Los restaurantes en las ciudades de todo el mundo ofrecen platillos cada vez más variados, pero la ciencia indica que la dieta global, lo que realmente come la gente, se está homogeneizando.
El arroz, uno de los alimentos básicos más importantes a nivel mundial, ilustra vívidamente esta paradoja: de las 90.000 variedades almacenadas en bancos de genes, solo 40.000 se cultivan, y tal vez en un supermercado habitual no se podrá encontrar más de una docena.
Considerando los efectos de la agricultura intensiva de alto rendimiento, las opciones están destinadas a disminuir drásticamente en el tiempo. Esto es preocupante desde el punto de vista de la sostenibilidad, seguridad alimentaria, biodiversidad y salud.
Nuestros sistemas de alimentación, nutrición, salud, aire limpio, clima y agua dulce dependen de la biodiversidad y de la salud de los ecosistemas, que conforman una red interdependiente de vida animal, vegetal, fúngica y bacteriana.
Por ejemplo, sin polinizadores como las abejas o los murciélagos muchos de los alimentos que conocemos y amamos desaparecerían. El uso inadecuado de pesticidas e insecticidas está expulsando a estas especies de sus hábitats y de las tierras agrícolas.
La última evaluación global de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), publicada este mes, muestra que el impacto humano en el mundo natural se acelera a una velocidad sin precedentes. De acuerdo con el reporte, un millón de especies se dirige a la extinción.
«La apropiación sin precedentes de los humanos sobre la Tierra se basa en un conjunto de impulsores demográficos y económicos indirectos que han aumentado de escala y que interactúan entre sí de formas complejas», indica el informe.
Y no estamos haciendo lo suficiente en términos de política para cambiar las cosas.
“A escala mundial, ha habido poco progreso hacia la eliminación total o gradual de los subsidios perjudiciales para la biodiversidad”, señala el estudio, y pone como ejemplo los precios de materias primas y bienes industriales que a menudo no reflejan los costos ambientales y sociales implicados.
La industrialización a gran escala ha causado una fragmentación generalizada de los paisajes naturales en todo el mundo. Los hábitats que antes eran continuos ahora están divididos y aislados, lo que ha provocado el declive de algunas especies que no pueden dispersarse para encontrar comida o reproducirse, indica el Informe Fronteras 2018/19 de ONU Medio Ambiente.
Reducción de biodiversidad en el sistema alimentario y las dietas
En los últimos 100 años, más de 90 por ciento de las variedades de cultivos han desaparecido de los campos agrícolas. La mitad de las especies de muchos animales domésticos se ha perdido y los 17 principales bancos pesqueros del mundo se están pescando por encima de sus límites sostenibles. Tales prácticas tienen impactos ambientales, culturales y de salud.
Los sistemas de producción de alimentos localmente variados, que son más resistentes al cambio climático, están bajo amenaza; La agrobiodiversidad está desapareciendo y junto con ella, el conocimiento de la medicina tradicional y los alimentos locales.
«Esto necesita cambiar», dice Marieta Sakalian, experta en biodiversidad de ONU Medio Ambiente.
«La gestión sostenible de la biodiversidad en los paisajes agrícolas y marinos puede respaldar la transición hacia dietas saludables y patrones de producción y consumo más sostenibles en condiciones climáticas cambiantes», añade Sakalian.
La pérdida de dietas variadas está directamente relacionada con enfermedades o factores de riesgo para la salud, como diabetes, obesidad y desnutrición, además tiene un impacto directo en la disponibilidad de medicamentos tradicionales.
La Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente, en su resolución de marzo de 2019 titulada: Innovación sobre la biodiversidad y degradación de la Tierra, “alienta a los Estados Miembros a fortalecer sus compromisos y redoblar esfuerzos para prevenir la pérdida de biodiversidad biológica y degradación de la tierra y el suelo, a través de su conservación, uso sostenible, implementación de políticas apropiadas y medidas innovadoras, como acuerdos de asociación, transferencia de tecnología mutuamente acordada y mecanismos de financiamiento”.
Además, insta a los gobiernos y a los demás interesados a que tomen en cuenta la biodiversidad en todos los sectores de la sociedad y participen en el proceso de la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad 2020, que se celebrará en Kunming, China.
Este artículo fue originalmente publicado por ONU Medio Ambiente América Latina y el Caribe, con quien IPS-Inter Press Service tiene un acuerdo especial para la difusión de sus materiales.
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