El acuerdo está hecho. Es hora de actuar contra el cambio climático

Acción climática como respuesta al Acuerdo de París.
Un niño atraviesa con su bicicleta un largo camino de barro estrecho en Bangladesh, uno de los países más vulnerables al aumento del nivel del mar y la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Crédito: GMB Akash / PNUD

El mundo celebró en diciembre de 2015, cuando se alcanzó un nuevo acuerdo mundial sobre cambio climático en París. Menos de un año después, ese acuerdo ha entrado en vigor. Esto es un logro significativo. Ahora necesitamos acción climática rápida y efectiva.

La implementación total del Acuerdo de París requiere que el uso insostenible de energía, la deforestación y otras fuentes de gases de efecto invernadero sean enfrentados de forma decisiva. El objetivo es construir un futuro de cero carbono, resiliente al clima y sostenible. Sabiendo esto, nuestra foco debe ser seguir el camino trazado en París.

Las transformaciones requeridas costarán años de trabajo arduo y billones de dólares para tener resultados. Pero si logramos un compromiso colectivo para este futuro, también podremos crear empleo, mejorar la salud pública, impulsar la innovación, proteger ecosistemas vitales y preservar recursos hídricos, solo por nombrar algunos de los beneficios vinculados a la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático.

Helen Clark, administradora del PNUD
Helen Clark, administradora del PNUD

Para los países alrededor del mundo, la nueva “era de implementación” del Acuerdo de París significa transformar sus compromisos climáticos, expresados en sus Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional (NDC,  en inglés), en acciones concretas.

El PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), como un socio clave para la acción climática, está listo para asistir a los países en la implementación de las herramientas necesarias para movilizar los recursos que respalden una acción sustancial e inmediata.

Para ir de las intenciones a los planes de acción, tres cosas son necesarias:

En primer lugar, es crítico el acceso al financiamiento. Para muchos países, esto significa movilizar recursos locales desde diversos sectores y ministerios. Para otros, se traduce en atraer respaldo bilateral y multilateral. Para todas las naciones, implica asegurar que los programas climáticos atraigan la inversión pública y privada.

En la experiencia del PNUD, el acceso a financiamiento climático se fortalece cuando se desarrolla en contextos favorables. Las políticas y barreras regulatorias de la inversión pública y privada en sostenibilidad deben ser removidas.

En segundo lugar, el fortalecimiento de capacidades es esencial. Los países han realizado compromisos ambiciosos vinculados a la adaptación y mitigación en sus INDC, pero requieren apoyo para desarrollar las capacidades institucionales y técnicas necesarias para alcanzarlos. El PNUD, junto a su extenso portafolio de proyectos climáticos, está comprometido con esta tarea.

Las naciones más vulnerables al clima necesitan respaldo hoy para construir resiliencia ante los cada vez más volátiles fenómenos climáticos que amenazan la vida y los recursos de sus poblaciones.

Tan solo en octubre, el huracán Matthew ha devastado a Haití, destruyendo hogares e infraestructura, cobrando la vida de más de 500 personas e impactando la de cientos de miles de haitianos.

En el este y el sur de África, el reciente fenómeno de El Niño contribuyó a la peor sequía que muchos países de la región experimentaron en más de 30 años, llevando a millones de personas a la escasez de alimentos y agua, y a la pérdida de sus medios de vida.

Invertir en nuevas tecnologías y fortalecer las capacidades instituciones para la adaptación es clave. Más cultivos sostenibles, infraestructura hídrica, seguros frente a los riesgos, sistemas de alerta temprana y preparación ante desastres todos son parte de la ecuación.

En Malawi, golpeado fuertemente por una reciente sequía, y por una inundación el año pasado, un nuevo proyecto de 16 millones de dólares  -financiado por el Fondo Verde para el Clima- incrementará el uso de información climática oportuna y sistemas de alerta temprana.

Finalmente, para alcanzar un desarrollo inclusivo, cero-carbono y resiliente al clima a la escala necesaria, necesitamos con urgencia alianzas sólidas. Gobiernos, socios bilaterales y multilaterales, el sector privado, la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y filántropos tienen roles fundamentales. Y una nueva lianza por las NDC será lanzada próximamente.

Mientras los países se reúnen desde el 7 de noviembre en Marrakech  en la COP22 (22 Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) para la nueva ronda de negociaciones climáticas, debe haber un llamado colectivo a la acción por el clima. Este es el momento para llevar adelante las NDC y cosechar los beneficios del crecimiento inclusivo, la innovación y la sostenibilidad.

Para quienes trabajamos en el respaldo de estos esfuerzos a nivel país, nuestros roles y responsabilidades están claros: Impulsar acción en cualquier momento y espacio posible.

El acuerdo se cerró en París. Debemos ahora virar nuestra atención al trabajo por un futuro cero-carbono y sostenible.

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