La miel “es todo”, aseguró Nyovane Ndlovu, refiriéndose a que la apicultura es una fuente alternativa de «dinero fácil» en las zonas de Zimbabwe golpeadas por la sequía, este año agravada por el fenómeno de El Niño, que actualmente cede un poco.
La sequía, la peor en 30 años, echó a perder muchos cultivos y se llevó a muchos animales en distintas partes de este país y de África austral, donde más de 28 millones de personas necesitarán asistencia alimentaria este año.
Más de cuatro millones de personas necesitan asistencia en Zimbabwe, que lanzó un llamado internacional para reunir 1.600 millones de dólares para cubrir sus necesidades de granos y otros alimentos.
Ndlovu, de 57 años y residente del distrito de Lupane, una zona seca y propensa a sequías y hambrunas, es uno de los cada vez más numerosos héroes de la miel, que recurre a los recursos forestales para hacer frente a los vaivenes del clima y completar sus ingresos agrícolas.
Pero ni siquiera la apicultura se salvó de la última sequía, y muchos agricultores que dependían de la miel para llegar a fin de mes se quejan de las grandes pérdidas de este año.
“La miel es mi alimento y a mis hijos les gusta mucho porque saben que cuando cosecho no pasan hambre”, relató Ndlovu, quien aprendió el oficio hace más de 10 años.
La apicultura, a la que se dedican más de 16.000 agricultores en Zimbabwe, suele ser un complemento de los cultivos de maíz y otros granos. La temporada pasada, Ndlovu cosechó una tonelada de maíz y 0,5 de sorgo, muy poco, aun para un año seco.
“Aun con sequía rescato algo del campo, en especial pequeños granos, pero la temporada pasada fue terrible para muchos agricultores”, relató Ndlovu, quien ganó una carreta y un arado al quedar en primer lugar en una competencia agraria en 2012.
“Me dediqué a la apicultura cuando me di cuenta de los beneficios que deja. Los ingresos por la venta de miel me permitieron pagar los estudios de mis hijos y cubrir necesidades del hogar. Gano más con la miel que con otros cultivos”, aseguró.
En el distrito de Lupane, 172 kilómetros al noroeste de Bulawayo, la segunda ciudad de Zimbabwe, viven más de 90.000 personas, muchas de las cuales dependen de limitados cultivos y de la cría extensiva de ganado.
Además, es donde está el estatal bosque de madera dura, al que recurren las comunidades en busca de combustible y alimentos.
Más y más miel
Ndlovu tiene más de 20 colmenas tapa de barra y dos Langstroth, consideradas la mejor tecnología para la apicultura porque ofrecen una mejor producción y calidad de la miel.
En una buena temporada, Ndlovu gana más de 500 dólares con la venta de miel. Incluso tiene su propia marca, Maguswini Honey, que pretende comercializar una vez que su producto reciba una marca estándar. Un frasco de 375 mililítros de miel cuesta cuatro dólares en el pueblo y cinco cuando lo entrega en Bulawayo o más lejos.
En 2015, Ndlovu y sus vecinos, integrantes de Bumbanani, una asociación de apicultores con 30 miembros, vendieron 900 dólares de miel durante la Feria de Comercio Internacional de Zimbabwe, una exhibición de tres días realizada todos los años en Bulawayo.
Este año, no llegaron ni a la mitad debido a la mala cosecha que resultó de la sequía.
“El año pasado coseché tres baldes de 25 litros de miel, y este ni siquiera uno. El clima cambió y las abejas tuvieron menos flores para alimentarse, hubo menos agua y las colmenas no tuvieron mucha miel”, relató Ndlovu a IPS.
Por su parte, Nqobani Sibanda, un agricultor de Gomoza, cosechó este año un balde de 20 litros, muy por debajo de los 60 litros de 2015.
“Este año, las flores se marchitaron antes; pensamos que las abejas no tuvieron suficiente alimento por lo que la cosecha de miel fue pobre. Tengo cuatro colmenas y cada una puede darme hasta 20 litros en una buena temporada, con lo que gano 300 dólares o más, pero no este año”, relató Sibanda.
El investigador del Instituto de Estudios de Desarrollo de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología, Everson Ndlovu, dijo a IPS que los proyectos generadores de ingresos como la apicultura son una forma fácil para los agricultores de generar ingresos adicionales en épocas de malas o nulas cosechas; son iniciativas que se pueden mejorar en empresas comerciales viables.
“Se necesita más capacitación en gestión de negocios, vincular los pequeños emprendimientos al mercado y hacer que las asociaciones se registren como corresponde para tener capacidad de incidir”, puntualizó Everson Ndlovu.
“Las consecuencias de la sequía obligaron a los agricultores a diversificar su estrategia para generar ingresos, pero necesitan información del clima de forma oportuna y comprensible para tomar buenas decisiones”, explicó.
La miel se comercializa en todo el mundo, y el año pasado las ventas de miel natural ascendieron a 2.300 millones de dólares, según el sitio World Top Exports, que lleva un registro de las exportaciones. Europa encabezó la lista al concentrar 35,2 por ciento de las ventas, en cambio África registró 0.4 por ciento.
Las abejas, que ofrecen miel, propóleos, jalea real y cera, entre otros productos, contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria de unos 2.000 millones de agricultores en el mundo, sin costo alguno, concluyó un estudio de febrero de este año de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).[related_articles]
La agencia pidió la protección de abejas e insectos que desempeñan un papel vital en la polinización para contribuir de forma sostenible a aumentar el suministro de alimentos. Pero el cambio climático afecta a las colonias de abejas en todo el mundo.
Una sequía en varios frente
Los agricultores sufrieron la sequía y la apicultura no fue la excepción, como lo prueba la poca miel que cosecharon este año en comparación con el anterior en Lupane, una zona seca”, alertó Clifford Maunze, instructor en apicultura y oficial de proyecto de Ambiente África, en el marco del Programa Fuerzas Forestales, con apoyo de la FAO.
“Capacitamos agricultores y les enseñamos a contrarrestar los efectos de la sequía plantando más árboles como Moringa oleifera, que florece todo el tiempo, y promovimos el desarrollo de huertas domésticas, que pueden tener árboles cítricos para ofrecer alimento a las abejas”, explicó Maunze.
Ambiente África, que trabaja con el Departamento de Servicios de Extensión Agrícola (Agritex), capacitó a 1.382 agricultores en Lupane, y a más de 800 en el distrito de Hwange en apicultura en el marco del programa que comenzó en 2011.
Lupane fue elegida para proyectos de apicultura por su bosque indígena, algunos de los cuales están en peligro por el avance de la agricultura, los incendios forestales y la deforestación.
En las regiones más secas, como la provincia de Matabeleland Norte, los apicultores pueden cosechar hasta dos veces por temporada y con hasta cinco colmenas, pueden obtener 100 litros de miel. Eso puede aumentar en zonas con más lluvias y fuentes de néctar, y donde los apicultores pueden cosechar hasta cuatro veces por temporada.
Datos de la agencia nacional de estadística Zimstats y Agritex muestran que Zimbabwe produce más de 427.000 kilogramos de miel al año, frente a una demanda de 447.000 kilogramos. El déficit de casi 20.000 toneladas se cubre con la importación, una realidad que apicultores como Ndlovu buscan cambiar mediante una inversión incentiva en la apicultura.
Zimbabwe busca aumentar su producción de miel a 500.000 litros para 2018, según Zim-Asset, la estrategia nacional para reflotar la golpeada economía del país que atraviesa una crisis de liquidez.
Traducido por Verónica Firme