A los cinco meses del comienzo del año lectivo, los padres de Sneha, de 15 años, la sacaron de la escuela en Bhilwara, una ciudad del desértico estado de Rajasthan, en India, porque necesitaban que cuidara de sus cuatro hermanos menores, cocinara y limpiara mientras ellos trabajaban en la granja.
Esos padres no son diferentes al resto de los campesinos de ese estado, la mayoría de los cuales consideran que no tiene sentido educar a sus hijas, ya que se casarán y dejarán el hogar paterno para formar el suyo propio y criar sus hijos.
Muchos prefieren iniciarlas en los cuidados del hogar y en la crianza de niños desde jóvenes, mientras contribuyen de forma gratuita al trabajo doméstico desde muy temprana edad.
Pero la historia de Sneha tiene otro final gracias a la intervención del director de su escuela y de la organización Educate Girls (EG), que facilita la permanencia de las niñas de hogares rurales en la escuela, los que intercedieron por ella con sus padres.
“Después de la conversación, nos dimos cuenta de que nos equivocamos en impedir la educación de nuestra hija”, reconoció Kishan Ram, de 48 años, en diálogo con IPS.
“Y que con educación podrá tomar decisiones informadas, que no solo le permitirán ganarse la vida, sino también mejorar el futuro de toda una generación”, acotó el padre de la adolescente.
Sneha no es la única joven en India que pudo regresar a la escuela gracias a la intervención de EG.
Desde 2007, la multipremiada organización trabaja para empoderar y garantizar la educación en las comunidades más desfavorecidas con el fin de que las mujeres puedan ingresar al mercado laboral y contribuir a sacar a sus familias de la pobreza.
EG pasó de un proyecto piloto con 500 escuelas a una red de más de 25.000, en 16 distritos de Rajasthan, así como en el central estado indio de Madhya Pradesh, y buscar aprovechar los recursos locales para mejorar el acceso y la calidad de la educación de 2,5 millones de niñas en 27.500 escuelas a fines de este año.
En 2015, EG participó en un experimento único, cuando implementó los Bonos de Impacto Social (BIS) o Bonos de Impacto en el Desarrollo (BID), un mecanismo que aprovecha el capital de riesgo privado para que una tercera parte, un donante o una fundación, puedan financiar el logro de unos resultados acordados.
“Ese tipo de financiación basada en el resultado puede ser un gran catalizador para impulsar la calidad y mejorar los resultados de los aprendizajes en la educación”, dijo a IPS el educador Suresh Pant, ex profesor adjunto de la Universidad de Delhi.
Según UBS Optimus Foundation, uno de los participantes del proyecto, los BID apunta a más a los resultados que otras formas de financiación, pues transfiere el riesgo a los inversores, que ponen el capital circulante en la organización que ejecutará el proyecto en el terreno.
Los objetivos predefinidos se miden de forma regular, lo que permite que la organización ejecutora se adapte con rapidez a cualquier corrección de rumbo necesaria, y así la entidad tiene una mayor motivación para lograr los resultados.
“El patriarcado y la discriminación de género excluyen de forma sistemática a las niñas de la escuela, coartándoles las ventajas de la autonomía, la movilidad y la independencia económica que gozan los varones”, explicó la fundadora de EG, Safeena Husain, de la Escuela de Economía de Londres.
“La educación abre la puerta a las niñas dándoles la posibilidad de alcanzar la igualdad de oportunidades. Nuestra organización alivia la vida y el futuro de las niñas integrándolas al sistema de educación formal”, añadió.
India logró universalizar la educación primaria, con 99 por ciento de inscriptos, pero la calidad sigue siendo mala. Un alumno indio está por lo menos dos años rezagado con respecto al grado que debería estar acorde a su edad, según estudios. Y Rajasthan tiene de los peores indicadores del país en materia de educación.
En sinergia con el gobierno, EG cuenta con una red de 12.000 voluntarios, llamados Equipo Balika, para garantizar una mayor matriculación y participación de las niñas, así como mejores los resultados de niños y niñas.
Ese enfoque representa un gran logro para pueblos indios donde una de cada 10 niñas de entre 10 y 14 años no va a la escuela para contribuir a los ingresos de la familia o ayudar a cuidar a sus hermanos menores, destacan especialistas.
“El sector privado realiza la inversión inicial ofreciendo el capital circulante a los proveedores de servicios para ejecutar los programas en el terreno”, explicó Ravi, quien destacó las enormes consecuencias del modelo de los BID para la educación
“Los bonos de impacto son una fuente nueva y complementaria a financiar intervenciones de desarrollo”, destacó Shamika Ravi, director de investigación de Brookings India.
Los contribuyentes, gobierno y agencias de desarrollo, están obligados a reembolsar la inversión, además de un rendimiento fijo, si y solo si, se cumple el rendimiento predeterminado.[related_articles]
Los interesados en los bonos pueden lograr un impacto colectivo en los servicios sociales y en cómo las intervenciones a pequeña escala pueden crear parámetros y marcos comunes para escalar y lograr un impacto en todo el sector, explicó Ravi en una columna del diario The Hindu.
El aprendizaje de los estudiantes de EG se mide utilizando el Estatus Anual del Informe de Educación, un estudio anual que presenta datos confiables de la matrícula escolar y de los aprendizajes básicos para cada distrito y estado de India.
La prueba mide tres competencias: hindi, inglés y matemáticas. La matrícula se mide por el porcentaje de niñas no escolarizadas de entre siete y 14 años reinscritas a fin de año.
Según el informe anual de EG, divulgado en agosto, en su tercer año, los BID superó sus objetivos al lograr 160 por ciento de sus metas de aprendizaje y 116 por ciento de las de inscripción.
“El progreso se midió con respecto a objetivos acordados para el número de niñas no escolarizadas que participan en primaria y en los últimos años de primaria, así como el progreso de las niñas y los niños en inglés, hindi y matemáticas”, detalla el documento.
“El modelo de financiación según resultados, con su constante retroalimentación y análisis de datos de los equipos en el terreno, permitió a la organización identificar los desafíos y diseñar soluciones personalizadas”, añade.
El mayor logro de la organización fue la matriculación, que llegó a 92 por ciento, y representó 20 por ciento del pago por resultados. El programa también superó el objetivo de inscripciones con 768 niñas más, un aumento de 116 por ciento.
Los resultados de los aprendizajes, que representaron 80 por ciento del pago por resultados, registraron un espiral ascendente de 8.940 más niveles de aprendizaje que el grupo testigo, con una medida predefinida de 5.592, equivalente a un logro de 160 por ciento, añade el informe.
La participación en los BID, explicó Husain, la fundadora de EG, hizo que la organización se focalizara en las metas y en el desarrollo de competencias, procesos y marcos precisos para medir y monitorear los resultados logrados.
“El éxito del modelo de los BID demuestra que estamos en el camino correcto”, concluyó.
Traducción: Verónica Firme