Hubo varios casos de acoso y abuso sexual en la ONU respecto de los cuales no se tomaron medidas para investigar ni se divulgaron los resultados de las investigaciones, entre las que se destacan acusaciones contra tres secretarios generales adjuntos.
Entre ellos, uno que estaba al frente de la Comisión Internacional de Servicio Civil, conocido como “el que se escapó”, porque renunció en diciembre tras conocerse los resultados de una investigación interna que todavía no se ha hecho pública.
“Si volvemos a 2016, cuando fueron las elecciones de secretario general, no recuerdo, lamentablemente, que ningún candidato, algunos de los cuales ya habían estado al frente de grandes organizaciones, se distinguiera por luchar contra el acoso sexual y el abuso”, recordó Ian Richards, presidente del Comité de Coordinación de Sindicatos y Asociaciones de Funcionarios Públicos Internacionales, en entrevista con IPS.
“Tampoco he visto una diferencia en cómo jefas y jefes tratan las denuncias, ni en cómo directoras y directores reaccionan en las reuniones cuando las acusaciones de acoso sexual no se pueden ignorar”, apuntó.
El acoso sexual es una forma de abuso de poder y ponerle fin significa remangarse, tomar partido y hacer frente a los intereses arraigados, se necesitan personas que estén dispuestas a eso, puntualizó.
Mientras, El secretario general, António Guterres, anunció en la tercera semana de febrero la creación de una nueva junta asesora con líderes de la sociedad civil, que recomendará soluciones a la prolongada crisis por abuso sexual dentro de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Una junta de ese tipo, en especial en cuestiones tan complejas como la explotación y el abuso sexual por parte de funcionarios de la ONU, debe estar integrada por representantes de buena fe de la sociedad civil, observó la organización Code Blue.
Pero un grupo de seis académicos especializados en cuestiones legales y un médico, con antecedentes en la ONU, debería tener otro nombre y estar encargado de trabajar bajo un mandato acorde.
“Esperamos la junta asesora de la sociedad civil que realmente merezca su nombre y que cumple con la promesa hecha por Guterres hace dos años”, añade.
“Supongo que Guterres ahora quiere tirar la pelota para su terreno. Por supuesto que una junta asesora, solo puede asesorar”, observó Richards.
“Espero que al asesorar considere el problema mayor que hay en la ONU de abuso de poder, del cual el acoso sexual constituye, según nuestra encuesta, solo 16 por ciento. Si la junta puede apoyar a Guterres para hacer frente a esto, entonces creo que podemos llegar a algún lado”, añadió.
IPS: ¿La ONU tomó medidas en los casos sonados de abuso sexual y acoso dentro de la organización o los acusados todavía están trabajando?
IAN RICHARDS: Cuando los casos tienen un perfil alto, es difícil no tomar medidas. Los medios comienzan a hacer preguntas, y los donantes amenazan con cortar el chorro. La cuestión son los numerosos casos de perfil bajo, donde los jefes conocen casos de acoso, pero temen tomar medidas. Cruzarse con la persona o la nacionalidad equivocada podría poner fin a su carrera, y quienes trataron de tomar medidas sufrieron represalias.
También debemos recordar que la ONU está compuesta por muchas organizaciones diferentes. Guterres no puede hacer mucho con respecto a agencias especializadas como Onusida o FAO porque no dependen de él.
Pero no se trata solo de una acción a alto nivel. Participé hace poco en una reunión, y uno de los oradores era un funcionario acusado múltiples veces de acoso sexual, pero todavía sin investigar. Había muchos jefes ahí, tanto hombres como mujeres.
Nadie habló en contra de su presencia y parecían estar tranquilos. Eso es para mostrar que las políticas por sí solas no frenan el acoso sexual. Guterres debe trabajar para cambiar actitudes, quizá promoviendo activamente funcionarios que se remangaron en la lucha contra el acoso y el abuso en el ámbito laboral. Solo entonces podremos empezar a pedir tolerancia cero.
IPS: ¿Se echó a algún funcionario a raíz de investigaciones por abuso sexual?
IR: Sí. Y está documentado en un informe sobre prácticas disciplinarias que se manda todos los años a la Asamblea General. Pero el proceso de investigación sigue siendo extremadamente lento, y con escasez de investigadores profesionales; un grupo de expertos revisa algunas denuncias de acoso, haciendo malabares entre esta tarea y las que tiene habitualmente. Y, por supuesto, en un grupo de revisión entre pares, hay mucho espacio para el conflicto de intereses.
IPS: ¿Alguna vez la ONU se acercó al sindicato de 60.000 integrantes para solicitar su opinión sobre cómo proteger al personal del abuso sexual? ¿O se trata a los sindicatos como espectadores?
IR: Hemos participado en revisar la política sobre prevención del acoso, la discriminación y el abuso de autoridad, y estamos deseosos de analizar las conclusiones de ambos estudios, el que hizo el sindicato sobre acoso en general y el de Deloitte, contratado por la ONU sobre acoso sexual, en particular.[related_articles]
Los estudios concluyeron que el personal no confía en el sistema de investigación y algunos sufren represalias cuando denuncian un caso de acoso.
Son conclusiones sorprendentes y esperamos que la administración nos dé el tiempo suficiente para llegar al fondo de estos problemas y atender los comentarios individuales que se hicieron en los sondeos.
Pero como mencioné, una política no significa mucho si no hay una voluntad de implementarla y si los jefes hacen la vista gorda.
IPS: ¿Cree que la ONU tendría que haber actuado contra el secretario general adjunto que renunció de golpe, pocas semanas antes de su jubilación, tras el informe de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna (OIOS) tras la investigación sobre acusaciones de abuso sexual en su contra? ¿OIOS debería hacer público ese informe?
IR: Entiendo que Guterres actuó tras bambalinas para acelerar el proceso de investigación para que el informe estuviera pronto antes de que el secretario general adjunto se retirara.
Pero una vez conocido el informe, el secretario general adjunto renunció, y la ONU no podía hacer mucho más.
Por supuesto, en una compañía privada está la posibilidad de que el caso se lleve al sistema de justicia penal, lo que llevaría a un mayor escrutinio público, y es quizá un área que la junta asesora debería observar.
Una preocupación mayor es la forma en que se permitió que se trataran las denuncias durante los muchos meses en que se investigó el caso. Se les sacó trabajo y un grupo de mujeres donde trabajaban publicó una carta repudiando sus denuncias.
En el verano (boreal) pasado, una de ellas fue humillada en público por el secretario general adjunto en una reunión frente a directores de recursos humanos, mujeres y hombres, de todo el sistema. Le dije que ese comportamiento estaba mal. Espero que otros hayan hecho lo mismo. Al mismo tiempo, sería buena idea hacer una investigación sobre cómo se manejó el caso, para extraer lecciones para el futuro.
IPS: ¿Pueden los Estados miembro y la Asamblea General presionar de alguna manera al secretario general para que tome medidas drásticas, más allá de la conocida política de tolerancia cero, contra el acoso sexual?
IR: Sí, podría pedir los informes de investigaciones en las que se probó el acoso y el abuso. Estos tendrían que estar convenientemente redactados para proteger la identidad de demandantes y testigos. Podría aportar la tan necesaria transparencia y crear un impulso para cambiar actitudes.
Traducción: Verónica Firme