El objetivo del modelo energético alemán es una economía baja en carbono. Eso requiere cambios sociales, de patrones de consumo y de políticas industriales, y obligará a plantas como la acería de de la empresa ThyssenKrupp en la ciudad de Duisburgo, a reconvertir su patrón energético para sustituir el carbón por fuentes limpias. Crédito: Emilio Godoy/IPS

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