El turismo es el principal motor de la economía y el mayor creador de empleo en el Caribe después del sector público. En 2016 superó por primera vez los 29 millones de visitantes y volvió a crecer más rápidamente que el promedio mundial.
El gasto de los turistas también alcanzó un máximo histórico, creciendo en un 3,5 por ciento hasta los 35.500 millones dólares. Y el pronóstico para 2017 sigue siendo optimista, con un incremento previsto de 2,5 a 3,5 por ciento en las llegadas de larga duración y de 1,5 a 2,5 por ciento en las de pasajeros de cruceros.[pullquote]3[/pullquote]
Sin embargo, las autoridades advierten que cambios drásticos en las condiciones climáticas afectan considerablemente a las islas caribeñas y temen que el cambio climático tenga un impacto devastador en el sector, que enfrenta importantes amenazas futuras relacionadas con la competitividad.
Para una región tan dependiente de las atracciones turísticas costeras y marinas, la adaptación y la resiliencia son elementos fundamentales para el turismo, añaden.
«El impacto de huracanes más severos y la destrucción de nuestros activos turísticos más valorados, nuestras playas y arrecifes de coral, y el daño a nuestra infraestructura amenazan con revertir los avances logrados en el desarrollo”, declaró la ministra de Relaciones Exteriores de Dominica, Francine Baron.
«Nuestros esfuerzos por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030 de la Organización de las Naciones Unidas no pueden lograrse sin tratar las causas del cambio climático», destacó.
Baron hizo los comentarios en un foro sobre la cuestión del cambio climático en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos celebrada recientemente en México.
La Organización de Turismo del Caribe (CTO, en inglés) recibió una donación de 460.000 euros del Banco de Desarrollo del Caribe (CDB) para implementar un proyecto que procura aumentar la resistencia del sector turístico a los riesgos naturales y relacionados con el clima.
«El cambio climático global y sus impactos, incluida la creciente frecuencia y severidad de eventos climáticos extremos, representan un riesgo significativo para la región del Caribe y amenazan la sostenibilidad del turismo caribeño», advirtió el secretario general de la CTO, Hugh Riley.
«La CTO se complace en tener el apoyo del CDB para implementar este proyecto que contribuirá a mejorar la resiliencia, la sostenibilidad y la competitividad del sector turístico de la región”, declaró.
“La incorporación de las estrategias de adaptación al cambio climático y de gestión del riesgo de desastres en el desarrollo y la planificación del turismo es un deber de nuestros países miembros”, añadió Riley.
La asociación CDB/CTO se formalizó en una ceremonia de firma celebrada el 22 de junio en la sede del banco en Barbados.
En la ocasión, Warren Smith, presidente del CDB, señaló que el sector del turismo contribuye enormemente al desarrollo socioeconómico de la región.
«El turismo genera altos niveles de empleo, inversión extranjera directa y divisas para nuestros países prestatarios y, dada su naturaleza multisectorial, es una herramienta muy eficaz para promover el desarrollo sostenible y la reducción de la pobreza», afirmó.
«Sin embargo, mantener este papel esencial requiere que se establezcan salvaguardias adecuadas contra las enormes amenazas que el cambio climático y los peligros naturales plantean a la sostenibilidad de nuestra región», agregó Smith.
La financiación se brinda en el marco del programa para la gestión del riesgo de desastres naturales en los países del Cariforum organizado por la Unión Europea y el CDB, cuyo objetivo es reducir la vulnerabilidad a los impactos a largo plazo de los peligros naturales, incluidos las consecuencias del cambio climático.
Durante los 19 meses del período de implementación del proyecto, la CTO apoyará a las entidades turísticas de la región con la formulación de políticas, la promoción de las mejores prácticas en la gestión del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático, junto con el desarrollo de herramientas para mejorar el conocimiento del sector turístico en estrategias de reducción del riesgo y los impactos potenciales de la variabilidad climática.
También se incluirá un componente de capacitación para fortalecer la capacidad de actores de los sectores público y privado para emprender acciones adecuadas de mitigación y adaptación. La secretaría de la CTO también se beneficiará del fortalecimiento institucional para ayudar a brindar asistencia técnica y apoyo continuo a los servicios climáticos relacionados con el turismo.
El proyecto se enmarca en la celebración de 2017 como Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, designado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
En la reunión anual del directorio del CDB celebrado en Turcas y Caicos en mayo, los presidentes de los bancos nacionales destacaron la seria vulnerabilidad ambiental de la región e instaron al organismo a seguir desempeñando un papel importante para ayudar a los países prestatarios a generar resistencia.
Smith dijo que el compromiso del CDB se evidenció durante la reunión, en la que firmó un acuerdo con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para la segunda Línea de Acción para el Clima.
«Esto facilitará una mayor protección contra el cambio climático en las infraestructuras críticas del Caribe. La línea de crédito de 100 millones de euros es el mayor préstamo individual realizado por el BEI en nuestra región», aseguró.
Las inversiones que se podrán realizar con el préstamo del BEI incluyen proyectos de mitigación, adaptación y resiliencia en energías renovables, eficiencia energética, transporte por carretera, infraestructura hídrica e infraestructura física y social a nivel comunitario que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y mejoran la resistencia al impacto del cambio climático.
«Estamos encantados de firmar este nuevo préstamo de acción climática con el CDB, que es el resultado de una fructífera asociación que dura casi cuatro décadas, para apoyar nuevos proyectos en el Caribe», declaró Pim Van Ballekom, vicepresidente del BEI.
Traducido por Álvaro Queiruga