Gigante Itaipú y bacterias se alían por energía y ambiente limpios

“Antes era engorroso, almorzaba con las moscas”, recuerda entre risas Pedro Colombari, en su hacienda de 400 hectáreas donde engorda 5000 cerdos y cría 400 vacunos en un pequeño municipio del sur de Brasil.

La producción de biogás alejó los vectores de enfermedades, al extraer los gases de los excrementos animales a través de la biodigestión anaeróbica hecha por bacterias. Desaparecieron las lagunas de decantación para el estiércol, que “producían 99 por ciento de las moscas”, según Colombari.

Con el biogás este productor genera electricidad compartida con propiedades vecinas en una micro-red instalada en el municipio de São Miguel do Iguaçu, a 42 kilómetros de Foz do Iguaçu, en la frontera de Brasil con Argentina y Paraguay.

 

Para su colega Ademir Escher, el gran beneficio fue la reducción de “70 a 80 por ciento del mal olor” que exhalaba el estiércol con que él fertiliza su siembra de heno.

Desde julio pasado, los excrementos de los 1200 cerdos que él engorda en su finca de tres hectáreas producen biogás para la minicentral eléctrica de la alcaldía de Entre Ríos, a 133 kilómetros de Foz do Iguaçu.

Escher es uno de los 18 porcicultores que proveen el combustible para que la alcaldía abastezca de energía a casi todas sus oficinas y servicios en el municipio de 4600 habitantes.

La minicentral, con capacidad instalada de 480 kilovatios, resulta de programas de la Central Hidroeléctrica de Itaipú Binacional, que impulsan fuentes energéticas alternativas en su área de influencia e innovaciones tecnológicas, como vehículos eléctricos o propulsados por biometano, o el biogás purificado.

La potencia de Itaipú, la segunda mayor central hídrica del mundo, compartida por Brasil y Paraguay, es de 14000 megavatios.

Equivale a 29166 minicentrales como la de Entre Ríos, pero aun así la gigante binacional que responde por cerca de 11 por ciento del consumo brasileño y 88 por ciento del paraguayo, sigue fomentando la producción del biogás, tanto para generación eléctrica como biometano.

El aprovechamiento energético de los excrementos ganaderos y los residuos orgánicos, y de los biofertilizantes derivados, evita que esos sedimentos vayan a los ríos y contaminen el embalse hidroeléctrico, explicó el general Luiz Felipe Carbonell, director de Coordinación de Itaipú.

Todos los sedimentos afectan la calidad del agua que es “fundamental para la generación eléctrica”. Pero los orgánicos son especialmente nocivos, por alimentar la proliferación de una fauna acuática que dañan las máquinas y el dique de la central, destacó.

E: EG

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