Cuatro países del Caribe realizaron un inventario de las principales fuentes de contaminación con mercurio en sus territorios, aunque todavía es necesario trabajar duro para determinar dónde y qué impacto tiene ese metal en la cadena alimentaria marina en la región.
Trinidad y Tobago, San Cristóbal y Nieves, Jamaica y Santa Lucía concluyeron un proyecto de Evaluación Inicial de Minamata (MIA, en inglés), financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FNAM), que les permitió identificar los principales contaminadores de mercurio.
La evaluación representa un gran paso para esos países que están preocupados por la contaminación de la cadena alimentaria marina con mercurio y que llevó a la ratificación del Convenio de Minamata sobre el Mercurio, en agosto de 2017.
“Cuando se libera el mercurio termina penetrando en el suelo o en los cursos de agua. Se convierte en un problema cuando termina en los cursos de agua y trepa en la cadena alimentaria. El mercurio se bioacumula en la cadena alimentaria”, explicó Tahlia Ali Shah, oficial de proyecto de la evaluación.
“Entonces si la gente sigue comiendo grandes peces predadores durante un tiempo”, los niveles de mercurio en su cuerpo pueden aumentar. El envenenamiento puede generar discapacidad física y mental”, explicó.
Ali Shah trabaja para la agencia implementadora regional, el Centro Regional del Convenio de Basilea para el Caribe, que organizó un seminario en Trinidad a principios de octubre para informar a la población sobre los peligros del mercurio.
En el seminario también se compartió con los participantes algunos de los resultados de la evaluación inicial y lo que pueden hacer los ciudadanos para ayudar a reducir el mercurio en el ambiente. Los cuatro países planean lanzar campañas de concienciación pública al respecto, observó Ali Shah.
Mientras, al director del centro, Jewel Batchasingh, le preocupa que la reacción del público sea exagerada debido al peligro que supone la contaminación. La pesca y el turismo son industrias importantes para la región, “y la gente suele entrar en pánico cuando escuchan hablar de pescado con mercurio”, explicó.
Por ahora, ninguna de las especies que suelen comerse en el Caribe fue considerada como peligrosa, precisó Ali Shah a IPS.
“Solo después de varios años de análisis y de limitar las especies podremos informar mejor a los consumidores del Caribe sobre qué peces son más seguros para comer, y dar pautas al respecto”, explicó.
También señaló que la matriz de pesca, elaborada por el Instituto de Investigación en Biodiversidad para ofrecer asesoramiento sobre el grado de seguridad para el consumo de varias especies, no se aplica realmente al Caribe. Una matriz similar, creada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos para informar a los consumidores estadounidenses.
La principal fuente de contaminación con mercurio para Trinidad y Tobago es su industria de gas y petróleo, responsable de más de 70 por ciento del mercurio liberado al ambiente de ese país. Para Jamaica, la importante industria de bauxita es la principal fuente de contaminación por mercurio, mientras que para San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía, la principal fuente de contaminación son los productos consumidos.
San Cristóbal y Nieves y Jamaica forman parte del Convenio de Minamata, mientras Trinidad y Tobago y Santa Lucía exploran los pasos necesarios seguir para poder suscribir el documento.
Santa Lucía quería forma parte como un primer paso para hacer frente a la situación.[related_articles]
Reconoce “que el problema de la contaminación con mercurio es un problema global al que no se puede hacer frente sin la cooperación de todos los países y que nuestra población y nuestro ambiente no son inmunes a los impactos negativos del mercurio, y queríamos formar parte de la solución al ratificar el Convenio”, explicó Yasmin Jude, funcionaria de desarrollo sostenible y ambiente y coordinadora del proyecto nacional para la evaluación de Santa Lucía.
“Pero es importante para nosotros que la decisión de hacerlo venga de una posición informada sobre nuestra situación nacional y, en particular, sobre la capacidad de implementar nuestras obligaciones articuladas en el Convenio”, precisó.
El documento ayudó a Santa Lucía a “obtener información sobre las principales fuentes de mercurio liberadas y sobre las emisiones en el país, así como apreciar los vacíos en los marcos normativos y regulatorios existentes a medida que se familiariza con la implementación de las obligaciones legales en el marco del Convenio de Minamata sobre Mercurio”, justo cuando se prepara para ser un país signatario, explicó Jude a IPS.
En esta etapa “es prematuro” para Santa Lucía fijar sus objetivos con respecto a la contaminación de mercurio o elaborar un cronograma para reducir la presencia del metal en el ambiente, pero la principal preocupación del gobierno es garantizar un “ambiente seguro y saludable para nuestra población”, acotó.
Por otro lado, San Cristóbal y Nieves, en tanto que signatario del convenio “adherirá al cronograma de ciertas acciones como figuran (en el texto)”, precisó Marcus Natta, responsable de investigación y coordinador de proyecto para San Cristóbal y Nieves, en diálogo con IPS.
“Nos esforzaremos en cumplir con las obligaciones del convenio a través de medios legislativos, actividades de concienciación y educación, y otras acciones innovadoras y viables”, añadió.
Keima Gardiner, coordinadora de proyecto y especialista en gestión de desperdicios para el proyecto de Trinidad y Tobago, dijo que uno de los grandes desafíos para su país cuando sea signatario será “reducir paulatinamente la lista de productos con mercurio añadido”, que los signatarios deben eliminar para 2020.
“Nos toca de cerca. Somos grandes importadores de lámparas fluorescentes compactas y están en la lista de productos a eliminar”, precisó.
En lo que se refiere al sector de energía, que según la última evaluación es el principal contaminador con mercurio, “es tratar y reunirse con ellos directamente para alentarlos a cambiar sus prácticas y usar más técnicas seguras para el ambiente y monitorear sus emisiones”, explicó Gardiner.
La primera Conferencia de Economía Azul sostenible se realizará en Nairobi del 26 al 28 de este mes, organizada con la colaboración de Canadá y Japón. Más de 4.000 participantes de todas partes del mundo se reunirán en Kenia para ver cómo crear una economía azul.
Traducción: Verónica Firme