Conejos son una salvación para campesinos de Zimbabwe

Cada vez más personas en Zimbabwe se vuelcan a la cría de conejos, una actividad que permitió mejorar la economía de muchos hogares como el de Tichaona Muzariri, quien se dedica a la cunicultura en Chivhu, 143 kilómetros al sur de Harare. Crédito: Jeffrey Moyo/IPS
Cada vez más personas en Zimbabwe se vuelcan a la cría de conejos, una actividad que permitió mejorar la economía de muchos hogares como el de Tichaona Muzariri, quien se dedica a la cunicultura en Chivhu, 143 kilómetros al sur de Harare. Crédito: Jeffrey Moyo/IPS

En 2009, Tichaona Muzariri dejó su trabajo de maestro en el pueblo de Range, en la localidad de Chivhu, a 143 kilómetros de la capital de Zimbabwe, para dedicarse a la cría de conejos, con solo tres hembras y un macho.

Con un capital de unos 30 dólares, Muzariri, de 44 años, empezó su pequeño emprendimiento y hoy cría casi 3.000 conejos al año y carnea unos 120 por semana, que vende a tiendas al por menor, restaurantes y hoteles.[pullquote]3[/pullquote]

La cunicultura fue un salvación para él, pues un kilogramo de carne de conejo cuesta entre ocho y 10 dólares en Zimbabwe. “Si pienso en el inicio, no puedo creer que sea yo el que está ganando miles de dólares con la cría de conejos”, relató Muzariri a IPS.

Uno de sus conejos cuesta aproximadamente seis dólares. El negocio florece porque el costo de criarlo es de un dólar al mes por ejemplar.

“No me puedo quejar, hermano. El negocio va viento en popa ahora que la carne de conejo se considera una exquisitez de la que algunos no pueden prescindir”, explicó.

Como él, prosperan muchos criadores de conejo. Cada hembra puede llegar a tener hasta 40 cachorros al año, pues la gestación demora entre 30 y 33 días.

Gracias a la corta gestación, la cunicultura está en auge en Zimbabwe y muchos criadores encuentran nichos de mercado para la carne.

Según la Asociación de Productores de Conejo (RPAZ, en inglés), hay más de 2.000 cunicultores en este país de África austral. La organización se ocupa de coordinar, administrar y promover tanto la cría comercial como doméstica, la producción y la venta de conejos, además de fijar estándares de calidad.

Muchas campesinas también se incorporaron con entusiasmo al frenesí generado por esta actividad.

Mavis Gonbo, de 32 años y originaria de Marondera, en la provincia de Mashonalandia, 72 kilómetros al este de Harare, es una de las mujeres que se volcaron a la cunicultura, principalmente a cargo de hombres en este país.

“La carne de mis conejos atrae a visitantes de distintos lugares, incluso turistas extranjeros, con lo que el negocio creció mucho”, comentó a IPS.

Los hoteles y los comercios de gran superficie se volvieron grandes compradores de carne de conejo por la gran demanda que genera su alto valor nutritivo y su fama de ser una exquisitez.

“Acumulamos una enorme clientela de amantes de la carne de conejo interesados por su elevado valor nutritivo”, confirmó a IPS el hotelero Gideon Humure, de Chivhu.

Pero es sobre todo la rapidez con la que se crían los animales lo que interesó a los criadores. Según RPAZ, después de nacer crecen muy rápido y llegan a la madurez y al tamaño requerido por el mercado en menos de seis meses.

Pero no solo se aprovecha la carne de conejo, a muchas personas les interesa el estiércol, observaron numerosos especialistas.

“También se vende el estiércol de conejo como fertilizante y como medio para el cultivo de lombrices”, confirmó Agrippa Machingura, funcionario de extensión agrícola, al ser consultado por IPS.

Además, se atribuyen propiedades medicinales a la carne de conejo, que tiene un elevado contenido de proteínas de fácil digestión, a la vez que uno de los más bajos contenidos de calorías y grasas, menos sodio y una mayor proporción de carne en relación con los huesos. Además tiene poco colesterol, considerado responsable de problemas cardíacos.

La vida no volvió a ser la misma para Muzariri y Gono desde que se dedicaron a la cunicultura.

Muzariri comentó que vende miles de conejos a los restaurantes de Harare y otras ciudades vecinas. “La gente no lo sabe, pero me cambió la vida y gracias a la demanda de productos derivados, puedo ahorrar más de 900 dólares la mes y pagar la escuela privada de mis hijos”, relató.[related_articles]

Por su parte, Gono pudo comprar una propiedad de casi cinco hectáreas a las afueras de Harare, que dedicará por completo a la cría de conejos.

“No pierdo nada aumentando el número de animlaes, pues sobreviven a cualquier condición climática, aun con nuestro clima inhóspito y no requieren demasiados alimentos caros, como los pollos”, explicó.

“La cunicultura no requiere mucho espacio como otros animales y por eso los conejos se pueden criar en cualquier lado, aún en lugares pequeños”, coincidió el especialista Trynos Gambiza.

Además, “es una actividad que no exige mucho trabajo, a diferencia de la ganadería o de la avicultura, pues los conejos son fáciles de alimentar y no requieren mucha atención”, añadió.

Por último, los conejos producen más carne con menos insumos. Según la Asociación de Cazadores de Zimbabwe, un solo conejo da unos dos kilogramos de carne con la misma cantidad de alimento y de agua con que una vaca produce 500 gramos.

Con la gran incidencia de enfermedades como la hipertensión, que son un problema cada vez mayor en Zimbabwe, cunicultores como Muzariri ofrecen soluciones para contrarrestarlas.

“Los conejos que criamos resultaron una panacea para las enfermedades asociadas a cierto nivel de vida y que aquejan a muchas personas en la actualidad”, remarcó.

Traducido por Verónica Firme

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