Ghana cumplió 60 años esta semana y figura como un ejemplo de democracia y estabilidad. Sin embargo, actualmente su crecimiento es de solo 3,6 por ciento, el más bajo en 20 años, y sus ingresos tributarios representan 18 por ciento del producto interno bruto (PIB), la proporción más baja entre las economías de medianos ingresos.
Este país de África occidental se independizó de Gran Bretaña el 6 de marzo de 1957 y sigue plagado de contradicciones.
A los 60 años tiene una deuda de 73 por ciento del PIB, una de las más elevadas de esta región africana, un servicio irregular de electricidad, que tiene consecuencias negativas en el sector empresarial, y el sector informal todavía no está lo suficientemente formalizado como para ampliar la red fiscal.
A los 60 años todavía tiene niñas y niños que estudian bajo los árboles.
Los indicadores económicos instalaron un debate nacional sobre si era prudente reservar 4,3 millones de dólares para celebrar el día de la independencia. Muchas personas sostienen que es mejor destinar esa suma a proyectos que dejen algún tipo de dividendo económico, según dijeron, que gastarlo en pompas, fastuosidad, desfiles y fanfarria.
El presidente Nana Akufo-Addo respondió a las críticas arguyendo que el presupuesto para los festejos no saldría de los contribuyentes, sino del sector empresarial. Además, el presidente del comité organizador, de 30 miembros, se apuró a agregar que estos trabajarían de forma voluntaria.
Pero algunas personas tomaron esos anuncios con reserva, quizá porque consideran que en los festejos de los 50 años hubo malversación de fondos y una corrupción lisa y llana. Hace 10 años, se gastaron más de 60 millones de dólares.
El director del Centro para Asuntos Políticos y Gobernanza Económica del grupo de estudio Imani-Ghana, quiere que el gobierno publique los nombres de todas las compañías que aseguraron su participación, así como el monto que se comprometieron a aportar, a fin de garantizar la responsabilidad y la transparencia.
Patrick Stephenson considera que esa “es la única forma de garantizar que una entidad corporativa no aproveche para conseguir de forma indebida contratos solo por participar en este evento”.
La independencia siempre se conmemoró con desfiles de las fuerzas de seguridad, sindicatos, comerciantes y escolares, entre otros. Los festejos, que suelen comenzar con el encendido de una llama, también cuentan con la inspección del presidente de la guardia montada en su honor.
Stephenson quiere que los organizadores sean creativos y usen formas innovadoras para proyectar y desarrollar ciertos aspectos de la economía y la cultura del país.
“Por ejemplo, el cacao, uno de nuestros cultivos comerciales, puede ser el tema del año de una de las conmemoraciones en la que se revise la historia, los desafíos, la situación actual y se puedan fijar objetivos sobre cómo aumentar su producción”, indicó.
“Los desfiles son divertidos, pero no es necesario estar parado y saludar”, coincidió el especialista en comunicación Ete Skanku. “Evítenle a los niños la innecesaria deshidratación”, acotó.
“Tienen que participar de otra forma. Pueden mandarlos a promover una gran iniciativa nacional de forma práctica o darle significado y vida a un proyecto nacional”, añadió.
Es un día feriado, pero la mayoría de las personas en el sector informal, en especial comerciantes, no pueden dejar de trabajar.
En el distrito comercial de esta capital, los comerciantes siguen con sus actividades. Sin embargo, creen que es un día para festejar pues el presupuesto nacional presentado por le ministro de Finanzas hace unos días parece alentador.
El gobierno derogó nueve impuestos, incluso el que gravaba a la importación de repuestos y otro especial para el petróleo, con el argumento de que son gravámenes pesados “con pocas posibilidades de generar ingresos, que al mismo tiempo suponen una carga significativa para el sector privado y para el ciudadano promedio”.[related_articles]
“Esas medidas ayudarán mucho a los empresarios, y la política de una fábrica por distrito del nuevo gobierno, si se implementa, permitirá que algunos de nosotros volvamos a nuestro pueblo a buscar trabajo porque en Accra destinamos una buena parte de nuestros ingresos a pagar el alquiler”, opinó Francis Agyei, de 32 años, quien se gana la vida vendiendo ropa de segunda mano en esta capital.
“Si estuviera en mi pueblo, no tendría que pagar alquiler. Podría utilizar ese dinero para otra cosa”, explicó.
Pero el especialista del departamento de economía de la Universidad de Ghana, Owusu Adu Sarkodie, opinó que los anhelos de Francis solo se cumplirán si los responsables de la economía y de los recursos hacen las cosas de una forma diferente.
Las autoridades deben aumentar la red impositiva para cubrir a la mayoría de las personas y abandonar la mentalidad de endeudamiento, según él.
“No tenemos que seguir pidiendo prestado por el simple hecho de pedir. Aun si tenemos que pedir préstamos, debemos usar el dinero con prudencia. Si analizas la deuda pública actual, la mayor parte fue para el consumo”, explicó.
“Por ejemplo, el año pasado pedimos prestados 17.000 millones de cedis (más de 3.600 millones dólares), y solo invertimos 7.000 millones (unos 1.483 millones de dólares), ¿dónde está el resto? Consumo”, respondió.
Si las palabras fueran acciones, las siguientes palabras del presidente, ofrecidas durante su discurso inaugural sobre el Estado de la Nación en el parlamento, deberían llevar esperanzas a la ciudadanía.
“Implementaremos políticas para promover el desarrollo sostenible y terminar con la corrupción. Marcaremos un camino para construir una Ghana que no dependa de la caridad; una Ghana que pueda cuidar de su población mediante una gestión inteligente de los recursos que le han tocado”, declaró Nana Akufo-Addo hace un par de unas semanas.
“Esta Ghana se define por su integridad, soberanía, ethos común, disciplina y valores compartidos. En ella apostamos a ser artífices de nuestro propio destino, a movilizar nuestros propios recursos para el futuro, rompamos las cadenas de la economía colonial (del administrador británico Gordon) ‘Guggisberg’ y la mentalidad de dependencia, rescates bancarios y extracción”, aseguró.
“Es una economía en la que miramos más allá de nuestras materias básicas para ubicarnos en el mercado global. Es un país en el que nos concentramos en el comercio, no en la asistencia, en apoyar, no en retirar la ayuda. Es un país con un sector privado fuerte”, añadió.
“Es una Ghana que va más allá de la asistencia”, resumió.
Traducido por Verónica Firme