Alrededor de 400 visitantes, la mayoría cubanos, suben cada día la escalinata del Capitolio, aún en restauración, que vuelve a acoger en su ala norte parte de la Asamblea Nacional por primera vez en los más de 40 años de creado este parlamento de características únicas en el mundo.
“Vienen muchos cubanos y preguntan si de verdad está aquí la Asamblea Nacional (parlamento), si usa el hemiciclo, si todo es tan protocolar como antes”, dijo a IPS la guía Eldris Vilches, de la estatal Agencia de Viajes San Cristóbal de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHC), la entidad que regenta el edificio público y patrimonial.
Abierta al público en marzo tras el cierre en 2012 para la primera restauración total desde 1929, la majestuosa sede acerca de alguna manera a la gente la Asamblea Nacional del Poder Popular, el parlamento unicameral que, el 18 y 19 de abril, constituyó su IX Legislatura con 605 diputados y eligió un nuevo presidente de gobierno y otros cargos del Consejo de Estado, máximo órgano ejecutivo del país.
“Eso ha generado mucha expectativa porque antes no se visitaba el edificio de la asamblea (en el municipio habanero de Playa)”, explicó Vilches. “Ahora llama mucho la atención tener la oportunidad de volver a visitar el Capitolio, siendo la sede de la Asamblea Nacional”, continuó.
Las guías como Vilches explican en los recorridos que en el ala norte capitolina radican las oficinas del parlamento pero las sesiones aún se realizan en el Palacio de Convenciones debido a la insuficiente cantidad de asientos disponibles en el hemiciclo norte, con 204 bancas para los diputados y 393 para visitantes en la planta alta.
La Asamblea Nacional está compuesta desde su establecimiento en 1976 por una sola cámara con un número de diputados en representación de los 11,2 millones de habitantes. Suele reunirse dos veces al año y los diputados no reciben remuneración alguna por esa función, que se suma a sus empleos.
Es el órgano supremo del poder del Estado y único con potestad constituyente y legislativa y se renueva cada cinco años mediante un proceso donde radica su singularidad y principales críticas: comienza en los barrios con voto directo y sin campañas pero en las instancias nacionales y ejecutivas opera el sufragio indirecto.
Poco divulgado en los medios locales, la presidencia, el departamento de comunicación y las 10 comisiones legislativas tienen su sede desde 2016 en los predios remozados del Capitolio, que en el pasado fue visto como un símbolo de la etapa que cerró la Revolución cubana de 1959, declarada socialista en 1961.
El regreso parcial del máximo órgano legislativo a la sede tradicional, que ya está restaurada en 70 por ciento y lo que falta se concentra en el centro y el ala sur, encierra muchas lecturas y anuncios solapados según especialistas consultados por IPS.
Para el jurista Julio Fernández Estrada, el traslado significa “un cambio profundo del sistema político”.
En algún momento, deberá ocurrir un “cambio radical en la composición del órgano legislativo del Estado cubano” de manera que el número de diputados pueda reunirse “en la sala preparada para las sesiones” del Capitolio, que fue construido para la estructura bicameral de cámara de representantes y senado que operó de 1901 a 1959.
“Todo esto puede significar en la práctica el tránsito hacia un sistema de gobierno parlamentario (…), puede ser el anuncio de un legislativo profesional”, estimó el también investigador y profesor.
Engalanada con 57 tipos de mármoles, maderas y piedras, el edificio acogió por décadas al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente pero mantuvo un área de museo como el salón donde un diamante marca el kilómetro cero de la Carretera Central del país y se alza la tercera estatua bajo techo más alta del mundo, la de La República.
“Dotar al parlamento de esa sede en este momento de reformas y reconfiguración de las fuentes de legitimidad del poder estatal en Cuba pudiera actuar como símbolo útil para recordarnos el rol central del Estado en este proceso”, interpretó la jurista y socióloga Amalia Pérez.
El país caribeño vive una nueva etapa política luego de que el 19 de abril asumiera como presidente el ingeniero electrónico Miguel Díaz-Canel, de 58 años, que significa de una u otra manera el cierre de la etapa en el poder de los Castro, que lideraron la revolución de 1959, y el mandato por vez primera de un civil.
En su discurso de investidura, Díaz-Canel reiteró la necesidad de que el parlamento se acerque más a la población, propicie la participación ciudadana y el gobierno colectivo.
Muchos de los señalamientos de especialistas y la ciudadanía van en ese sentido.
Entre los aspectos a mejorar, figuran reducir el número de integrantes, profesionalizar a los diputados para que se dediquen solo a las labores legislativas, revisar su sistema de elecciones y revocación, mejorar el control constitucional y fiscalización a las instancias estatales así como la rendición de cuentas a la ciudadanía, entre otros.
“La ubicación en esta popular zona urbana (…) parece decirnos que ahora tendremos -nacionales y visitantes- un lugar aparentemente más accesible para asistir a las sesiones parlamentarias, protestar sus decisiones y silencios, presentar iniciativas legislativas y constituyentes, tener un contacto más cercano con los diputados”, continuó Pérez.
Para la estudiosa, “el funcionamiento del parlamento pudiera ser uno de los mejores medidores de la pretendida novedad de los tiempos futuros en Cuba”, aunque observa “modificaciones en sus estrategias de comunicación que parecen abogar por una imagen renovada y más cercana a la gente”.
Y activistas reconocen que mejoró la representación de mujeres (53 por ciento), personas negras y mestizas (40 por ciento) y jóvenes (13 por ciento).
Cubierto por un lucernario, la capacidad del hemiciclo norte Camilo Cienfuegos es la que provoca interrogantes sobre futuros cambios en el parlamento cubano desde que en noviembre de 2016 la asamblea trasladó sus oficinas al Capitolio, que se restaura como regalo a la ciudad de La Habana cuando en 2019 cumpla 500 años de fundada.[related_articles]
“La terminación del audio (bocinas y micrófonos) está en proceso, no debe demorar mucho”, dijo sobre los toques finales previstos en el hemiciclo norte Marisol Marrero, la proyectista principal de la obra de restauración del Capitolio, calificada como la más grande y complicada afrontada por la OHC hasta el momento.
“El hemiciclo sur se restaurará de la misma forma y se le incluirán también todos los sistemas tecnológicos”, abundó la ingeniera civil. “Tiene menos capacidad, con otro diseño interior, (…) tiene más área de visitantes y menos de parlamentarios”, detalló la especialista en un recorrido exclusivo para IPS.
Hasta el momento, la sede capitolina es usada por el parlamento en funciones protocolares y otras reuniones del legislativo.
En febrero, cuando se inauguró la cripta al Mambí (soldado) Desconocido en homenaje a los soldados anónimos que lucharon por la independencia de la colonia española, el entonces presidente Raúl Castro dijo sobre el tema a la prensa local: “cabemos todos, creo que lo podemos hacer en los tiempos actuales”.
Un vecino del Capitolio, de 49 años y que no dio su nombre, dijo a IPS que el regreso del parlamento “marca una mayor seguridad, hace que la zona recupere la importancia histórica y el entorno ha mejorado con las restauraciones”. No obstante, indicó que le gustaría una relación más directa del legislativo con el barrio.
Edición: Estrella Gutiérrez