Las últimas proyecciones sobre población anuncian que 52,5 por ciento de los hogares cubanos serán encabezados por mujeres en 2030, cuando además se disparará el envejecimiento y la franja económicamente activa disminuirá en casi 133.000 personas.
IPS preguntó a mujeres en ese rol y a especialistas sobre las causas del fenómeno y los desafíos que representa para la franja femenina en este país, con avances en la incorporación de la mujer a la vida pública y económica, aunque persisten amplios rezagos machistas, sobre todo dentro de los hogares.[pullquote]3[/pullquote]
“La mayoría de las jefas de hogar que conozco son mujeres que sufrieron un divorcio, como yo. Otras lo son porque tienen la propiedad de la casa o alcanzaron más nivel cultural y perciben más dinero que sus esposos”, estimó Luisa María Morales, empleada en una empresa estatal de gastronomía y comercio.
Morales, hoy de 51 años, se separó por segunda ocasión en 2002 y desde entonces vive con su hijo, que todavía estudia.
“Se me derrumbó la vida porque estaba acostumbrada a que mi esposo lo trajera todo”, recordó. “No fue fácil empezar a cubrir yo todas las necesidades de comida, ropa, zapatos y pagar los servicios y reparaciones de la casa… Y seguir a cargo de las labores domésticas”, enumeró.
Con el paso del tiempo, esta mujer, ahora con un cargo directivo, decidió “estar sola”. “Un esposo puede convertirse en un problema más. Prefiero tener relaciones donde ellos no tengan responsabilidades conmigo ni yo con ellos. La convivencia diaria resulta difícil también para mi hijo”, compartió.
La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) hizo públicos este mes pronósticos inéditos, de 2015 a 2030, de la población cubana de 11,2 millones de habitantes, a través de tres informes referidos a los hogares, lugar de residencia (urbana y rural) y población económicamente activa.
En 2015, todavía 53,8 por ciento de las viviendas tenían jefatura masculina. Pero el informe “Proyecciones de los Hogares Cubanos 2015-2030” prevé que en los siguientes 15 años las mujeres estarán cada vez más al mando de los hogares, al punto de que en 2030 pudieran representar 52,5 por ciento.
La proyección estimó que en 2024 serán iguales los porcentajes de jefatura femenina y masculina pero luego se mantendrá la tendencia al alza del liderazgo femenino que la ONEI observa desde 1981.
Las 15 provincias cubanas sufrirán la reducción del promedio de personas por domicilio. En 2030, los hogares unipersonales constituirán 19,7 por ciento y aquellos de dos personas 27,9 por ciento del total, según el informe.
Los estudios confirman el advenimiento de un abrupto cambio demográfico en esta nación del Caribe insular que figura entre las más envejecidas de América Latina.
La psicóloga Mareelen Díaz llamó a vincular los datos aportados por la ONEI “con equidad de género, equidad social, pobreza en el presente y el futuro”, para develar las realidades contrastantes sobre el liderazgo femenino en los hogares.[pullquote]1[/pullquote]
“Si el incremento de la jefatura de hogar femenina se interpreta de manera exclusiva como expresión de mayor emancipación de las mujeres y equidad entre los géneros, podríamos celebrar los resultados de la proyección, pero estaríamos ignorando las investigaciones que muestran la existencia de brechas de desigualdad social”, alertó.
La también vicedirectora del no gubernamental Centro Oscar Arnulfo Romero subrayó que existe una “diversidad de explicaciones del dato”.
“Las mujeres que se reconocen y/o son reconocidas como jefas de hogar pueden asumir el rol a través de patrones que podrían alejarse de la cultura patriarcal”, describió. Resaltó como las más empoderadas a aquellas con “altos niveles de escolarización y empleo calificado, unido a condiciones de vida favorables”.
Por otro lado, “las familias de jefatura femenina conforman el patrón de pobreza cubano”, remarcó la especialista, que refirió los resultados obtenidos durante décadas por las cientistas sociales Mayra Espina, María del Carmen Zabala y Ángela Ferriol.
Díaz destacó que “las mujeres jefas sin calificación profesional o técnica, en sectores de la población con condiciones socioeconómicas desfavorables” suelen estar “en situaciones de vulnerabilidad y desventaja social, que tienden a reproducirse generacionalmente”.
Este grupo tiene características como “edad promedio muy inferior a la edad media registrada entre las jefas de hogar a nivel nacional, baja incorporación al empleo, predominio de las separadas y unidas, con familias numerosas de alta carga familiar y relación conyugal inestable”, entre otras.
Además, la experta resaltó el problema de “la propia definición de jefatura de hogar y su ambigüedad de significados” porque depende de la percepción de la persona encuestada, que puede referirse “a la propiedad de la vivienda, mayor aporte de ingresos, edad, toma de decisiones y muchas variables más”.
A su juicio, este concepto oculta “versiones familiares menos patriarcales que tengan jefaturas compartidas, más democráticas y horizontales”.
Una familia diferente aspira a construir la diseñadora Lili Veranes, de 33 años, que heredó en 2010 una casa propia en la periferia de la capital cubana.[related_articles]
“Siempre he vivido sola”, contó Veranes. “Creo que es algo generacional porque mis amigas también han tenido largas relaciones de pareja sin la convivencia tradicional en la misma casa”, valoró la profesional que percibe más que los 23 dólares mensuales de salario promedio pagado por el Estado.
Su situación está cambiando luego de dos años de noviazgo estable con Alberto. “Estamos probando cómo repartirnos las tareas del hogar para hacernos la vida llevadera. Pero ponemos reglas porque yo hasta ahora garantizo el dinero para todas las necesidades de la casa”, indicó.
Para la joven, “casi no se sabe cómo conformar una familia diferente, con otros roles entre las mujeres y los hombres”.
“El incremento de la esperanza de vida al nacer, los divorcios o separaciones, la mayor participación de las mujeres en la actividad económica, son algunos de los factores que explican el incremento de los hogares con jefatura femenina”, apuntó la psicóloga Norma Vasallo, pionera en los estudios de género en Cuba.
“Pero no siempre esto indica autonomía en las mujeres”, lamentó la experta, que insistió en que muchas de las jefas de hogar “suman todas las responsabilidades económicas y del trabajo doméstico” sobre todo en los casos “de separaciones” que suelen provocar “una menor responsabilidad de los hombres con la familia”.
Reveló que entre “las jefaturas femeninas” figuran las viudas, adultas mayores solas, mujeres que migraron del campo a la ciudad y madres jóvenes sin pareja.
Editado por Estrella Gutiérrez