La ONU busca un complejo industrial para la paz

Efectivos de la ONU en Goma, República Democrática del Congo. Crédito: William Lloyd-George/IPS.

En un mundo en que el gasto en defensa supera los 1,6 billones de dólares al año y el Fondo para la Consolidación de la Paz de la ONU recibe menos de 700 millones de dólares, parece claro que el complejo industrial militar está definitivamente instalado.

El desequilibrio en las prioridades globales no es fácil de superar, pero es exactamente lo que trató de lograrse en una reunión de alto nivel sobre paz y seguridad, realizada la segunda semana de este mes en la sede de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) de Nueva York.

“Necesitamos construir un complejo industrial para la paz”, sostuvo Macharia Kamau, representante permanente de Kenia en la ONU y presidente de la Comisión de Consolidación de la Paz, que asesora y apoya los esfuerzos para prevenir conflictos.

La construcción de dicho complejo permitirá fortalecer el compromiso político, asegurar que los fondos sean previsibles y reforzar las asociaciones internacionales para las operaciones de paz que apuntan a la raíz de los conflictos.

Desde 2000, la ONU busca reformar la manera en que conduce las operaciones de paz, y el eje de su mandato es un renovado interés en las acciones preventivas.

Uno de los principales aspectos de su esfuerzo fue la creación de la Comisión de Consolidación de la Paz de la ONU y su asociada el Fondo para la Consolidación de la Paz. Estos organismos son diferentes del Departamento de Mantenimiento de las Operaciones de Paz porque tratan de identificar y respaldar económicamente proyectos focalizados para prevenir conflictos, en vez de reaccionar a crisis existentes.

“Si queremos la paz en cualquier sociedad, en cualquier región, necesitamos atender las causas subyacentes, las causas de raíz de los conflictos”, subrayó Oscar Fernández-Taranco, secretario general adjunto para Apoyo a la Consolidación de la Paz.

Las causas “pueden vincularse al cambio climático, a la exclusión, a la marginación por la forma en que tratamos a mujeres, jóvenes y opositores políticos”, apuntó.

No es nueva la idea de “prevención” de conflictos dado que figura en el Artículo Uno de la Carta de la ONU, pero a menudo, los estados miembro tienen dificultades para comprometer recursos para los esfuerzos de prevención y, en cambio, gastan fondos principalmente en gestionar la reacción a las crisis y en asistencia humanitaria.

“El elemento clave (de la prevención) en la Carta de la ONU ha sido muchas veces tratada como algo adicional”, explicó Fernández-Taranco. “Esa idea secundaria debe volverse la principal, antes de que escalen los conflictos y estén fuera de control”, añadió.

Relacionando pilares de la ONU

Sobre la base de un documento de la ONU de 2015 relacionado al mantenimiento de la paz, los debates en la reunión de este mes en Nueva York vincularon la paz, la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo con la creación de una “paz sostenible”.

Eso implica el reconocimiento de cómo el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible puede contribuir a la prevención de conflictos violentos a largo plazo.

Un ejemplo de ese vínculo es el apoyo del Fondo para la Consolidación de la Paz a que mujeres fuesen mediadoras en Burundi.

Durante las últimas tensiones, las mujeres de distinto origen étnico, cultural y religioso trabajaron juntas para mantener la comunicación entre los partidos políticos y evitar la violencia. Empoderar a las mujeres en la mediación de conflictos y procesos de paz contribuye al logro de la igualdad de género al que aspiran los ODS, al tiempo que ayuda a prevenir conflictos.

El valor de apuntar a pequeñas iniciativas locales, como la de Burundi, mediante un apoyo flexible, fue una de las grandes conclusiones de otra revisión sobre las operaciones de paz de la ONU de 2015.

El documento subraya que la ONU “es a veces demasiado lenta para atender las crisis emergentes” y que a menudo “los mandatos y las misiones se elaboran en función de plantillas prehechas en vez de confeccionarse a medida para las estrategias políticas específicas a la situación en cuestión”.

La reunión de Nueva York se concentró en reconocer la capacidad del desarrollo socioeconómico y de sociedades más inclusivas para prevenir conflictos, pero algunos de los presentes señalaron que la fuerza era de todas maneras necesaria en determinadas circunstancias.

“La fuerza es un elemento que debe estar sobre la mesa, incluidas las actividades con drones (dispositivos aéreos no tripulados)”, dijo a IPS el canciller de Somalia, Abdusalam Omer, refiriéndose a la seguridad en su propio país, donde efectivos de la Unión Africana se enfrentaron el jueves 12 de este mes con combatientes de Al Shabaab.

“Dicho eso, no creo que se puedan resolver los conflictos en África, ni en cualquier otro lugar, solo mediante la fuerza”, aclaró.

Una opción racional

Cada vez se reconoce más la necesidad de encontrar soluciones más pragmáticas a los conflictos.

“Debemos apuntar a la prevención, no como algo blando o políticamente correcto, sino como realpolitik”, explicó el canciller de Noruega, Børge Brende.

Ese argumento apunta a que es de interés nacional de todos los países invertir de modo significativo en proyectos como el mantenimiento de la paz para prevenir la ocurrencia de crisis. En casi todas las reuniones, el fracaso en la prevención de conflictos se vinculó al enorme número de personas que buscan refugio en Europa.

Los estados miembro de la ONU reforzaron ese razonamiento al llamar a generar un impulso diplomático, favorecido por la exitosa adopción de la Agenda de Desarrollo para 2030 y el Acuerdo de París en 2015.[related_articles]

“Básicamente es voluntad política al más alto nivel decir que vamos a trabajar juntos”, destacó Michael Grant, embajador y vice representante permanente de Canadá en la ONU, en diálogo con IPS.

La clave para capitalizar el impulso es reconocer los vínculos entre paz, seguridad y la exitosa implementación de la Agenda de Desarrollo.

Pero aún hay un gran escepticismo, en especial en lo que respecta al compromiso de las potencias con el mantenimiento de la paz. Muchos analistas creen que sin la dedicación de las cinco potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) no se pasará de las palabras a los hechos.

“No sé si es realmente un cambio”, opinó el canciller de Etiopía, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “No hay compromiso político en las altas esferas”, observó.

Pero muchos de los participantes de la reunión de Nueva York tienen esperanzas de que la, o el, nuevo secretario general, quien asumirá el 1 de enero de 2017, fortalezca el compromiso internacional para la consolidación de la paz.

El complejo industrial militar prospera por el apoyo político y económico al gasto militar y a las soluciones militares para los desafíos globales. Para crear un “complejo industrial para la paz”, más países deberán comprometer su apoyo político y económico a proyectos de prevención, como la consolidación de la paz de la ONU.

Pero también se requerirá de un cambio de perspectiva de los estados miembro del foro mundial, alejada de la idea de invertir en la reacción como forma de contener crisis y que procure comprometer recursos antes de que emerjan los conflictos.

Traducido por Verónica Firme

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