Un año después de aprobados los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, los países miembros de la ONU reiteraron su compromiso de que nadie quede rezagado, una meta que cada vez parece más idealista y poco factible.
Hasta el momento, este año ha resultado ser el más difícil en el camino de lograr incluir a las personas más vulnerables y marginadas en los esfuerzos de desarrollo.
Por ejemplo, en la tercera semana de este mes, la reunión de alto nivel sobre refugiados y migrantes no pudo garantizar el bienestar de niñas y niños refugiados.
Además, activistas por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) quedaron fuera de una importante reunión contra el VIH/sida realizada en junio, el mismo mes en que ninguna mujer fue votada para integrar un importante comité de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para personas con discapacidades.
En ese sentido, el secretario general de Civicus, Danny Sriskandarajah, dijo a IPS que para lograr la meta de no dejar a ninguna persona atrás es necesario que los gobiernos consideren la realización de grandes cambios en materia política y de normas sociales.
“Si nos tomamos en serio lo de encontrar y ayudar a quienes están más rezagados, no se trata de hacer un ejercicio técnico, sino de un ejercicio profundamente político”, remarcó Sriskandarajah.
El primer paso es asegurarnos de identificar e incluir a los que corren mayor riesgo de quedarse atrás, observó.
“Si en el acuerdo, nuestros gobernantes dicen 42 veces que no van a dejar a nadie atrás, necesitamos apurarnos a encontrar a los rezagados”, precisó.
Pero no siempre es fácil llegar hasta las personas marginadas y excluidas, alertó el director ejecutivo de la Alianza Internacional para Discapacitados, Vladimir Cuk, en diálogo con IPS.
“’Verdaderamente para todos’ significa que debes llegar a las personas que son más difíciles de alcanzar, más difíciles de contar, más difíciles de incluir en los programas y que es más difícil de saber algo de ellas; y estas son las personas con discapacidades”, subrayó.
Cuk señaló que hubo algunos esfuerzos por incluirlas en la Agenda de Desarrollo Sostenible para 2030, un cambio muy aplaudido con respecto a los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio, que no contemplaban a las personas con discapacidades.
Llegar hasta ese sector social particular es más difícil dado que se concentran especialmente entre las personas que viven en la extrema pobreza, alertó.
Y esa es otra de las razones por las que será difícil que nadie quede rezagado; las diferentes desventajas y tipos de exclusiones suelen superponerse unas sobre otras.
Por ejemplo, es el caso de los pueblos indígenas, que suelen ser “minorías dentro de las minorías”, coincidió Marama Pala, directora ejecutiva de la Fundación INA (Maorí, indígenas y Pacífico Sur) para el VIH/sida, en diálogo con IPS.
“Hasta que los países no atiendan las desigualdades e injusticias que padecen los pueblos indígenas, será imposible lograr los ODS”, sentenció Pala, también representante de la sociedad civil en reuniones de la ONU.
Además, las comunidades indígenas corren otro riesgo: la pérdida de sus territorios, ya sea por acaparamiento de tierras a instancias de las plantaciones de palma aceitera, u otras, hasta proyectos de infraestructura, y con fondos de organizamos multilaterales de crédito.[related_articles]
El hecho es que la “enorme demanda de alimentos, combustibles y otros productos básicos sigue empujando a la industria hacia nuevos territorios”, confirmó Alice Harrison, asesora en comunicaciones de Global Witness, al ser consultada por IPS.
“Las comunidades se encuentran ubicadas cada vez más en la línea de fuego porque adoptan una postura contra el robo y la destrucción de sus tierras y de sus recursos naturales”, añadió.
Algunas formas de desigualdades generaron demasiados enfrentamientos políticos como para incluirlas en el documento final de la Agenda 2030, que debía contar con la aprobación de los 193 miembros de la ONU.
La versión final del texto se refiere a los derechos “sin distinción de ningún tipo como raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política u otra, origen nacional o social, propiedad, lugar de nacimiento, discapacidad u otro estatus”.
Las referencias a la orientación sexual y a la situación migratoria debieron retirarse de los primeros borradores para poder lograr un consenso general.
Para luchar contra las desigualdades que dejan a muchos sectores sociales marginados y rezagados, se necesitan cambios políticos, sociales y económicos a escala nacional y multinacional.
“Una vez que se comprometen a algo como no dejar a nadie atrás, se destapan un montón de exclusiones económicas y sociales derivadas de la codicia de empresarial, de la corrupción política y de la exclusión social, que requieren cambios significativos tanto en materia de normas políticas como sociales, si queremos hacerles un seguimiento”, explicó Sriskandarajah.
Los ODS también contemplan las desigualdades entre los países. Pero algunos de los esfuerzos para combatirlas, como un organismo para la cooperación impositiva, también están estancados.
Traducido por Verónica Firme