Enfundada en una bata blanca, María Santos Mendoza yace en una cama del Hospital Nacional General de Neumología Dr José Antonio Saldaña, al sur de San Salvador, y el habla se le dificulta un poco porque tose persistentemente.
“Me duele mucho al toser, siento como si el pulmón se va a romper”, contó a IPS esta mujer de 75 años, que fue ingresada el 2 de octubre a ese centro médico estatal especializado en enfermedades respiratorias.
Mendoza es una de las miles de personas afectadas por la mala calidad del aire en San Salvador, la segunda capital de América Latina con mayor polución atmosférica en la región, detrás de Lima y delante de Santiago, Tegucigalpa y Bogotá, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
IPS analizó la situación de Lima y San Salvador de la contaminación atmosférica, origen de enfermedades que causan una de cada 10 muertes en el mundo, según la OMS.[pullquote]3[/pullquote]
“Siento seca la garganta”, se quejó Mendoza como ejemplo de los padecimientos que el aire sucio provoca.
Su dolencia respiratoria se aglutina dentro de lo que los médicos conocen como Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
La mayoría de casos que llegan al hospital con ese diagnóstico son personas expuestas, sobre todo mujeres, al humo producido al cocinar en cocinas de leña, explicó a IPS la médica Mariasela Urbina, jefa del Departamento de Neumología del hospital.
El uso de combustibles sólidos para cocinar y calentarse, señala la OMS, es un problema de salud pública en las Américas y el principal riesgo ambiental, que en 2012 afectaba a casi 90 millones de personas y causó unas 81.424 muertes.
En hombres, los casos más frecuentes de EPOC están relacionados al humo del cigarrillo. En general, el otro responsable de afecciones respiratorias es el humo que expelen los automóviles, agregó la especialista.
Independientemente del origen, “todas las enfermedades respiratorias se exacerban, se empeoran, con un aire contaminado”, destacó Urbina.
El Área Metropolitana de San Salvador, que incluye la capital y otras 13 ciudades circundantes, es un hormiguero urbano donde viven 1,7 millones de personas. Es el centro neurálgico de este país centroamericano de 6,4 millones de habitantes.
Y el nivel de contaminación aquí es de 42 microgramos de partículas suspendidas en el aire por metro cúbico (42 ug/m3), como promedio anual, lo cual supera 4,2 veces el límite de la OMS, que es de 10 microgramos, según el portal Breathelife2030, parte de una campaña impulsada por ese organismo para sensibilizar a países y ciudadanía sobre el problema.
La polución del aire se mide a partir de la concentración y el tamaño de partículas suspendidas en el ambiente, pues las hay de 10 microgramos (PM10) y de 2,5 microgramos (PM2,5), que por ser las más pequeñas son las más dañinas.
Las de 2,5 microgramos de diámetro, “como son las más pequeñitas, son las más fácilmente respirables”, subrayó a IPS la investigadora Claudia Salazar, experta en calidad del aire del salvadoreño Ministerio de Medio Ambiente.
“Por desgracia tenemos niveles de contaminación elevados, quizá no tan alarmantes como en Shanghái o en Ciudad de México, pero sí, en horas pico en el centro de la ciudad es contaminación bárbara”, afirmó a IPS el especialista en desechos y contaminación de la Alcaldía de San Salvador, Marco Antonio González.
La OMS estima que 1.498 personas mueren anualmente en El Salvador por afecciones relacionadas a la mala calidad del aire, y a la cabeza están los paros cardiacos, según Breatelife2030.
De hecho, los infartos relacionadas a la polución representan, para el caso salvadoreño, 57,8 por ciento del parámetro establecido por la OMS como Años de Vida Ajustados en Función de la Discapacidad (Avad), dijo Agnes Soares, asesora en Epidemiología Ambiental, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), agencia continental de la OMS.
El Avad, explicó a IPS desde Washington, cuantifica los años de vida perdidos por muerte prematura o aquellos vividos con una enfermedad severa, vale decir, mide cada año de vida saludable perdido.
Lima, padecimientos similares
La situación no es muy distinta en Perú, donde también los infartos están a la cabeza de las afecciones producidas por esa realidad ambiental, según Breathelife2030.
Lima, la capital, con 9,1 millones de habitantes, muestra un nivel de contaminación más alto que el de San Salvador, con 48 microgramos de partículas suspendidas en el aire por metro cúbico (48 ug/m3), y sobrepasa 4,8 veces el límite establecido por la OMS para partículas de 2,5 microgramos.
Las muertes anuales vinculadas a la mala calidad del aire en Lima sobrepasaron las 5.100 entre 2008 y 2012, según registros considerados parciales, y 80 por ciento de ellos vinculados al transporte público.
Y hay un patrón común en todo esto.
“La quema de combustibles fósiles es el denominador común: los vehículos personales y transporte de cargas en las ciudades, la calidad del combustible y de los vehículos”, añadió Soares, de la OPS.
Otras fuentes, añadió, incluyen las emisiones de la industria, la quema de la basura, del uso de combustibles sólidos o sucios (leña, carbón, querosene y otros) para cocinar, calefacción y para generar electricidad.
En efecto, el parque automotor es el responsable de 70 por ciento de las emisiones de material particulado menor a 10 microgramos, en el distrito Lima-Callao, debido al crecimiento mostrado por el ingreso de vehículos usados, informó el peruano Ministerio del Ambiente (Minam).
Además, la existencia de pocos Límites Máximos Permisibles (LMP) de emisiones de contaminantes del aire, que son insumo para su adecuada supervisión y fiscalización, permite que estos tipos de fuente impacten negativamente en la calidad del aire, señaló a IPS el Minam, en una respuesta por escrito.
Se hace necesario, agregó, establecer nuevos LMP para diversas actividades socioeconómicas.
Las autoridades peruanas han comenzado a tomar medidas para comenzar a mejorar la situación.
En 2016, se creó un Grupo de Trabajo Multisectorial encargado de proponer medidas para mejorar la polución a nivel nacional vinculadas a las emisiones vehiculares.
Ese grupo multisectorial ha logrado la incorporación de 10 nuevos departamentos del país a la lista de los nueve que ya desde antes solo comercializan el uso del diésel bajo en azufre.
Además, desde abril de 2018 solamente se expenderá en el país gasolina y gasoiles de alto octanaje (95/97/98) con bajo azufre, con lo que se espera reducir hasta 90 por ciento las emisiones de óxidos de azufre en los vehículos que usen esos combustibles.
El Minam elabora la normativa que permitirá la aplicación de la tecnología Euro IV y sus equivalentes fuera de Europa para la reducción de emisiones, a partir de abril del próximo año.
Con ello los aproximadamente 170.000 vehículos nuevos que se sumen año a año al parque automotor reducirán sus emisiones de óxidos de nitrógeno en torno a 35 por ciento con respecto a los automóviles nuevos que actualmente incluyen la vigente tecnología Euro 3.
Intereses políticos contaminan
Mientras tanto en San Salvador, un esfuerzo por ofrecer un transporte público más moderno y menos contaminante, con autobuses de tránsito rápido, se ha visto empañado por la confrontación política.[related_articles]
El Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador es una iniciativa público-privado que contó con el apoyo del gobierno del presidente izquierdista Salvador Sánchez Cerén, para construir un carril exclusivo para circular en algunas vías de la capital, similar a los existentes en capitales como Buenos Aires, Bogotá, Ciudad de México, la misma Lima, Quito o Santiago.
Pero el sistema fue objeto de ataques desde la derecha política, ya antes de comenzar a operar en 2015.
Se criticó que el proyecto no se licitó y que el proyecto discriminaba a una mayoría de automovilistas y con esos argumentos se presentó una demanda ante la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. En mayo, esa Sala facultó el uso de todos los vehículos del carril hasta el fallo definitivo sobre el caso.
La unicameral Asamblea Legislativa también se niega a sacar de circulación los llamados “buses chatarra” con más de 20 años de circulación, aprobando periódicamente prórrogas a la entrada en vigor de un decreto que pone fin a esos automotores.
Los congresistas optan por mantener esos vehículos, que inundan de humo negro la ciudad, porque no quieren perder el favor de los miles de choferes y otros empleados del sector transporte, en los periodos electorales.
“No hay la conciencia real del problema, de que se necesita trabajar el tema de aire también, como sí se está trabajando el del agua, nos cuesta mucho ponernos de acuerdo, los actores importantes no ven los impactos que causa en la salud”, comentó a IPS el jefe del Departamento Ambiental, de la Alcaldía de San Salvador, Pedro Morán.
Alejada de esos vaivenes, que empantanan la adopción de medidas necesarias, Mendoza, acostada en la cama número 1 del pabellón “Neumología Mujeres”, dijo, entre risas: “a saber si moriré en este hospital, de todos modos ya estoy vieja”.
Con aportes de Milagros Salazar desde Lima.
Editado por Estrella Gutiérrez
Este artículo forma parte de una serie especial sobre las ciudades de América Latina, realizada por IPS con el respaldo de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI).