La leña sigue siendo la principal fuente de energía en Uganda. Históricamente se ha obtenido de forma insostenible, lo que provoca un severo agotamiento de la cubierta forestal de este país de África oriental. Pero gracias a nuevas tecnologías, la biomasa se está abriendo paso.
Los científicos hallaron formas de generar electricidad suficiente para abastecer a los hogares e incluso grandes unidades industriales. La Escuela Forestal de Nyabyeya, ubicada cerca del bosque de Budongo, sufría apagones habituales hasta que el centro educativo, con la asistencia del Ministerio de Desarrollo de Energía y Minerales, decidió recurrir a un recurso local abundante.[pullquote]3[/pullquote]
La universidad opera un aserradero como parte de su curso forestal. En el pasado, los restos de madera eran reducidos a cenizas o enterrados en el suelo. Ahora, se queman con el uso de la tecnología moderna para producir gas que genera energía.
«En este entorno rural somos capaces de producir nuestra propia electricidad”, aseguró Richard Kisakye, el director de la planta de generación de energía de biomasa de la Escuela Forestal de Nyabyeya.
«Si usáramos solo diésel, usaríamos siete litros… por hora para abastecer al generador de la escuela. Pero si usamos biomasa y lo gasificamos, usaríamos 1,5 litros de diésel por hora para producir la misma cantidad de electricidad», explicó a IPS.
La Agencia Internacional de Energía Renovable (Irena, en inglés) considera a la biomasa una de las principales fuentes de energía renovables a las que Uganda y otros países africanos podrían recurrir. Esta comprende desechos y subproductos de la agricultura, las plantas, el estiércol y residuos industriales, entre otros materiales.
La electricidad se genera en el proceso de gasificación, por el cual se transforma material de biomasa sólida en combustibles gaseosos. En lugar de la combustión del diésel o la gasolina en un motor, se quema el gas procedente de la madera. El motor se conecta entonces a un generador para generar electricidad.
La planta de Nyabyeya genera hasta 50 kilovatios de electricidad, mucho más de lo que requiere la escuela, según Kisakye.
«El máximo que usamos es 20 kilovatios” para toda la escuela, “pero el pequeño sistema está generando 50 kilovatios de electricidad, así que tenemos un exceso de energía», añadió.
La mayor parte de la población rural de Uganda es pobre, y consume leña y residuos agrícolas para generar energía.
Pero el resultado de proyectos como la planta de energía de biomasa de Nyabyeya está renovando el interés en la madera y la biomasa como fuentes de energía a mayor escala, y como una alternativa a los combustibles fósiles. El ministerio de Energía estima que el país posee un potencial de 1.650 megavatios procedentes de la biomasa.
Estudios recientes indican que el país cuenta con 286 millones de toneladas de biomasa de madera con una media de crecimiento anual de 50 millones de toneladas por año.
Godfrey Ndaula, el funcionario encargado de la energía renovable, dijo a IPS que el principal desafío de Uganda no es contar con un suministro suficiente de biomasa, sino con la tecnología necesaria para utilizar sus diversas formas.
La falta de tecnología impedía aprovechar una extensa gama de formas no tradicionales de biomasa, afirmó.
«Si nos fijamos en la energía que consume Uganda, 92 por ciento es de biomasa. Sin embargo, los dispositivos que utilizamos para su explotación son iguales a los que usó el hombre en la Edad de Piedra. Tenemos sistemas de fuego directo para cocinar – incluso el ahumado de pescado, la quema de ladrillo -, todavía utilizamos sistemas muy ineficientes», subrayó.
Ndaula dijo a IPS que la cadena de valor de la energía de la biomasa en este país, al igual que en muchas partes de África, está más cerca de las comunidades rurales y es probable que reciba más aceptación social, en comparación con otras formas de energía disponible.
Además, la participación en la cadena de valor tiene el potencial de reducir la pobreza y crear condiciones para la generación de riqueza, añadió.
En general, unas 620 millones de personas del total de 970 millones de habitantes de África subsahariana carecen de acceso a la electricidad, aunque se prevé que la demanda tendrá un crecimiento de seis por ciento anual.
La industria azucarera ugandesa aprovechó los avances tecnológicos para convertir al bagazo – cuya disposición generaba un gran problema en el pasado – en una de las principales fuentes de energía para la producción de electricidad térmica.
La cáscara de café siempre se ha empleado como un fertilizante natural y, a veces, como un combustible. Pero ahora también se usa como fuente de energía para la producción de cemento.
En el distrito de Kasese, la empresa Hima Cement, filial de la gigante trasnacional de fabricación de cemento LafargeHolcim, alentó el cultivo del café para comprar las cáscaras y utilizarlas como fuente de energía en su rubro.[related_articles]
Julius Lukoma, un gerente de Hima, aseguró que los agricultores apoyan la iniciativa y ahora suministran suficientes cáscaras de café para generar la energía que necesita la fábrica de cemento. Parte de los insumos vienen de lugares lejanos, como Tanzania y República Democrática del Congo (RDC).
«Cada año, tenemos un crecimiento de alrededor de 10 por ciento. En 2002 utilizábamos un 10 por ciento de la biomasa para generar nuestras operaciones. Hoy tenemos cerca de 57 por ciento. Nuestro objetivo como empresa en términos de combustibles alternativos es que queremos dejar de usar el diésel», indicó Lukoma.
Cada tonelada de cemento común del tipo Portland libera a la atmósfera un promedio de emisiones equivalentes a 0,5 toneladas de dióxido de carbono, explicó.
Hima, que se encuentra cerca de la frontera con RDC, generaba su producción exclusivamente con fuel-oil, que era caro y contaminante para el ambiente.
«El coque de petróleo cuesta alrededor de nueve dólares, el fuel-oil diecinueve dólares, mientras que la biomasa cuesta alrededor de seis dólares», destacó Lukoma.
En octubre de 2015 Irena presentó la hoja de ruta África 2030 para la transición energética del continente. El informe encontró que la mitad del consumo de energía africana implica el consumo tradicional de biomasa.
África tiene que invertir en nuevas tecnologías con el fin de aprovechar de forma sostenible su enorme potencial de biomasa, dijo Asami Miketa, de Irena, en entrevista con IPS.
«La modernización en el uso de la biomasa genera un enorme potencial para que África se beneficie mediante la mejora de las vidas de las personas y el acceso a la energía limpia. Los gobiernos africanos deben crear las condiciones para acelerar el despliegue de la tecnología y modernizar la biomasa para allanar el camino para el desarrollo sin trabas, sostenible”, exhortó Miketa.
Traducido por Álvaro Queiruga