Los numerosos delegados de Medio Oriente que participaron en marzo de 2015 en una reunión en Amán para preparar la Cumbre Humanitaria Mundial, que tendrá lugar este mes en Estambul, seguramente se dieron cuenta de que su región era, y todavía es, “la madre de todas las crisis humanitarias”.
A modo de recordatorio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) remarcó: “La vida de millones de personas, de Libia a Palestina y de Yemen a Siria e Iraq, quedaron destruidas por la violencia”.
Además, subrayó que el enorme número de personas afectadas por los conflictos, la violencia y el desplazamiento poco hicieron para ser víctimas del verdadero trauma experimentado.
Hechos
La ONU informó que actualmente “hay más personas desplazadas por conflictos que en cualquier otro momento desde 1945”. Los datos no dejan lugar a dudas. Hay 60 millones de personas desplazadas, ya sea dentro o fuera de sus países, en todo el mundo.
Entre ellas:
— Cinco millones de palestinos todavía están dispersos, principalmente en países vecinos como Líbano, Siria y Jordania, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa);
— 1,5 millones de personas están sitiadas en el territorio palestino de Gaza y soportan una crisis humanitaria permanente;
— Cuatro millones de civiles sirios huyeron de la guerra convirtiéndose en refugiados en busca de protección en la región y en Europa como consecuencia inmediata de los cinco años de conflicto en Siria, estima el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur);
— Un millón de sirios debieron abandonar sus hogares y buscar seguridad en otras partes de su país, según la ONU;
— Un millón de personas en Libia sufren los incontrolables enfrentamientos armados en su propio e inestable país. “La información procedente de Libia es alarmante en relación con la ocurrencia de graves actos que podrían constituir crímenes de guerra”, denunció el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon el 6 de marzo de este año.
— Cinco millones de personas debieron abandonar sus hogares y buscar refugio dentro de su propio país o en el extranjero.
En julio de 2015, una alta funcionaria de la ONU en Iraq calificó de “devastador” el cierre de servicios vitales en ese país para las personas más necesitadas, y mencionó que el hecho tendrá un impacto directo en más de un millón de personas, entre ellas 500.000 niñas y niños que no serán inmunizados, lo que implica el riesgo de brotes de sarampión y poliomielitis.
— Un millón de refugiados sirios residen en Líbano. La ONU informó hace seis meses que alrededor de 70 por ciento de esas personas viven en condiciones de extrema pobreza.
— Dos millones de civiles en Yemen huyeron a Somalia, otro estado asolado por la guerra desde hace tiempo, debido al conflicto actual en su país.
Más de 15,2 millones de personas en Yemen carecen de acceso a servicios de salud, muy por encima de la mitad de sus 25 millones de habitantes y, sin embargo, faltan 55 por ciento de los fondos internacionales solicitados para hacer frente a esta crisis, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En otras palabras, Medio Oriente es el hogar o el lugar de procedencia de una de cada tres personas refugiadas o desplazadas en el mundo.
Los datos anteriores se refieren a la región “tradicionalmente” conocida como Medio Oriente, constituida por 22 naciones árabes e Israel.
Pero los números son más elevados si se contempla al “gran Medio Oriente” y se agregan los conflictos armados en Afganistán y Pakistán, en cuyo caso la región extendida sería el hogar o lugar de procedencia de 10 millones de refugiados y desplazados, casi la mitad de todas las personas que están en esa situación en el mundo.
La ira de la naturaleza
Pero no solo las guerras y la violencia afectan a Medio Oriente, también los desastres naturales que hacen más daño, duran más y, en muchos casos, se suceden antes de que la gente haya tenido la posibilidad de recuperarse, según la ONU.
Lo que también convierte a Medio Oriente en la “madre de las crisis humanitarias” son otros hechos dramáticos como:
— La región corre el riesgo de quedar inhabitable por las consecuencias negativas del cambio climático;
— Dos de cada tres países árabes ya sufren una grave escasez hídrica, y la tercera parte restante se considera insegura en lo que respecta a la disponibilidad de agua;
— La ONU pronosticó un déficit hídrico de 40 por ciento para 2030. Medio Oriente es una de las regiones donde el impacto será más grande.
En definitiva, una región entera de casi 400 millones de personas ya sufre desastres derivados de la acción humana, ya sean guerras u otro tipo de violencia o, sencillamente, la respuesta prevista de la naturaleza. [related_articles]
“Lo vemos y lo vivimos…”
La Cumbre Humanitaria Mundial, que se realizará el 23 y 24 de este mes en la ciudad turca de Estambul, se concentrará en cinco áreas clave: prevenir y acabar con los conflictos, respetar las leyes de la guerra, no dejar a nadie rezagado, trabajar de otra manera para terminar con las necesidades e invertir en la humanidad.
Al anunciar la realización de la cumbre, altos funcionarios de la ONU, encabezados por Ban Ki-moon, alertaron en reiteradas oportunidades que el mundo sufre la peor crisis humanitaria en más de 70 años.
En una columna para IPS, el portavoz de la cumbre, Hervé Verhoosel, escribió: “Hemos llegado a un punto sin retorno. El mundo es testigo del mayor grado de necesidad humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)”.
“La catástrofe humana es de escala titánica. Unos 125 millones de personas tienen una extrema necesidad de ayuda, más de 60 millones fueron desplazadas por la fuerza y hubo 218 millones de damnificados por desastres naturales al año en los últimos 20 años”, detalló.
Esos datos equivalen a 400 millones de víctimas, alrededor de 80 por ciento de la población europea.
Además, Verhoosel mencionó que se necesitan más de 20.000 millones de dólares para ayudar a los 37 países actualmente afectados por desastres y conflictos.
“A menos que se tomen medidas inmediatas, 62 por ciento de la población mundial, casi dos de cada tres de todos nosotros, podría vivir en 2030 en lo que se consideran situaciones frágiles. Una y otra vez escuchamos que nuestro mundo llegó a un punto de inflexión. En la actualidad, esas palabras son más ciertas que nunca”, precisó.
La situación nos golpeó de cerca, remarcó Verhoosel.
“Lentamente comprendemos que ninguno de nosotros es inmune a la reacción en cadena de los conflictos armados y los desastres naturales. Nos chocamos cara a cara con los refugiados de los países asolados por la guerra y experimentamos en carne propia las consecuencias del recalentamiento planetario en nuestro propio territorio”, observó.
“Lo vemos, lo vivimos y ya no podemos negarlo”, apuntó.
Traducido por Verónica Firme