comprar sus alimentos.

Fatouata, de 31 años y madre de cinco hijos, vivía en un poblado de Burkina Faso criando algún ganado y cultivando hierbas y tomates. Cuando grupos armados irrumpieron en el pueblo, huyó con su familia, como otros 800 000 desplazados internos por los conflictos.

Vive en un campo de refugiados cerca de su pueblo, al que una vez regresó a buscar herramientas, solo para presenciar una paliza que le dieron a su madre. “Vivo aterrorizada, el miedo no me abandona, mi madre ya no sale de casa y dice que jamás regresará”, a su lugar de origen.

En Yemen, que padece una guerra civil desde 2015, “dos tercios de la población no saben cómo conseguirán su próxima comida. Viven a diario bajo la amenaza del conflicto, las enfermedades y el hambre”, dice el reporte.

Las mujeres (76 por ciento de las personas desplazadas internas en el país), representan gran parte de las víctimas civiles. Casi un tercio de los hogares de personas desplazadas están encabezados por mujeres, 21 por ciento de ellas menores de 18 años y en algunos casos obligadas a recurrir a medidas desesperadas para conseguir alimentos.

Oxfam habló con familias en la provincia de Amran, en el norte. Estas familias, aisladas y hambrientas tras haber huido de sus hogares, se habían visto obligadas a casar a sus hijas (en un caso, con apenas 3 años) para poder comprar comida y, así, poder salvar al resto de la familia.

En Sudán del Sur, que ha vivido seis años de guerra civil después de su independencia, “millones de personas continúan viviendo desplazadas de sus hogares y millones más están al borde de la hambruna”, recordó el informe de la coalición humanitaria.

Durante la guerra “la violencia sexual (violaciones, mutilaciones y torturas) era un arma habitual, y 65 por ciento de las mujeres y las niñas han experimentado violencia sexual  o física”.

En ese país del este africano “73 por ciento de las niñas están sin escolarizar, y el matrimonio es el principal motivo de abandono escolar entre las niñas. Muchas familias casan a sus hijas por la dote y así poder sobrevivir”.

En Nyal, un pueblo de Sudán del Sur donde Oxfam ayuda en la construcción de escuelas y dotación de materiales de enseñanza, “el índice de matrimonio infantil era de 71 por ciento, y diez por ciento de las niñas se casaba antes de los 15, algunas incluso con apenas 12 años”.

A-E/HM

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