Chile, un país con 6.435 kilómetros de alargada costa sobre el océano Pacífico, podría encontrar en las energías mareomotriz y undimotriz la solución a su permanente necesidad de diversificar su matriz energética.
Según un estudio, encargado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), este país sudamericano tiene un potencial bruto en energía undimotriz, aquella producida exclusivamente por el oleaje, de unos 164 gigavatios, lo que califica como una potencia “única en el mundo”.
La investigación agrega que, con solo aprovechar 10 por ciento de la energía disponible de las fuentes undimotriz y mareomotriz, la generada por las mareas, se igualaría la capacidad instalada de todo el Sistema Interconectado Central del país, de algo más de 15.500 megavatios.
La energía de los mares, “tanto en la zona costera como entre la isla de Chiloé y Calbuco (en el extremo sur del país), está bastante estudiada y su potencial es enorme”, afirmó a IPS la ecologista Sara Larraín, directora de la organización Chile Sustentable.
Expertos y estudios coinciden en explicar que, al avanzar hacia el extremo del Polo Sur, la profundidad del océano Pacífico va en aumento, lo que produce mayor potencial energético de sus olas y mareas y hace de Chile un país privilegiado para su aprovechamiento.
Larraín agregó que las tecnologías están aún a nivel de los prototipos, italianos y escoceses, y los avances dependen de los centros de investigación internacional “porque Chile no tiene la capacidad ni científica, ni tecnológica, ni financiera para poder, en forma autónoma, hacer ese salto tecnológico”.
“Las experiencias pilotos han funcionado bien, pero de allí a dar el salto y pasar al tema industrial falta todavía”, sostuvo la ecologista.
Chile posee 17,6 millones de habitantes y una capacidad total instalada de 20.203 megavatios distribuidos mayoritariamente en los sistemas Interconectado Central (78,38 por ciento) y del Norte Grande (20,98 por ciento).
De estos, 58,4 por ciento de la energía proviene de generación de diésel, carbón y gas natural, mientras que el resto corresponde a energías renovables que incluyen, en su gran mayoría, a la mega hidroelectricidad.
Solo 13,5 por ciento del total corresponde a energías renovables no convencionales como eólica (4,57 por ciento), solar fotovoltaica (3,79 por ciento), minihidroeléctrica (2,8 por ciento) y biomasa (2,34 por ciento).
Gracias al funcionamiento de centrales eólicas y solares, en los últimos años el precio de la energía eléctrica en Chile, situado por años como el más elevado de América Latina, cayó a 104 dólares el megavatio hora, con un descenso de 34 por ciento desde el año 2013.
Según datos oficiales, las necesidades de energía eléctrica se incrementarán en 54 por ciento en la próxima década y el gobierno lanzó en diciembre el plan Energía 2050, destinado a que ese año 70 por ciento de la generación provenga de fuentes limpias, siete veces más que en la actualidad.
Ya para el año 2035, se proyecta que 40 por ciento de la generación chilena provenga de fuentes de energías renovables no convencionales.
Como parte del plan para alcanzar estas ambiciosas metas, Chile y Francia suscribieron en junio de 2015 un acuerdo de cooperación para la instalación de un centro de investigación y desarrollo aplicado de energía de los mares, conocido como MERIC, la sigla de su nombre en inglés: Marine Energy Research and Innovation Center.
Este centro, único en América Latina, tendrá un costo aproximado de 20 millones de dólares, de los cuales la Subsecretaría de Energía, a través de la Corporación de Fomento, aportará cerca de 58 por ciento, en un período de ocho años.
MERIC, con su sede en Chile, puede convertir al país sudamericano en un referente regional y mundial en el aprovechamiento de la energía de los mares.
Según el gobierno, el centro tendrá como objetivo final desarrollar conocimiento y ponerlo a disposición de la industria chilena, con el fin de propiciar la integración y promoción de tecnologías de energías marinas y, en un futuro próximo, aportar con ese conocimiento a la diversificación de la matriz energética local y a un escalamiento tecnológico de nivel nacional e internacional para el país.
Tras estudiar la infraestructura regional y la cadena de suministro nacional para la industria de energía marina, MERIC indaga ahora las condiciones específicas del mar chileno junto a una red de investigadores que integran aliados como el grupo francés DCNS y la compañía italiana Enel Green Power, junto con dos universidades locales y la fundación Inria Chile.
“La evaluación de los recursos y los ecosistemas se encuentra en su etapa inicial, con la recolección de información del comportamiento de mamíferos marinos, las especificidades chilenas en corrosión marina y biofouling (asentamiento de especies en los materiales), la modelación numérica del oleaje y de la influencia de turbinas en el flujo”, explicó a IPS el director ejecutivo de MERIC, Luc Martin.
Añadió que están siendo evaluados varios sitios potenciales para los estudios.
Buscando aunar experiencias sobre energía marina, MERIC ya suscribió acuerdos de confidencialidad con instituciones de investigación de Chile, Estados Unidos y Francia, y se apresta a hacerlo con entidades de Brasil, Escocia y Finlandia.
“Esperamos conformar una plataforma multidisciplinaria para la investigación aplicada en Chile, que impulse el desarrollo de la energía marina en el país y en el mundo”, aseveró Martin.
Para definir exactamente el potencial de la energía marina en Chile y ubicar los sitios de interés de un desarrollo sustentable de la explotación, se estudian actualmente las condiciones físicas, químicas y biológicas que permitirán establecer modelos de comportamientos y de mantención de sistemas de este tipo de energía.
Desde Chiloé hasta el austral estrecho de Magallanes “se producen diferencias de altura muy significativas, que podrían ser utilizadas con este fin”, precisó Carlos Finat, director ejecutivo de la Asociación Chilena de Energías Renovables, que aglutina a los empresarios del sector.
En diálogo con IPS, Finat advirtió que queda mucho por transitar, pues el estado de desarrollo de las tecnologías destinadas a convertir la energía mareomotriz en energía eléctrica “aún no han alcanzado el nivel de aplicaciones explotables comercialmente, aun cuando se está avanzando bastante”.
Añadió que existe mucha distancia entre los canales, estrechos y fiordos del sur de Chile, los lugares más factibles para proyectos que exploten la energía del mar, y los centros de gran demanda de energía eléctrica en este país, situados mayormente en el norte.
“El sistema de transmisión actual no sería capaz de transportar bloques grandes de energía entre esos puntos y, por lo tanto, se deberían construir ampliaciones que en este momento no están planificadas”, indicó.
“Queda un importante camino por recorrer antes de llegar a prototipos comercialmente viables, lo que seguramente requerirá un lapso de varios años”, concluyó.
Editado por Estrella Gutiérrez