Africa pidió ayuda urgente, por el orden de los 100 000 millones de dólares, para enfrentar la pandemia de covid-19 con redes de salud que alcancen a su población más vulnerable, y amortiguar el impacto sobre sus frágiles economías.
Se necesitan “esos recursos adicionales, enormes e inmediatos, con el liderazgo de instituciones multilaterales”, expuso la Comisión Económica para África (ECA, en inglés), en una comunicación dirigida a las cabezas del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Central Europeo.
La agencia regional de las Naciones Unidas y los ministros africanos de Finanzas, luego de una teleconferencia el sábado 21, solicitaron en primer lugar la exención inmediata de todos los pagos de intereses sobre deudas del sector público, que alcanzan a 44 000 millones de dólares, con una posible extensión a mediano plazo.
Para el sector privado, pidieron la exención inmediata de los pagos de intereses para compromisos como créditos comerciales, alquileres y bonos corporativos, así como liquidez para que los bancos centrales puedan garantizar compras esenciales.
El FMI y el Banco Mundial, en una declaración conjunta de sus respectivos presidentes, Kristalina Georgieva y David Malpass, pidieron este miércoles 25 a los acreedores oficiales de los 76 países más pobres -40 en África- que suspendan los pagos de la deuda para aliviar el impacto de la pandemia.
Los ministros destacaron la necesidad de “una respuesta de salud inmediata”, una vez que el nuevo coronavirus ya se comprobó en 41 de los 54 Estados africanos, ante la vulnerabilidad de las personas “especialmente aquellas que viven en asentamientos informales en las áreas urbanas”.
La comunicación suscrita por la secretaria ejecutiva de ECA, la camerunesa Vera Songwe, subrayó “la carga desproporcionada que la covid-19 probablemente tendrá sobre las mujeres, muchas de las cuales trabajan en sectores donde las empresas están cerrando, y los niños, cuya educación ha sido interrumpida”.
Los ministros destacaron la falta de infraestructura médica, especialmente hospitales, para manejar crisis de salud de envergadura, y pidieron a la comunidad internacional que facilite actualización y apoyo para nuevas instalaciones, así como equipo inmediato para el abordaje de la pandemia.
El continente ha padecido pandemias como la causada por el virus de Ébola, que asoló el oriente africano entre 2013 y 2016, con más de 11 000 fallecidos, y que resurgió en la República Democrática del Congo en 2018 y se cobró hasta este marzo 2231 víctimas.
El avance del coronavirus por África oriental podría comprometer aún más a poblaciones vulnerables, desplazadas por conflictos en algunos casos y asoladas por una plaga de langostas que arrasa los cultivos en siete países de la subregión.
En el campo económico, dos expertos del FMI, Karen Ongley y Abebe Aemro Selassie, estimaron que África subsahariana puede resultar particularmente afectada y con “costos devastadores como en otras regiones del mundo”.
En primer lugar, porque medidas de prevención necesarias, como el “distanciamiento social”, interrumpen la vida cotidiana, con menos trabajo, remuneraciones y consumo, y el cierre de fronteras cancela ingresos por viajes, turismo y comercio.
Luego, la desaceleración de la economía mundial impactará a la región, interrumpiendo las cadenas de producción, de suministro y las inversiones.
En tercer lugar, la baja en los precios de las materias primas que la región exporta afectará aún más sus ingresos. En el caso del petróleo, incidirá en los ingresos de naciones como Angola, Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial y Nigeria.
Finalmente, los ministros plantearon “la necesidad de renunciar a las tarifas de remesas”, pues al sur de Sahara fluyen anualmente más de 46 000 millones de dólares, pero el costo de su arribo es el más alto del mundo, de 9,4 por ciento, frente a un promedio mundial de 7,1 por ciento.
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