La población de Yemen apenas sobrevive en la peor crisis humanitaria del mundo en la península arábiga. Además, las fuerzas gubernamentales y los rebeldes ejercen una enorme presión sobre los principales puertos impidiendo el ingreso de suministros vitales para 22 millones de personas.
El informe de Amnistía Internacional, publicado el 22 de este mes después de siete meses de exhaustivas investigaciones, señala que la coalición encabezada por Arabia Saudita impide el ingreso de suministros humanitarios, como alimentos, combustible y medicamentos. Además, los rebeldes hutíes frenan la distribución de lo que logra ingresar.
“El aspecto central que subraya el informe es que es extremadamente difícil que la ayuda humanitaria llegue a destino en el país”, destacó Riccardo Noury, director de comunicaciones y portavoz de Amnistía Internacional en Italia, al ser consultado por IPS.
Trabajadores humanitarios detallaron a Amnistía el grado de las demoras, y uno dijo que demoró dos meses en sacar los suministros de Saná.
“La parte más difícil es sacar la asistencia de los depósitos una vez que están en Yemen”, se lamentó.
La peor crisis humanitaria del mundo
La guerra en Yemen comenzó cuando los hutíes se hicieron del control de la capital a fines de 2014, forzando la salida del gobierno regular, tras lo cual la coalición encabezada por Arabia Saudita lanzó una ofensiva en su apoyo.
Los tres años de combates ya dejaron por lo menos 10.000 yemeníes muertos y unos 40.000 heridos.
El conflicto llevó a Yemen, que ya era el país más pobre de Medio Oriente, al borde del colapso económico, social y humano.
La organización Save the Children estima que 130 niñas y niños mueren todos los días por enfermedades y hambruna.
Y se estima que las tres cuartas partes de los 27 millones de habitantes necesitan asistencia humanitaria.
Una tercera parte necesita asistencia inmediata para sobrevivir y más de la mitad viven con inseguridad alimentaria, con casi dos millones de niños y un millón de mujeres embarazadas o lactantes sufren una malnutrición aguda, señala el informe de Amnistía.
Alrededor de 8,4 millones de personas sufren una inseguridad severa y están en riesgo de morir de hambre, precisa el documento, en base a datos del Programa Mundial de Alimentos y de la Oficina de las Naciones Unidas de Asuntos Humanitarios.
Exceso de burocracia y largas esperas
Amnistía analizó el papel de los dos principales actores en el conflicto.
Por un lado, hay un bloqueo impuesto por la coalición árabe por aire, tierra y mar; por otro, la burocracia y la corrupción de los rebeldes hutíes compromete la distribución de la asistencia dentro del territorio yemení.
En noviembre, la coalición bloqueó los puertos a raíz de misiles lanzados por los hutíes hacia territorio saudí. Los puertos se abrieron semanas después, pero solo para permitir el ingreso de la asistencia humanitaria.
“Pero solo la asistencia humanitaria no alcanza para cubrir las necesidades de la población, que también depende de la importación comercial de productos esenciales como combustible, alimentos y medicamentos”, señala el informe de Amnistía.
Antes del bloqueo, se cubría más de 96 por ciento de los requisitos alimentarios del país, pero desde abril “las importaciones de alimentos son la mitad (51 por ciento) de las necesidades mensuales”.
Y lo peor es que este año, Yemen recibió 53 por ciento de los fondos solicitados.
Según la base de datos del Financial Tracking Service, que registra el flujo de asistencia humanitaria a las zonas de crisis, Yemen solo recibió 1.600 millones de dólares en 2018 de los 2.900 millones de dólares solicitados.
Arabia Saudita donó más de 500.000 millones de dólares, según la OCHA.[related_articles]
El ingreso de asistencia humanitaria está permitido en el país, aunque se acusa a las fuerzas de la coalición de obligar a los barcos a esperar su visto bueno antes de anclar.
Eso lleva a la “excesiva demora y a incertidumbre que obstruyen la distribución de la asistencia humanitaria y los bienes esenciales”, explica.
Entonces aunque los suministros logren ingresar al territorio yemení, las fuerzas rebeldes obstaculizan su distribución.
Los rebeldes hutíes deben autorizar el movimiento de suministros, lo que se supone demora, como máximo, dos días. Pero a veces se puede demorar hasta cinco días por la escasez de funcionarios.
“Pero los trabajadores humanitarios se quejan de que el exceso de burocracia ha generado demoras excesivas”, señala.
Como ejemplo mencionaron “el hecho de que los permisos otorgados a las organizaciones humanitarias restringen la autorización al movimiento en el día, horario y ubicación geográfica especificada en la solicitud”, explica.
Eso hace que si el personal humanitario “por alguna razón no está disponible para la operación ese día, tienen que solicitar un nuevo permiso y esperar otra vez”, señala el informe.
Las fuerzas hutíes son acusadas por extorsión e interferencia en la distribución de la asistencia y de “incidir en quién recibe, qué áreas y qué organizaciones la entregan”, plantea el informe.
“A menudo, las fuerzas hutíes piden que les entreguen la asistencia y que ellos la distribuyen”, aseguraron a los investigadores de Amnistía.
La demora de ambas partes atenta contra el derecho humanitario internacional, recordó Noury.
“Las partes beligerantes deben facilitar la rápida distribución de la asistencia imparcial a la población civil necesitada. También deben asegurar la libertad de movimiento a todo el personal humanitario”, añadió.
Derechos humanos en Yemen
Noury expresó su profunda preocupación por la situación de los derechos humanos en el país.
“Primero que nada, tiene toda esa situación vinculada a las violaciones del derecho internacional, que tiene que ver con el propio conflicto. Es un conflicto muy turbio, en el que las partes enfrentadas usaron armas prohibidas por las leyes internacionales, como las bombas de racimo”, explicó.
“Luego, tienes los incontables ataques contra la población civil perpetrados por la coalición encabezada por Arabia Saudita y, luego, obviamente la cuestión del flujo de la asistencia humanitaria”, apuntó.
Noury se mostró preocupado por la libertad de expresión en Yemen porque los rebeldes hutíes o efectivos de la coalición árabe detienen a activistas de la organización Mwatana para los Derechos Humanos por informar sobre los crímenes perpetrados por ambas partes.
Amnistía pidió que la ONU “imponga sanciones dirigidas contra los responsables de bloquear la asistencia humanitaria y por violar el derecho humanitario internacional”.
También pidió a las fuerzas de la coalición y a las fuerzas rebeldes que terminarán con las demoras y permitieran una pronta distribución de la asistencia y el ingreso de vuelos al país.
Traducción: Verónica Firme