Especialistas en cambio climático y salud alertan del peligro que representa para la salud pública de Europa el recalentamiento global, pues las temperaturas más elevadas contribuyen a la propagación de enfermedades poco comunes en la región y que pueden resultar mortales.
En el verano pasado, Europa tuvo que hacer frente a altas temperaturas, sequías y terribles tormentas, además de padecer el calor y los incendios forestales producidos por la sequedad extrema de los bosques.
También hubo un aumento de casos del virus del Nilo occidental, que causó la muerte de 71 personas hasta principios de este mes, y la propagación de las peligrosas bacterias vibrio en un mar Báltico excepcionalmente cálido.
El virus del Nilo Occidental es una infección causada por un mosquito que puede derivar en problemas neurológicos y hasta provocar la muerte. Varias especies de bacterias vibrio causan vibriosis, que puede generar infecciones mortales en la piel o problemas gastrointestinales.
También hubo alertas porque el recalentamiento global elevó el riesgo de enfermedades transmitidas por garrapatas y la expansión geográfica de mosquitos vectores, causantes de enfermedades como dengue, chikungunya y zika.
Los especialistas observan que el cambio climático es solo uno de los factores que inciden en la propagación de enfermedades tropicales en Europa, otros pueden ser los viajes, la urbanización no planificada, aunque sí coincide que los cambios de temperatura, lluvias y humedad facilitan la propagación y la supervivencia de mosquitos, entre otros vectores, y por consiguiente de infecciones.
Jan Semenza, director de Evaluación de la Sección Científica del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades, dijo a IPS: “El recalentamiento del mar Báltico está claramente relacionado con el cambio climático y el aumento de la temperatura en la superficie del mar se relaciona con (el aumento) de la bacteria vibrio”.
“Las proyecciones vinculadas al cambio climático en lo que respecta a la temperatura en la superficie del mar indican una marcada tendencia al alza en los meses de verano y un aumento del riesgo relativo de esas infecciones en las próximas décadas”, añadió.
Anne Stauffer, directora de Estrategia de la no gubernamental Alianza para la Salud y el Ambiente (HEAL, en inglés), dijo a IPS: “En términos de conciencia pública, la ola de calor de este verano hizo que la gente viera realmente que el cambio climático ocurre en Europa y debemos hacer frente a sus amenazas”.
“Antes, la gente solo pensaba en el impacto en África y otros lugares, no en Europa, pero ahora ve que también este continente se ve afectado”, observó.
Sin embargo, falta conciencia del impacto del cambio climático en la salud. Algunos especialistas en enfermedades tropicales coinciden en que en algunos países, la gente incluso ignora la presencia de ciertas enfermedades en Europa.
“Probablemente no se le ocurra a muchos británicos pensar en el virus del Nilo Occidental cuando van a Rumania”, observó Rachel Lowe, profesora adjunta de la Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres, al ser consultada por IPS.
De hecho, muchas enfermedades tropicales están en Europa desde hace muchos años, pero confinadas en las latitudes del sur, mientras que las garrapatas, algunas de las cuales pueden causar la enfermedad de Lyme (con síntomas como los de la gripe y sarpullidos) y encefalitis (inflamación del encéfalo), están presentes en muchas partes del continente.
De hecho, este año, hubo un aumento de encefalitis en Europa central y del sur.
Los casos del virus del Nilo Occidental, que se registran desde hace años en Europa, aumentaron notoriamente y aparecieron antes de lo habitual, lo que se atribuyó a las altas temperaturas registradas más temprano en la temporada.
También se documentó la expansión de enfermedades transmitidas por garrapatas en los últimos años hacia latitudes más al norte y a mayor altitud.
“El aumento de la temperatura en Europa puede permitir la llegada de especies de vectores tropicales y semitropicales, que permiten la transmisión de enfermedades en áreas donde las bajas temperaturas lo habían impedido”, explicó un portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La oficina de la OMS en Europa concentró la atención en los últimos años en lo que llama “el surgimiento del desafío de enfermedades transmitidas por vectores”.
Incluso creó un marco regional para la vigilancia y el control de mosquitos, y recomendó una mezcla de acciones, como compromiso político acompañado de recursos económicos, así como la participación de la comunidad para la protección personal contra las picaduras de insectos y actividades para el control de los vectores.[related_articles]
La OMS considera que “debido a la globalización, el aumento del volumen y el ritmo de los viajes, del comercio y la variabilidad climática, las enfermedades causadas por vectores se pueden propagar a nuevas áreas, afectando a nuevas poblaciones que nunca habían estado expuestas a ellas”.
“En esas áreas, la falta de conciencia de enfermedades como el virus del Nilo Occidental, el dengue o la chikungunya entre los profesionales de la salud, tanto humana como animal, puede ser un desafío para la detección precoz”, alerta.
“La gente tiene que ser más consciente (de las enfermedades tropicales en Europa). Tienen más conciencia de enfermedades infecciosas, en general, pero probablemente no tanto del hecho de que hay ciertas enfermedades infecciosas (en el continente)”, que antes no había, observó Lowe.
Pero no todo es mayor conciencia. Las probabilidades de contener, por ejemplo, un brote causado por un mosquito, dependerá de numerosos factores, como “la vigilancia de la propagación y el control del mosquito”, precisó.
La OMS señaló la necesidad de informar a la gente para su propia protección, y si bien las autoridades deben asegurarse de eliminar los sitios de reproducción de mosquitos, los médicos deben capacitarse de forma regular para reconocer enfermedades que no eran comunes en Europa.
Pero hay otros especialistas que sostienen que en vez de tener que atender brotes de enfermedades, los gobiernos deben trabajar para frenar el cambio climático y evitar que aparezcan.
“Todavía hay mucho que no se sabe con respecto a los del cambio climático para la salud, y no saben cómo pueden evolucionar”, observó Stauffer.
“Pero la lección que nos dejó el verano (boreal) es que necesitamos redoblar esfuerzos para hacer frente al cambio climático, no solo adaptar la atención médica para lidiar con un clima más cálido, sino también actuar para reducir las emisiones (contaminantes)”, apuntó.
“Necesitamos pensar en prevenir los problemas de salud haciendo frente a las causas del propio cambio climático”, añadió.
Traducción: Verónica Firme