El pescado pronto desaparecerá del menú, a menos que las autoridades de todo el mundo logren un acuerdo sobre los multimillonarios subsidios a la pesca, que son perjudiciales y a los que se atribuye poner en riesgo las reservas mundiales y ampliar la desigualdad en el uso de los recursos marinos.
En la Conferencia de Economía Azul Sostenible, inaugurada en la capital de Kenia el lunes 26, se mencionó la urgencia de un acuerdo que ponga fin a los subsidios a la industria pesquera, que en 2016 generó unos 360.000 millones de dólares.
Organizada por Canadá y Japón, el encuentro reúne a unos 18.000 participantes de todo el mundo para discutir cómo aprovechar las posibilidades de los océanos, mares, lagos y ríos para mejorar la vida de las formas de generar ingresos en los estados en desarrollo. Más de 3.000 millones de personas dependen de la pesca para alimentarse, generar ingresos y tener un trabajo.
El mundo se unió frente a las enormes presiones que soportan nuestros océanos y cursos de agua, desde la contaminación plástica a las consecuencias del cambio climático. La conferencia aprovecha el impulso de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, de 2015, y de la Conferencia de los Océanos, de 2017.
Pero los subsidios, algunos de los cuales tienen más de 50 años, se volvieron un asunto delicado para la captura, la comercialización y el consumo de peces en los océanos, que técnicamente no son de nadie.
Desde 2001, los gobernantes del mundo debaten sobre ciertas formas de subsidios a la pesca que favorecen la sobrepesca, y negocian cómo eliminarlos pues contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Se estima que los subsidios ascienden a 20.000 millones de dólares al año, en total.
Las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre los subsidios comenzaron en la Conferencia ministerial de Doha, de 2001, con el mandato de “aclarar y mejorar” el sistema existente.
El mandato se elaboró en 2005 en la Conferencia de Hong Kong, e incluyó la prohibición de ciertas formas de subsidios a la pesca que contribuyen a la sobrepesca.
Y en la Conferencia de Buenos Aires, de 2017, los ministros decidieron un programa de trabajo para concluir las negociaciones, con el fin de adoptar en 2019 un acuerdo sobre los subsidios a la pesca.
El acuerdo deberá estar en sintonía con la meta seis del 14 Objetivo de Desarrollo Sostenible sobre la conservación y el uso sostenible de los océanos, mares y recursos marinos.
La paradoja de la pesca
Uno de los puntos delicados de las negociaciones es la necesidad de incluir un trato apropiado, efectivo diferencial y especial para los países en desarrollo y los menos adelantados.
El objetivo es frenar los subsidios que agotan el capital natural, por lo que las reglas para los subsidios perjudiciales deben de enmarcarse de forma de crear una situación que beneficie tanto al comercio, el ambiente y el desarrollo.
El embajador y representante permanente de Canadá en la OMC, Stephen de Boer, precisó que el acuerdo no apunta a mantener la credibilidad de la organización, sino a la pesca y hacer frente a los problemas de desarrollo.
“A Canadá le preocupa que no tenemos mucho tiempo para hacer esto y hay una gran variedad de asuntos divergentes”, explicó De Boer a IPS.
“Mi temor es que no es suficiente la preocupación por los peces, y perdemos tiempo en viejas posiciones sin mostrar la flexibilidad para lograr un acuerdo. Los negociadores deben mantener conversaciones fuera de la OMC para ampliar el público, desde comunidades pesqueras hasta la sociedad civil, para ponernos presión”, añadió.
Debe lograrse un acuerdo en diciembre, dijo a IPS el presidente del Grupo de Negociación de Reglas de la OMC, Roberto Zapata Barradas, embajador y representante permanente de México ante la organización.
“Estoy feliz con el grado de participación que muestran los delegados en Ginebra”, observó.
“Todavía hay muchas dudas y preocupaciones sobre cuál será el resultado, pero se trata de tener un buen proceso para ventilar esas posiciones y tratar de encontrar un punto medio y áreas de convergencia”, añadió Zapata.
También coincidió en que hay poco tiempo para forjar un acuerdo, y que los 164 miembros de la OMC deben ser creativos para abrir el espacio necesario para lograr un acuerdo en Ginebra.
Por su parte, el especialista en pesca de la Secretaría del Grupo de excolonias de África, el Caribe y el Pacífico (países ACP), Peter Nyongesa Wekesa, comentó que hay buenos subsidios que refuerzan la buena gestión de recursos, lo que permite destinar fondos a investigación, evaluación de las reservas, capacitación y eliminar el exceso de capacidades, como barcos, en la industria.
“Los malos subsidios son los que desperdician el dinero en combustible, en construir nuevos barcos para seguir pescando, a sabiendas de que las reservas están en problemas. Eso no ayuda porque el resultado es peor con todo el dinero que se está gastando”, explicó Nyongesa Wekesa.[related_articles]
“Contemplamos la complejidad de los países, pero no queremos subsidios que apoyen la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y contribuyen a la sobrepesca”, precisó. “La pesquería es extremadamente importante para los países ACP para obtener alimentos, seguridad nutricional, exportaciones y empleo. En algunas pequeñas islas, la exportación de pescado representa 50 por ciento de los bienes comercializados”, añadió.
Guardando peces para el futuro
Ernesto Fernández, del Pew Charitable Trust, opinó que hacer frente a los problemas de los recursos pesqueros es el paso más importante que los gobiernos pueden dar en 2019 para garantizar el sustento de millones de personas que dependen esta actividad.
Los océanos aportan 1,5 billones (millón de millones) de dólares a la economía global, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que la pesca emplea de forma directa a 60 millones de personas, muchas de las cuales en operaciones de pequeña escala en los países en desarrollo.
La producción global de pescado en 2016 llegó a las 171 millones de toneladas, 88 por ciento de las cuales fue para consumo humano, señala José Graziano da Silva, director general de la FAO, en el informe Mundial de Acuicultura y Pesquería, de 2018.
El volumen de las exportaciones de pescado en 2017 ascendió a 152.000 millones de dólares, 54 por ciento de los cuales se originaron en países en desarrollo.
Pero ¿qué pasará si no hay acuerdo para fines de 2019?
“No cuento con esa posibilidad. Estoy totalmente concentrado en lograr un acuerdo”, sentenció Zapata.
Traducción: Verónica Firme