A las nueve de la mañana en Malawi parece que fuera plena tarde por el calor abrasador, lo que los especialistas atribuyen al fenómeno conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). El clima extremadamente caliente afecta al sur y este de África, entre otras regiones del mundo.
Debido al fenómeno, en este país africano faltan las lluvias desde hace tres semanas, lo que tiene a la población en una situación de desesperación por temor a pasar hambre este año.
Malawi tiene una sola estación de lluvias, que comienza en noviembre y termina en abril. Cuando golpeó ENOS, la mayoría de la población rural había plantado maíz, un alimento fundamental en este país, y algunas personas, incluso, habían aplicado fertilizantes.[pullquote]3[/pullquote]
El fenómeno atmosférico se caracteriza, entre otras alteraciones, por una etapa de recalentamiento de la superficie del océano Pacífico de por lo menos 0,5 grados centígrados, pero puede ser bastante más, durante unos tres meses, principalmente en la superficie oceánica del este y centro en la región tropical del planeta.
Por lo general, ENOS ocurre a intervalos irregulares de entre dos y siete años y dura de nueve meses a dos años. La duración promedio suele ser de unos cinco meses.
Se estima que en este país hay 2,8 millones de personas que necesitan asistencia alimentaria tras la última temporada de inundaciones y sequía, según un informe del Comité de Evaluación de Vulnerabilidad de Malawi.
Pero la situación podría empeorar este año. Muchos hogares no pudieron comprar fertilizantes en el marco del estatal Programa de Subsidios para Insumos Agrícolas tras el aumento que registraron esos productos.
En ese contexto, muchos campesinos pobres quedaron en una situación aún más vulnerable al no poder hacer frente al costo de volver a plantar sus huertas ni volver a aplicar fertilizantes cuando finalmente vuelvan las lluvias.
La actual situación económica de gran inflación y aumento de las tasas de interés redujo todavía más el poder adquisitivo de la población. Un gran número de personas no pueden comprar un saco de maíz, de unos 50 kilogramos, que cuestan entre 15 y 18 dólares.
En Admarc, el mercado oficial, se vende a 16 centavos de dólar el kilogramo, una diferencia más que importante.
“Los comerciantes ahora venden el maíz a unos 50 centavos el kilogramo, lo que es muy caro teniendo en cuenta la cantidad de personas que viven en mi casa”, se quejó Mwandida Mojolo, quien tiene cuatro hijos con quienes vive en la aldea de Gojo, en el sureño distrito de Mulanje.
“Aun si me propongo ir a Admarc, es imposible comprar porque hay filas muy largas. La gente pasa días y noches hasta que se rinden y regresan a sus casas con las manos vacías”, relató.
“Ahora recurrimos a comprar un ‘walkman’ (un kilogramo de harina de maíz adquirido en una tienda), que cuesta unos 270 kwachas (unos 50 centavos de dólar)”, explicó Mojolo.[related_articles]
“Hace unos meses era mejor porque cocinábamos mangos y comíamos con nuestros hijos antes de mandarlos a la escuela. Pero ahora se terminaron, no nos quedan nada. Ellos se niegan a ir a la escuela y se quejan: ‘¡mamá, cómo voy a aprender con el estómago vacío!’”, reconoció.
Además, es difícil encontrar a alguien que necesite ayuda en el campo, acotó, porque sin lluvias, no hay mucho para hacer en las huertas.
Numerosos especialistas reclaman al gobierno un plan maestro de irrigación, a fin de garantizar la producción a lo largo del año, en vez de que los agricultores tengan que esperar la lluvia.
Por ahora, las autoridades todavía están preparando una evaluación del daño que la actual condición climática causó en los cultivos, según la secretaria de Agricultura, Erica Maganga, quien no negó la gravedad de la situación.
“Este es un asunto grave que afecta a varios sectores y requiere consultas en todos los niveles para tomar medidas como país”, dijo en diálogo con IPS.
El gobierno, junto a organizaciones no gubernamentales, aseguró 2,5 millones de dólares del Fondo Fiduciario de Múltiples Donantes con el que distribuyen plantas de boniato y cortes de mandioca a las personas más afectadas por las inundaciones del año pasado, mientras otras reciben dinero en efectivo, informó Maganga a un diario local.
También mencionó que recaudaron otros 15 millones de dólares de asociaciones de agricultores para distribuir semillas de maíz y otros cultivos resistentes a la sequía.
El sábado 10 de este mes, el presidente Peter Mutharika encabezó una ceremonia en Lilongwe a la que convocó a toda la población para rezar y pedir por la lluvia.
Traducido por Verónica Firme