Alrededor de 31,1 por ciento, o 337.000 hectáreas, de Jamaica están forestadas, según la FAO. De las cuales 26,1 por ciento, o 88.000 hectáreas, se consideran bosque primario, el de mayor diversidad biológica y capacidad de absorción de carbono.
Entre 1990 y 2010, Jamaica perdió unas 400 hectáreas, o 0,12 por ciento de bosques al año, es decir que en ese período perdió 2,3 por ciento de su cobertura forestal, unas 8.000 hectáreas, añadió la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).[pullquote]3[/pullquote]
La deforestación es uno de los principales factores responsables del recalentamiento planetario causado por el dióxido de carbono acumulado en la atmósfera. Se estima que la pérdida de cobertura forestal, principalmente por la tala y quema, libera más de 1.500 millones de toneladas de ese gas contaminante cada año.
Además, se estima que se pierden más de 12 millones de hectáreas de selvas y bosques cada año por la deforestación, lo que cambiará el clima de forma drástica en las próximas décadas. Y la principal alternativa para disminuir el dióxido de carbono es frenar la tala y la quema de la cobertura forestal.
Con el objetivo de conservar la selva, la Fundación para el Ambiente de Jamaica (EFJ, en inglés) apostó a la colaboración de la comunidad y suscribió el 3 de este mes un acuerdo con 13 organizaciones locales en cinco parroquias. Los proyectos, que ascienden a 672.000 dólares, se asignan por medio del Fondo de Conservación Forestal de la EFJ.
“La deforestación es un problema. Suele ser el resultado de prácticas agrícolas, por ejemplo de tala y quema”, que usa el fuego para limpiar la tierra en la que luego se cultiva”, explicó a IPS la directora técnica de EFJ, Allison Rangolan McFarlane.
“A veces también se cortan árboles para fabricar carbón, usado como combustible, para hacer trampas para peces y para obtener madera, entre otros. A veces la deforestación es para la construcción, por ejemplo, de viviendas, carreteras o realizar actividades industriales, como la minería”, precisó.
“Nuestras selvas costeras (manglares) también sienten el impacto. La deforestación reduce la calidad del agua, aumenta la erosión del suelo, reduce la diversidad biológica y afecta a toda la cuenca”, añadió Rangolan McFarlane.
“La deforestación desempeña un papel importante en el cambio climático. Los árboles absorben dióxido de carbono para la fotosíntesis, uno de los gases de efecto invernadero. También reduce el número de árboles disponibles para absorber el dióxido de carbono”, subrayó al ser consultada por IPS.
“Además, el carbono almacenado en los árboles en pie también se libera a la atmósfera cuando los talan”, apuntó.
Los gases invernaderos liberados a la atmósfera son responsables del recalentamiento de la tierra, que acelera el cambio climático.
“Nuestros bosques producen oxígeno y absorben dióxido de carbono para la fotosíntesis al tiempo que reducen los gases invernadero de la atmósfera”, subrayó Rangolan McFarlane.
Al subrayar la importancia de la selva para Jamaica, la especialista recordó que este país caribeño obtiene muchos productos y permite generar subproductos como alimentos, medicamentos y cosméticos.
Además, es para muchas personas y comunidades un medio sostenible para ganarse la vida, precisó.
Los árboles “dan sombra y son una parte integral de nuestro suministro y ciclo de agua”, agregó.
“La selva protege nuestra cuenca y reduce la erosión del suelo y los sedimentos del agua porque las raíces de los árboles mantienen el suelo en su lugar y su follaje ayuda a reducir la fuerza de las gotas de lluvia en el suelo, permitiendo que el agua se filtre en forma gradual o que penetre en el suelo y recargue los acuíferos, de donde sacamos el agua”, explicó Rangolan McFarlane.
“Los bosques también son el hogar de muchas plantas y animales, muchos de los cuales desempeñan un papel muy importante en varios ecosistemas; por ejemplo, los manglares de Jamaica son importantes zonas de cría para muchos peces y otras especies”, añadió.
Además, “son muy importantes como zonas recreativas, algunas de las cuales tienen importancia histórica y cultural”, acotó.
El presidente de la EFJ, el profesor Dale Webber, dijo que se consideraron 33 propuestas de organizaciones no gubernamentales y que los proyectos financiados por el fondo apuntan a por lo menos uno de los temas principales: modos de vida alternativos, en especial comunidades orientadas a la protección, conservación de cuencas, reducción del riesgo de desastres naturales en las comunidades costeras y reforestación.[related_articles]
El monto mayor de 195.000 dólares fue otorgado al Club de Leones de Mona para un proyecto de largo plazo concentrado en la gestión sostenible de la selva y la mitigación del cambio climático a través de reforestación e investigación en el Parque Nacional Montes Blue and John Crow.
Los programas de apicultura, ecoturismo y agroforestales recibirán fondos como medios de empleo alternativos, como el proyecto de cría de abejas en la parroquia de Clarendon.
Varias organizaciones planean realizar talleres locales para sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la conservación forestal. La recuperación forestal a escala local también será un elemento de los proyectos de Portland, en especial el restablecimiento de los manglares, y del condado de Cockpit, en la parroquia de Trelawny.
“Asegúrense de que el trabajo que hacen tenga un impacto”, subrayó Webber a los beneficiarios. “Queremos ayudarlos a marcar una diferencia en sus comunidades”, añadió.
Mientras, Rangolan McFarlane anticipó que espera que la colaboración con organizaciones comunitarias, no gubernamentales y otros socios genere muchos resultados diferentes.
Cada programa o proyecto atiende los problemas identificados por la organización ejecutora en la zona donde trabajará. Algunos de ellos ofrecerán oportunidades laborales sostenibles, como la apicultura, para reducir algunas de las prácticas no sostenibles, como la tala y quema para la agricultura o la fabricación de carbón.
Otras incluyen varios tipos de capacitación, como estilos de vida sostenibles y gestión de proyectos, concienciación pública y actividades educativas, y la reducción del riesgo de desastres, que incluye el control de la erosión mediante la reforestación y otras actividades.
“Esperamos que los resultados generen mejores condiciones ambientales y sociales en las comunidades donde se llevan a cabo los proyectos, y que también mejoren las capacidades de las personas, organizaciones y comunidades implementadoras”, añadió Rangolan McFarlane.
Traducido por Verónica Firme