Filipinas ya tiene un satélite en órbita y construye el segundo, que prevé lanzar a más tardar a principios de 2018, para estudiar las tendencias meteorológicas y el cambio climático con el fin de proteger los recursos naturales del país y mejorar la gestión del riesgo de desastres.
Este Estado en desarrollo situado en el Anillo de Fuego del Pacífico, una extensa zona con frecuentes terremotos y erupciones volcánicas que lo convierte en el cuarto país del mundo más propenso a los desastres según la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, ya se benefició con el Diwata 1, su primer satélite de observación.[pullquote]3[/pullquote]
Con sus 50 kilogramos y el tamaño de dos maletas apiladas una encima de la otra, el Diwata 1 – un término filipino para un personaje mitológico que significa «hada» – acaba de completar más de 4.000 órbitas alrededor del planeta. Mientras continúa dando vueltas al globo su gemelo, Diwata 2, está en construcción.
El Diwata 1 fue lanzado a la Estación Espacial Internacional desde cabo Cañaveral, en la Florida estadounidense, el 23 de marzo de 2016, y desplegado en el espacio desde el Módulo Experimental Japonés de la EEI apodado «Kibo».
Joel Joseph Marciano, profesor de ingeniería eléctrica y electrónica de la Universidad de Filipinas (UdF), explicó que el Diwata 1 es el primer satélite construido por el programa filipino conocido como PHL-Microsat para mejorar la capacidad del país en la tecnología espacial mediante el desarrollo de microsatélites.
El programa, iniciado en 2014 y con un presupuesto de 17,1 millones de dólares, tiene el apoyo del Departamento de Ciencia y Tecnología de Filipinas y fue implementado por varios departamentos de la UdF.
Marciano, el líder del programa PHL-Microsat, señaló que el microsatélite surgió a raíz de la inquietud de varios científicos después de que la tormenta Haiyan, llamada Yolanda en Filipinas, arrasó con la ciudad de Tacloban, 573 kilómetros al sureste de Manila, y otras localidades periféricas el 8 de noviembre de 2013.
La tormenta con vientos de 250 kilómetros por hora mató a más de 6.500 personas y dañó más de un millón de hogares y 600.000 hectáreas de tierras agrícolas.
«El tifón Haiyan fue un gran despertador. Pensamos mucho en contar con tecnología de teledetección y cámaras científicas y sistemas de cable para ayudar a preparar y mitigar la devastación de los desastres», comentó Marciano a periodistas del reciente Taller de Periodismo Graciano López Jaena, organizado por la Facultad de Comunicaciones de la UdF.
Marciano añadió que Filipinas es uno de los 10 países más «biológicamente» diversos del mundo, con más de dos millones de kilómetros cuadrados de aguas marítimas que abarcan una parte importante del llamado «triángulo de coral» y albergan a miles de especies de flora y fauna. Lamentablemente, el país recibe un promedio de nueve tifones y 10 tormentas con menor intensidad cada año.
«La presencia de la tecnología de detección ambiental y de observación terrestre ofrecería información para poder intervenir más rápidamente», sostuvo Marciano, quien también es director del Instituto de Ciencia y Tecnología Avanzada del Departamento de Ciencia y Tecnología de Filipinas.
Su colega Gay Jane Perez, profesora del Instituto de Ciencias Ambientales y Meteorología de la UdF, quien es la líder del proyecto de Desarrollo de Productos de Teledetección de PHL-Microsat, dijo que una de las primeras misiones del Diwata-1 fue la de recabar imágenes que evidenciaran la destrucción causada por el tifón Haima – llamado Lawin en Filipinas – que azotó al norte del país el 20 de octubre de 2016.
Las imágenes, tomadas cinco días después del paso de la tormenta, les dieron claridad a los organismos gubernamentales encargados de la coordinación de la ayuda.
Pérez indicó que el Diwata-1tiene cámaras especiales que toman imágenes de Filipinas mientras está en órbita.
«El microsatélite tiene una capacidad única, mientras está en un elevado punto panorámico, de hacer investigación y obtener información que complemente los controles desde tierra. Podemos traducir este producto de investigación en información más útil», añadió.
El Diwata 1 incluye un telescopio de alta precisión para imágenes de alta resolución que puede utilizarse para evaluar la magnitud de los daños durante los desastres, una cámara para observar los patrones climáticos a gran escala, y un generador de imágenes multiespectral para el monitoreo de cuerpos de agua y vegetación.[related_articles]
Pérez dijo que también mejorará el inventario de recursos y la evaluación en agricultura, pesca, silvicultura, minería y energía.
«El microsatélite puede observar los eventos meteorológicos y realizar actualizaciones de tifones y lluvias intensas y proporcionar información esencial para los agricultores y pescadores que puede ayudarles a adaptar sus métodos de plantación y pesca en medio de las condiciones climáticas cambiantes», agregó.
También puede supervisar bosques, proteger sitios culturales e históricos y las fronteras territoriales de Filipinas, destacó.
Actualmente en órbita con una altitud superior a los 400 kilogramos, el Diwata-1 pasa cuatro veces al día, durante seis minutos por vez, sobre Filipinas. Tiene una capacidad de captura de 3.600 imágenes diarias. A través de su sensor, envía imágenes y datos al Centro de Recursos de Datos y Observación Terrestres de Filipinas.
Marciano y Pérez y otros científicos filipinos integran el programa PHL-Microsat que armó el Diwata-1 en colaboración con las universidades japonesas de Tohoku y Hokkaido, la UdF y universidades asociadas. El equipo filipino de científicos e ingenieros que diseñaron y construyeron el Diwata-1 ahora está basado en Japón.
Por un plan de colaboración con Japón, siete estudiantes de ingeniería de la UdF y dos investigadores científicos del Departamento de Ciencia y Tecnología de Filipinas fueron enviados a las universidades de Tohoku y Hokkaido para trabajar en el diseño del microsatélite mientras continúan sus estudios avanzados.
Con un satélite en órbita y otro en construcción, Filipinas se sumó a los 70 países que, según la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos, operan agencias espaciales gubernamentales y son capaces de realizar vuelos espaciales tripulados por humanos.
Traducido por Álvaro Queiruga