La lepra también requiere empoderamiento individual

Thobias Alexander Manas (a la derecha) con Kalep Manikari, otrora trabajador social que lo apoyó en su reinserción social tras ser discriminado por leproso. Gracias a la capacitación y la intervención individual, Manas es ahora un próspero empresario en la aldea que antes lo rechazó. Crédito: Ben Kritz/IPS

Ninguna expulsión le fue ajena a Thobias Alexander Manas: primero lo segregaron sus pares y su escuela, luego su propia familia y la comunidad toda. La culpa la tuvo la lepra. Pero pudo curarse, revertir aquel sino trágico y volver para contarlo.

Manas, actualmente de 52 años, vivía en Timor Oriental cuando contrajo la lepra. Entonces cursaba el décimo grado, pero cuando su enfermedad empezó a mostrar los primeros síntomas la reacción fue la habitual. Sus amigos los apartaron y fue obligado a abandonar la escuela. Luego sus hermanas lo echaron del hogar familiar, y más tarde debió exiliarse de su aldea.

Terminó viviendo una existencia aislada en una choza que improvisó a partir de materiales desechados, explicó a IPS a través de un intérprete.

Su enfermedad había avanzado a tal punto que Manas sufría una permanente deformidad en sus manos. Cuando el dolor se volvió insoportable, decidió acudir a una clínica pública, donde finalmente lo diagnosticaron de manera adecuada y le prescribieron tratamiento.

La lepra, o mal de Hansen, es una enfermedad infecciosa crónica causada por el bacilo Mycobacterium leprae. “Afecta principalmente a la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias altas y los ojos”, señala el sitio web de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Agrega que actualmente es curable y que, si quien la padece recibe tratamiento “en las primeras fases, se puede evitar la discapacidad”.

Afortunadamente para Manas, la clínica tenía un acuerdo con la organización británica Misión Lepra, que le ofreció ayuda.

“Thoby había tenido que abandonar su educación a causa de su enfermedad, así que lo más importante era ofrecerle alguna clase de formación”, explicó Kalep Manikari, extrabajador en el terreno para Misión Lepra Internacional y actual ministro de Juventud.

Manas hizo un curso de sastrería y así pudo volver a su aldea e instalar un pequeño comercio.

Pese a su discapacidad, su talento le ayudó a superar el estigma que había experimentado antes. También ayudó que Manas se dedicara a lo que era su vocación. En su aldea solamente había otra persona que confeccionaba prendas… y desde hace 19 años es su esposa.

“Mi familia se opuso al matrimonio porque yo había estado enfermo. Pero yo dije: somos nosotros quienes tenemos que manejar nuestras vidas. Así que fuimos y nos casamos sin su consentimiento”, relató Manas a IPS a través de su intérprete.

Enfrentada a la perspectiva de perder no solo a una sino a las dos únicas personas que podían proveerle de ropa bien confeccionada en la aldea, la familia de Manas terminó aceptando su matrimonio y su negocio prosperó.

En los últimos tiempos, Manas se diversificó hacia la avicultura y el cultivo arrocero, y pudo enviar a su hija a estudiar. Con orgullo describió que ahora lo consideran rico, y que pasó de ser discriminado por padecer lepra a convertirse en uno de los líderes de su aldea.

En la Asamblea Regional de Organizaciones de Personas Afectadas por la Lepra en Asia se realizó un taller para evaluar maneras de generar ingresos sostenibles. Crédito: Ben Kritz/IPS


Un emprendedurismo social práctico

La formación en habilidades para tener un medio de sustento siempre fue un objetivo clave de organizaciones que apoyan a personas afectadas por la lepra. Y la Asamblea Regional de Organizaciones de Personas Afectadas por la Lepra en Asia, que se realiza desde el domingo 3 y hasta el martes 5 en Manila, estuvo repleta de historias con final feliz, como la de Mana.

[related_articles]Aunque esta estrategia sigue siendo prioritaria, quienes combaten la lepra están empezando a centrarse más en el emprendedurismo social a nivel de organizaciones.

En un taller realizado en el marco de la asamblea en la tarde de este lunes 4, los participantes debatieron varias maneras en que las entidades que representan puedan generar ingresos mediante el emprendedurismo social.

El enfoque es práctico y está lleno de aspiraciones. Un tema común que surgió del primer día de la conferencia fue el desafío que supone para las organizaciones lograr y mantener su sostenibilidad financiera. Las concesiones del gobierno y de otros donantes son variables, e inevitablemente limitadas.

“Nosotros estamos dispuestos a brindar un gran apoyo a estas organizaciones, pero lo queramos o no en algún momento tendrá que terminar. Esperemos que esto no ocurra antes de que las organizaciones sean capaces de sostenerse por sí mismas, así que eso es lo que intentamos ayudarlas a lograr”, expresó Takahiro Nanri, director ejecutivo de la japonesa Sasakawa Memorial Health Foundation, subsidiaria de The Nippon Foundation.

Los participantes en la conferencia coincidieron en que el emprendedurismo social constituye un enfoque práctico para satisfacer las necesidades financieras y sociales. Las ganancias derivadas de productos creados por organizaciones de personas afectadas por la lepra financian las actividades de esas entidades, al tiempo de brindar un medio de sustento a sus beneficiarios.

Aunque la idea de un emprendedurismo social a nivel de organizaciones genera mucho entusiasmo, en la asamblea fue palpable la sensación de que en algunas circunstancias el éxito no es fácil de lograr.

Las diferencias en materia de recursos y capacidades pueden limitar las opciones de algunas organizaciones y expandir las de otras.

Esa realidad vuelve importante que las entidades presten atención tanto a las oportunidades empresariales colectivas como a las individuales, sugirió Manas.

“Yo apenas necesitaba una oportunidad. Es importante que las organizaciones ayuden a las personas a ayudarse a sí mismas”, dijo.

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