En un video difundido por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp, un hombre de Zimbabwe se dirige al presidente Robert Mugabe para decirle que 90 por ciento de los habitantes del país africano están sin trabajo y no contribuyen a la economía porque el gobierno no les puede proporcionar empleo.
«Usted agrede a los niños que expresan su sincera decepción a causa de su mal gobierno. Estamos cansados de eso”, señala el hombre de mediana edad, con respecto a lo que considera corrupción de alto nivel, injusticia y brutalidad policial, y deterioro de la prestación de los servicios sociales.[pullquote]3[/pullquote]
«Usted usa lentes, pero no puede ver. ¿Cuántas gafas necesita para ver que está destruyendo al país?», le pregunta a Mugabe, que está en el poder desde 1987.
En un país que presuntamente reprime los medios de comunicación tradicionales, los zimbabuenses encontraron otra forma de manifestar sus frustraciones con el gobierno.
Las plataformas de los medios sociales, así como los servicios de mensajes como WhatsApp, adquirieron popularidad como vías para criticar y dirigirse a Mugabe, que no es de fácil acceso para el ciudadano común.
El uso de las redes sociales se incrementó especialmente después de que el pastor evangelista Evan Mawarire publicó un video en abril en el que apareció con la bandera nacional en torno a su cuello y criticó la estrategia económica del gobierno.
El vídeo condujo a la campaña #ThisFlag (esta bandera) en la que participaron miles de zimbabuenses y que concitó la atención internacional y de millones de personas sobre la situación del país, para disgusto de Mugabe.
Ahora que tienen internet para comunicarse, los zimbabuenses tienen el poder para hablar de manera relativamente segura contra el gobierno y, al mismo tiempo, la propaganda estatal comienza a perder su eficacia.
El empeoramiento de la situación económica provocó numerosas protestas contra el presidente y su gobierno. Dependiendo de la fuente, las estimaciones sobre la tasa de desempleo del país varían de cuatro por ciento a 95 por ciento, aunque muchas no están respaldadas por datos fiables. No obstante, dado el precario estado de la economía, es seguro que el nivel de personas sin empleo es alto.
El crecimiento económico descendió de 3,8 por ciento en 2014 a aproximadamente 1,5 por ciento en 2015. El elevado gasto público, el ingreso nacional menor del esperado y las bajas cifras de exportación incrementaron la deuda y afectaron al desarrollo urbano, como la vivienda y el transporte, así como los servicios sociales.
En julio, miles de ciudadanos se reunieron para protestar contra estos problemas. Desde entonces, el malestar se ha extendido por todo el país.
El gobierno ha sido acusado de bloquear las redes sociales como Facebook y WhatsApp para evitar que la gente se reúna con fines de protestar.[related_articles]
Aunque Zimbabwe es constitucionalmente una república, ha estado bajo el control de Mugabe y su Unión Nacional Africana de Zimbabwe – Frente Patriótico (ZANU-PF) desde la independencia del país en 1980. Las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias se llevaron a cabo sin violencia, pero el proceso no fue ni justo ni creíble.
Según Human Rights Watch, el gobierno de Mugabe ha sido acusado de violar sistemáticamente los derechos humanos. Prácticas como secuestros, arrestos, torturas y acoso son cotidianas, al igual que restricciones a la libertad de expresión, entre otras, denunció la organización.
El régimen de Mugabe detuvo a cientos de activistas de la sociedad civil y opositores políticos por celebrar reuniones o participar en manifestaciones pacíficas. Periódicos percibidos como críticos del gobierno son reprimidos y sus periodistas silenciados. La ley de Acceso a la Información y Protección de la Privacidad castiga hasta con dos años de prisión el ejercicio del periodismo sin acreditación.
El Daily News, el único diario independiente de Zimbabwe con una visión crítica del gobierno, tuvo que cerrar en 2001 luego de que una bomba explotara en su planta de impresión, y no recibió la licencia oficial para la publicación de contenidos legalmente.
Al reconocer la amenaza que suponen para su gobierno los medios sociales, Mugabe aplica leyes que limitan la libre circulación de la información y someten la comunicación privada a la vigilancia estatal.
Al mismo tiempo, advierte a sus ciudadanos contra el abuso de los medios sociales, con la amenaza de que todas las tarjetas SIM en Zimbabwe se registran con el nombre del usuario, y que los infractores serían fácilmente identificados. Cualquier persona que genere, posea o difunda contenidos que Mugabe considere abusivos, amenazadores u ofensivos, dirigidos a generar disturbios o incitar a la violencia será arrestada.
Por otra parte, Mugabe pidió a la juventud del ZANU-PF que promueva al partido en el poder a través de los medios de comunicación social para que retraten a “un Zimbabwe que sea democrático, trabajador y pacífico”.
Traducido por Álvaro Queiruga