El pequeño agricultor de Zimbabwe, Augustine Sibanda, cultiva distintas variedades de sorgo resiliente que vienen pasando de generación en generación. Sin embargo, pudo aumentar su producción cuando optó por semillas mejoradas, resultantes de varias investigaciones científicas.
A Sibanda, cuyo terreno se ubica en el distrito de Jambezi, en la semiárida provincia de Matabelelandia, le apasiona la agricultura, la que practica con inteligencia buscando y aplicando nuevos conocimientos.
El sorgo, un cereal resistente y nutritivo, es ideal para las condiciones de aridez características del sur de Zimbabwe. Sibanda explicó que las variedades mejoradas, como Marcia, le permitieron triplicar su cosecha, que promedia los 500 kilogramos por hectárea.[pullquote]3[/pullquote]
Marcia es una de las 12 variedades mejoradas de sorgo desarrolladas y distribuidas por la estación zimbabuense del Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para los Trópicos Semiáridos (Icrisat, en inglés), gracias a la colaboración de científicos y organizaciones públicas y privadas.
Gracias a la investigación agraria, Sibanda es uno los pequeños agricultores que impulsan producción mediante variedades de semillas mejoradas y capaz de promover la seguridad alimentaria, uno de los pilares de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), acordados por 193 países en septiembre de 2015.
Los 17 ODS, con sus 169 metas, son el eje de la nueva agenda de desarrollo y deberán cumplirse en un plazo de 15 años.
La posibilidad de cultivar suficientes alimentos de forma eficiente también motivó a la ugandesa Eveline Kwarikunda, en el distrito de Kabale, en el sudoeste de su país.
Kwarikunda, quien reside en la localidad de Bubaare, solía esparcir las semillas al azar y esperar a la temporada de cosecha, pero eso se terminó. Ahora planta la variedad mejorada en una hilera y dejando espacios, además de desmalezar con frecuencia, gracias a lo cual triplicó su producción.
El cambio de técnica para plantar no fue de un día para otro, reconoció Kwarikunda, más bien fue el resultado del impulso colectivo y de la consciencia que adquirió al unirse a la Plataforma de Innovación de Bubaare (IP, en inglés).
Una plataforma de innovación es una estructura formal que reúne a agricultores, investigadores, funcionarios de extensión, autoridades y consumidores elegidos a lo largo de la cadena de valor de un producto básico específico o de un sistema de producción.
“Cosecho unos 30 sacos de sorgo ahora, pero antes de unirme a la IP completaba unos 10 porque no sabía mucho sobre cómo cultivarlo mejor”, relató Kwarikunda, “A medida que ponga en práctica lo que aprendí, lograré una mayor producción, es decir más dinero para mi familia”, subrayó.
Preocupados por la linealidad de la investigación en materia agrícola en África y por la limitada participación de todos los actores del sector, el Foro de Investigación sobre Agricultura de África (Fara), con sede en Ghana, y el Centro para la Agricultura Tropical (CIAT) desarrollaron el concepto de Investigación Agrícola Integrada para el Desarrollo (IARD4D, en inglés).
Es un concepto que se promovió mediante plataformas de innovación, que ayudan a sus miembros a encontrar soluciones innovadoras para desafíos puntuales.
La inversión en ciencia, tecnología e innovación ayudará a África a cumplir los ambiciosos ODS y a mejorar la vida de la población.
La ministra de Ciencia y Tecnología de Sudáfrica, Naledi Pandor, dijo en la apertura del Foro de la Ciencia, realizado en Pretoria en diciembre, que este continente no podía avanzar sin invertir en investigación científica.
Pandor se lamentó de que la ciencia no fuera una prioridad del desarrollo, pues África necesita sistemas nacionales de innovación sólidos para traducir las ideas creativas en soluciones para los desafíos en materia de desarrollo.
“Lamentablemente, la ciencia no concentra la atención del gobierno, se considera menos significativa que la escasez de agua, la seguridad alimentaria y las enfermedades. Pero, todos esos problemas pueden atenderse gracias a la ciencia”, subrayó Pandor.
En 2007, los miembros de la Unión Africana se comprometieron a invertir uno por ciento de su producto interno bruto en ciencia e investigación para 2020.
La ciencia, la tecnología y la innovación son claves para que África logre los ODS, coincidió Lucille Spini, directora de programas de ciencias del Consejo Internacional de Ciencias (ICSU, en inglés).
Además, “necesitamos concentrar nuestra atención en las ciencias sociales, por ejemplo, en programas para la construcción de capacidades a fin de lograr un enfoque integrado para hacer frente a los ODS”, dijo Spini a IPS.
ICSU colabora con el Consejo Internacional de Ciencias Sociales para promover un enfoque integrado, acotó.
Según el Banco Mundial, África debe achicar su falta de capacidades e incorporar más estudiantes a las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas para impulsar el desarrollo con apoyo científico. El organismo subraya que este continente debe producir los científicos que necesita la industria.[related_articles]
Además, peligra la competitividad de África por la fuga de cerebros, la falta de infraestructura adecuada, las malas políticas científicas y la discrepancia entre la investigación científica y las necesidades de la industria.
El investigador zimbabuense, Mandi Rukuni, también analista de políticas de tierras, dijo que África debe apuntar a la inversión en investigación científica para hacer frente a los desafíos de la productividad, la comercialización y la adopción de tecnología que afrontan los pequeños agricultores, quienes alimentan al continente.
“La ciencia debe ofrecer soluciones para empresas de agricultores, jóvenes y mujeres, pero la investigación se concentra en el laboratorio y en el terreno, pero no en las personas que más necesitan las soluciones científicas”, explicó Rukuni, profesor de economía agrícola, al ser consultado por IPS.
La mayoría de las tecnologías promovidas para los pequeños cultivadores no eran adecuadas para ellos, sino para grandes agricultores, pues subrayan el uso de tractores y de una enorme cantidad de insumo como fertilizantes.
La ciencia, la tecnología y la innovación se consideran claves para el desarrollo de este continente en el Agenda de África 2063, una hoja de ruta para los próximos 50 años, adoptada por los jefes de Estado y de gobierno africanos.
El documento pide actuar para “catalizar la educación y una revolución de capacidades y promover activamente la ciencia, la tecnología, la investigación y la innovación a fin de construir conocimientos, capital humano, capacidades y habilidades para impulsar la innovación”.
La riqueza de África en recursos naturales y minerales la vuelve atractiva para las inversiones, pero eso supone numerosos desafíos a la hora de garantizar una mejor educación, salud, energía, agua y vivienda para su población creciente de más de 1.200 millones de personas.
Traducido por Verónica Firme