Frente a los viejos y nuevos desafíos que ponen en riesgo el acceso al agua, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dedica la próxima década a reforzar la protección de ese recurso natural fundamental, pero vulnerable.
La ONU lanzó la “Decenio Internacional para la Acción: Agua para un Desarrollo Sostenible” para activar la cooperación en lo relativo a ese recurso vital por su especial relación con el desarrollo sostenible.
“Es una iniciativa importante porque arroja luz sobre cuestiones relacionadas con el agua y el desarrollo sostenible salidas de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, destacó el director de comunicaciones de la Asociación Mundial para el Agua (GWP, en inglés), Steven Downey, en conversación con IPS
A diferencia de los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los ODS tienen metas específicas vinculadas al agua que van más allá de las cuestiones relacionadas con el suministro de agua potable y saneamiento.
También tienen metas específicas para mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación y la eficiencia en el uso del recurso, para implementar una gestión integrada y para ampliar la cooperación internacional y la construcción de capacidades.
Los ODM tuvieron su propio “Decenio Internacional para la Acción: El Agua fuente de vida 2005-2015”, que fue insuficiente, según el coordinador internacional de End Water Poverty, Al-Hassan Adam.
Esas iniciativas generan un impulso político para hacer frente las crisis hídricas mundiales, pero también ofrecen un momento para reflexionar, apuntó, en diálogo con IPS.
“El éxito del actual decenio depende de no repetir el mismo foco ni los mensajes que tuvimos en el pasado”, añadió Adam.
Crisis mundiales
Tanto en países en desarrollo como industrializados, las comunidades deben hacer frente a numerosas dimensiones de crisis hídricas.
“No hay lugar en el mundo donde, si no hay crisis, no haya algún tipo de problema”, observó Downey.
Según el Panel Internacional de Alto Nivel sobre el Agua (HLPW, en inglés), más de 2.000 millones de personas viven sin agua potable, lo que impacta en la salud, la educación y el sustento.
En Estados Unidos, la ciudad de Flint, en el estado de Michigan, concentró la atención internacional cuando se descubrió que el agua por cañería tenía un alto y peligroso contenido de plomo.
El metal, que tiene un efecto particularmente dañino para el desarrollo de los niños, puso en riesgo la vida de más de 25.000 niñas y niños de la zona.
Pero el agua por cañería no apta para el consumo no es un problema exclusivo de Flint.
Un nuevo estudio concluyó que más de 20 millones de estadounidenses, de California a Nueva York, usaban agua de sistemas que en 2015 no cumplían con los niveles de calidad.
Los contaminantes hallados en el agua incluyen plomo, arsénico y materia fecal.
El HLPW también concluyó que unas 3.000 millones de personas, casi la mitad de la población mundial, sufrían escasez de agua. Si no se toman medidas, ese número podría llegar a 6.000 millones en 2050, con unas 700 millones que podrían verse desplazadas por la grave escasez de agua en 2030.
Con un limitado recurso hídrico, aumenta el riesgo de conflictos.
Se teme que la escasez del agua sea responsable de la guerra civil en Siria, mientras las tensiones se acreciente en el noreste de África por una megarepresa en Etiopía.
La Gran Represa del Renacimiento de Etiopía, en construcción en el río Nilo, se convertirá en la central hidroeléctrica más grande del continente e impulsará el crecimiento económico y la producción de energía en ese país africano.
Aproximadamente 70 millones de etíopes carecen de electricidad, y una tercera parte de los más de 102 millones de habitantes viven en la pobreza.
Con la represa, la industria y el empleo crecerán, lo que será fundamental, pues se estima que la población de África se duplicará para 2050.
Pero el proyecto amenaza con provocar una guerra geopolítica por el agua entre Etiopía y Egipto, que hace tiempo que depende del río.
El Nilo suministra casi 85 por ciento del agua utilizada por Egipto. Ese país ya podría sufrir escasez hídrica en 2025, y la represa no hará más que exacerbar el problema.
“El agua es un asunto de seguridad”, subrayó Adam en diálogo con IPS. “No la puedes tratar como un juego de suma cero, hay espacio para la cooperación”, añadió.
Volviendo a la naturaleza con responsabilidad
A fin de hacer frente a los desafíos emergentes en materia de seguridad hídrica, se necesitan nuevas soluciones.
“La seguridad hídrica sostenible no se logrará con los mismos enfoques de siempre”, dijo a IPS el jefe de edición del Informe de la ONU sobre el Desarrollo de Recursos Hídricos en el Mundo, Richard Connor.
En el documento, Connor y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, proponen soluciones basadas en la naturaleza para lograr una mejor gestión del agua.
Esas soluciones usan y replican procesos naturales para mejorar la disponibilidad de agua y su calidad, como son la retención de la humedad del suelo, la recarga del agua subterránea y los humedales naturales y construidos.
Las comunidades han dependido de infraestructura “gris” o construida por la mano del hombre, como las represas, que ya no serán suficientes para resolver los problemas vinculados a la escasez del recurso, observó Connor.
Las soluciones basadas en la naturaleza, que incluyen infraestructura verde, pueden sustituir o ir de la mano de la infraestructura gris de forma más sostenible y eficiente, puntualizó.
El informe apunta al éxito de esas soluciones naturales en Rajasthan, India, donde hubo una tala excesiva, que derivó en una de las peores sequías de la historia.[related_articles]
Pero apoyándose en la naturaleza, la comunidad pudo recargar sus ríos, elevar los niveles de aguas subterráneas y aumentar las tierras agrícolas productivas.
“Sin una aceptación más rápida de las soluciones basadas en la naturaleza, la seguridad hídrica seguirá decayendo y, probablemente, también rápido”, alertó Connor.
Adam apuntó que si bien las soluciones naturales son importantes, los gobiernos también deben tomar medidas y hacerse responsables de trabajar para lograr la seguridad hídrica.
“Si hablas de las soluciones naturales, pero los gobiernos firman un contrato con una minera y las empresas contaminan el agua con impunidad, si esa es la actitud, entonces es mera retórica”, explicó.
“Se trata de que los gobiernos tengan las agallas para responsabilizar a los grandes contaminadores; si los gobiernos no asumen esa responsabilidad, terminaremos con los mismos resultados que la vez anterior”, añadió Adam.
Downey coincidió, y subrayó que la gestión del agua debe ser una prioridad nacional y que todos los actores de todos los sectores deben estar involucrados.
“El agua está vinculada a todos los sectores, energía, alimentos, salud y educación”, dijo a IPS.
Para el Decenio de Acción, el GWP ya comenzó una serie de programas de apoyo que incluyen la gestión integrada del agua y de la sequía.
“El agua es irremplazable. Si no tienes agua, ¿qué vas a hacer? No puedes beber gasóleo”, añadió.
El Decenio Internacional para la Acción: Agua para un Desarrollo Sostenible comenzó el 22 de marzo de este año, en el Día Mundial del Agua, y terminará ese mismo día de 2028.
Traducción: Verónica Firme