Chile comienza 2017 dando un paso innovador en el desarrollo de la energía solar, donde ostenta la primacía de América Latina, con la entrada en funcionamiento de su primera planta ciudadana.
Este país sudamericano de casi 18 millones de habitantes tiene proyectos por 9.000 millones de dólares en el área de las energías renovables no convencionales (ERNC) durante los próximos cuatro años, en un esfuerzo para romper su alta dependencia de los combustibles fósiles, que aún generan más de 55 por ciento de la electricidad.
La Agenda de Energía, establecida en 2014 por la presidenta socialista Michelle Bachelet, cuenta con la participación de inversores internacionales, grandes compañías eléctricas, los determinantes sectores de la minería y la agricultura y la academia.
Ahora se suman los ecologistas, con el primer proyecto para incorporar a los ciudadanos en la producción y en las ganancias que generan las ERNC, en particular la energía solar.
Se trata de una pequeña planta fotovoltaica de 10 kilovatios que usará la energía solar para generar electricidad de autoconsumo e inyectar el remanente a la red de distribución general.
Esto permitirá a los “accionistas ciudadanos” que participen de la iniciativa recibir una rentabilidad estimada en el monto de la inflación anual más dos por ciento adicional.
“El propósito es crear una forma en la cual los ciudadanos puedan participar en los beneficios por un lado de la energía solar y en el proceso de democratización de la energía”, explicó Manuel Baquedano, director del Instituto de Ecología Política que impulsó esta iniciativa ciudadana.
La planta Central Solar Buin 1 va a funcionar comercialmente desde mediados de este mes en la comuna (municipio) de Buin, en la periferia sur de Santiago, y su cliente principal es el Centro Tecnológico para la Sustentabilidad, que se abastecerá desde ahora con la energía eléctrica producida en la planta.
“En Chile hemos presenciado un desarrollo muy importante de la energía solar fruto de la presión ciudadana que no quiso más represas. Se abrió entonces un espacio muy grande para desarrollar las ERNC”, dijo Baquedano a IPS.
“Pero esta ha estado concentrada en grandes emprendimientos, con plantas solares que fundamentalmente abastecen a la minería. Y quedó pendiente la posibilidad de que todos los ciudadanos podamos disfrutar de una energía que es directa”, explicó.
El ecólogo detalló que “decidimos organizarnos en un modelo de negocio que permita juntar inversiones ciudadanas para instalar estas plantas solares comunitarias, al no haber estímulo a partir del Estado y tampoco de las empresas privadas”.
El modelo consiste en establecer la central donde haya un cliente que quiera comprar 75 por ciento de la energía y el resto se vende a la red.
La Central Solar Buin 1requirió una inversión equivalente a unos 18.500 dólares, que se dividieron en 240 acciones de unos 77 dólares cada una, y será seguida por otras similares, posiblemente en San Pedro de Atacama, en el norte del país, o Curicó y Coyhaique, en el sur patagónico.[pullquote]1[/pullquote]
Entre los socios hay ingenieros, periodistas, sicólogos, agricultores, pequeños empresarios e incluso comunidades indígenas, de diversos localidades e interesados en replicar la iniciativa.
Dionisio Antiquera, agricultor de origen diaguita quien vive en Cerrillos de Tamaya, en Ovalle, 400 kilómetros al norte de Santiago, compró una acción porque «me gusta la energía renovable y porque es una participación de ciudadanos, de la gente de bajos recursos».
«Son muchas las formas de participación en una cooperativa», contó a IPS por teléfono.
La subsecretaria del Ministerio de Energía, Jimena Jara, destacó a IPS los avances en el desarrollo de las ERNC y estimó que “la inversión en este sector podría rondar los 9.000 millones de dólares entre el 2017 y el 2020”.
“Considerando los proyectos que hoy están en etapa de pruebas en nuestros sistemas eléctricos, más de 60 por ciento de la capacidad de generación añadida entre 2014 y fines de 2016 serán energías renovables no convencionales”, subrayó.
”Chile se ha planteado como objetivo que 70 por ciento de la generación de electricidad al 2050 sea con renovables y que al 2035 alcance 60 por ciento. Sabemos que estamos bien encaminados, y que lo lograremos con un suministro de energía ambientalmente sustentable y económicamente eficiente”, explicó la funcionaria.
Este boom de las ERNC en Chile, especialmente la solar y eólica, se sustenta en números claves, como la bajada del costo de la electricidad.
En 2016, hasta noviembre, el costo marginal promedio anual de la energía en el Sistema Interconectado Central (SIC), que cubre la mayor parte del territorio chileno, fue de 61 dólares por megavatio hora (MWh), una baja superior a 60 por ciento respecto a los precios de 2013.
El Centro de Despacho de Cargas del SIC destacó que este costo marginal, que define el valor de las transferencias entre empresas generadoras, es el menor en 10 años y se ubicó por debajo de los 91,3 dólares por MWh de 2015 y los casi 200 dólares por MWh de los años 2011 y 2012, provocados por el intensivo uso del diésel.
David Watts, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Pontificia Universidad Católica, dijo a IPS que “las energías eólica y solar desde hace bastante tiempo que ofrecen costos bastantes competitivos” y por ello cambiaron definitivamente la matriz energética chilena.
“Chile antes ni figuraba en los rankings de energía renovable. Ahora es el número uno en energía solar en América Latina y el número dos en eólica”, recordó.
El especialista destacó que “esta energía está penetrando fuertemente y esperamos que en un par de años lo haga mucho más cuando entre en servicio la batería de proyectos que se adjudicó contratos en la última licitación de clientes regulados”, aquellos que consumen menos de 500 kilovatios.
Cuando la economía recupere su dinamismo, tras su débil crecimiento actual, “esperamos que gran parte de los nuevos contratos de suministro a clientes libres (con una potencia conectada de al menos 500 kilovatios) también se hagan con proyectos solares y eólicos competitivos”, planteó el experto.
“Hay un cambio de no retorno. (Desde ahora) probablemente de vez en cuando se va a instalar uno que otro proyecto convencional si tiene costos realmente competitivos”, subrayó.
Watts, quien es además consultor en energía renovable del Ministerio de Energía, puntualizó que el impulso de las energías solar y eólica obedeció a los cambios en la legislación, que facilitaron que se oferte energía por bloques y también la conexión de las ERNC al sistema de transmisión en forma simultánea.
El informe del New Energy Finance Climatescope, elaborado por Bloomberg junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ubicó a Chile como el país que más invierte en energías limpias en América Latina y solo superado por China en el índice que evalúa a las principales economías emergentes del mundo.
Al comentar el informe, lanzado el 14 de diciembre, Bachelet dijo que «hemos invertido 3,2 mil millones de dólares el año pasado (2015), con énfasis en la energía solar, en especial en las instalaciones solares fotovoltaicas y somos líderes también en otras energías renovables no convencionales».
«Lo dijimos hace tres años, que Chile iba a cambiar su matriz energética y digo con orgullo que hemos avanzado en tener energías más limpias y sustentables”, dijo.
Editado por Estrella Gutiérrez