La Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemora este año su 75 aniversario con problemas financieros y administrativos que se le amontonan, a los que se suma una de las peores crisis de liquidez de su historia.
En un encuentro en diciembre, el personal de las agencias que tienen su sede en Ginebra le hizo saber al secretario general de la ONU, António Guterres, sobre el impacto de un recorte salarial considerado ilegal, el trato laboral desigual, las dificultades de su vida familiar, la caída de su moral y los crecientes obstáculos para su desarrollo profesional.
Los funcionarios de Ginebra, aglutinados en el Consejo de Coordinación de Personal (SCC, en inglés), también destacaron el acoso y las represalias contra quienes denuncian problemas o presuntas irregularidades, la “explotación” de colegas con contratos temporales y de consultoría, los “abusos en la gestión” y el negativo impacto de la deslocalización administrativa y del “hot desking (espacios de trabajo compartidos por turnos)”.
Y eso es solo para empezar.
Guterres inicialmente «se negó a reunirse con el personal» durante una estancia en Ginebra el 4 de diciembre, dijo la SCC, ante lo que el órgano gremial replicó que el bienestar de sus empleados debería ser un interés primordial de cualquier organización, más aún de la ONU.
«Está claro por la gran cantidad de historias que hemos recibido y las respuestas a nuestra encuesta que el personal de la ONU en Ginebra no solo está enojado y descontento por la injusticia del recorte salarial ilegal que han sufrido, también ha habido consecuencias significativas para la vida de muchas de sus familias», indicó la SCC.
«Cualquier empleador decente (léase: Naciones Unidas) debería querer escuchar las opiniones de su personal, por desafiante que sea. Tratar de ignorar esas opiniones y experiencias perjudica a los empleados y a la organización en general, y eso es solo parte de por qué estamos tan decepcionado al enterarnos de la negativa del secretario general a reunirse con el personal de la ONU en Ginebra sobre el tema de la igualdad salarial «, añadió.
El Consejo subrayó entonces que no aceptaba un “no” por respuesta y, de hecho, Guterres aceptó reunirse con sus miembros durante una nueva visita a Ginebra, el 16 de diciembre.
En ese encuentro, según la versión del SCC, el secretario general dijo a los empleados que “la igualdad salarial es obviamente una norma que debe respetarse en todas partes”, aunque eso no suceda con el personal de las instituciones de la ONU Ginebra, respecto al de la sede en Nueva York.
«Entiendo completamente que este sistema de pago desigual es inaceptable y tendrá que ser resuelto. Haré todo lo que pueda para que eso suceda. Entiendo cuán enojados están con esta situación que es injusta y estoy interesado en ir resolviendo», agregó Guterres, siempre según la SCC.
Para el Consejo, «estas son palabras alentadoras y lo tendremos en cuenta”.
Pero también se resaltó que se mantiene la preocupación porque Guterres rechazó tomar medidas inmediatas para solventar esa desigualdad con el argumento de que “no tengo el poder de hacer lo que me piden”.
La SCC espera, ante ello, que el Tribunal de Disputas de la ONU emita un fallo contra la desigualdad salarial del personal de la sede de Ginebra respecto al que opera en la sede central en Nueva York.
«Confiamos en que encontrarán a favor de la igualdad salarial y, dadas las palabras del secretario general, el personal esperará que acepte la decisión y no presente ninguna apelación», dijo.
Mientras tanto, “observaremos cada movimiento y mantendremos la presión, no solo sobre la igualdad salarial, sino también sobre los otros asuntos que planteamos y que él reconoció», afirmaron el presidente de la SCC, Ian Richards, y su secretaria ejecutiva, Prisca Chaoui.
La Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (UNOG, en inglés) sirve como sede de representación del secretario general en la ciudad suiza y alberga las instituciones multilaterales responsables de los Derechos Humanos, así como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Agencia de Refugiados (Acnur).
Como punto focal para la diplomacia multilateral, UNOG presta servicios a más de 10 000 reuniones cada año, lo que lo convierte en uno de los centros de conferencias más concurridos del mundo. Cuenta con más de 1 600 empleados, el mayor número fuera de la sede de la ONU en Nueva York.
Sobre el impacto de la crisis de liquidez para los funcionarios de la ONU, Richards, quien también es el presidente del Comité Coordinador de Sindicatos y Asociaciones Internacionales del Personal (CCISUA, en inglés), con sede en Ginebra, dijo a IPS que la Asamblea General ordenó que se mantengan vacantes un importante número de puestos vacantes.
«Esto básicamente tiene el efecto de una congelación de promoción y reclutamiento, pese al aumento de la carga de trabajo y los crecientes peligros para el personal en lugares como Iraq o Afganistán”, explicó.
Como resultado, agregó, «el personal no está contento».
Sobre la eliminación de contratos de corto plazo y consultoría, o la sustitución de asignaciones en los países por teleconferencias, según ha explicado Guterres como respuesta a la crisis, Richards reconoció que hay recortes en estos puntos en el presupuesto general de la ONU, lo que tiene impactos en el personal.
La teleconferencia siempre ha sido un instrumento utilizado dentro de la ONU, argumentó, pero su utilidad tiene límites.
«No se puede realizar una investigación o misión de investigación en el otro lado del mundo por teleconferencia. Y a veces es necesario que las personas clave estén alrededor de una mesa durante tres días completos si se desea resolver un problema particularmente complejo», destacó.
«No se puede hacer eso por teleconferencia, cuando las personas están dispersas en zonas horarias», sentenció.
Richards recordó que la «política de movilidad» está actualmente suspendida dentro de la ONU, en espera de establecer una nueva.
La política suspendida resultó ser engorrosa de administrar. Argumentó que se requiere algo más simple y menos de arriba hacia abajo al tiempo que brinda al personal una garantía de que si van al terreno, su servicio será reconocido y tendrán un camino de regreso a la sede, agregó.
Mientras tanto, la Asamblea General ha pospuesto hasta la primavera boreal una propuesta para trasladar algunas de las oficinas de la ONU a Budapest, Kuala Lumpur, Ciudad de México y Nairobi.
«Ha estado bajo consideración durante varios años y no ha llegado a ninguna parte», dijo Richards, señalando que, en última instancia, no es un proyecto financieramente viable y muchos gerentes y Estados miembros lo saben.
«Y a medida que los sistemas administrativos de las Naciones Unidas se basan cada vez más en la tecnología, la utilidad de los centros físicos de servicios desaparece. Estamos en 2020 ahora, no en 2005», planteó el presidente del SCC y del CCISUA.
T: MF