Una exposición sobre la esclavitud en el mundo de hoy en un museo de esta ciudad del norte de Gran Bretaña lo confirma como uno de los escasos ejemplos de instituciones culturales comprometidas con los derechos humanos.
«La justicia social no sucede por sí misma. Tiene que ver con el activismo y con gente que está dispuesta a tomar riesgos», afirmó David Fleming, director de los Museos Nacionales de Liverpool, que incluyen al Museo Internacional de la Esclavitud (ISM, en inglés) donde se realiza la exposición en cuestión.[pullquote]3[/pullquote]
La institución indaga en los aspectos históricos y contemporáneos de la esclavitud y, a la vez, es un «centro internacional de recursos sobre asuntos de derechos humanos», explicó Fleming.
El ISM integra la Alianza de Justicia Social para los Museos, fundada en 2013 y que ahora comprende a más de 80 museos en el mundo. El museo de Liverpool también coordinó la fundación de la Federación de Museos Internacionales de Derechos Humanos (FIHRM) en 2010.
El objetivo de la FIHRM es animar a los museos que «se dedican a temas delicados y controvertidos de derechos humanos» a trabajar juntos y compartir «pensamientos e iniciativas nuevas en un entorno de apoyo». Ambas organizaciones reflejan la forma en que los museos están cambiando, aseguró Fleming.
«Los museos no son agentes desapasionados. Tienen un papel en la salvaguarda de la memoria. Tenemos que ver… cómo pueden transformar vidas», añadió.
La muestra actual del ISM, titulada «Vidas rotas» y en exhibición hasta abril de 2016, se dedica a las víctimas de la esclavitud en el mundo de hoy, de las cuales la mitad se encuentra en India, según se calcula. La mayoría de ellas son dalits, las personas que antes se conocían como las «intocables» de la sociedad india.
La muestra «ofrece una ventana a las experiencias de los dalits y otros que son explotados y abusados por la esclavitud moderna en India», explican sus curadores.
«Los dalits todavía experimentan marginación y prejuicios, viven en la pobreza extrema y son vulnerables a la trata de personas y al trabajo en condiciones de servidumbre», añaden.
Presentado en colaboración con la Red de Libertad Dalit, la exposición utiliza fotografías, películas, testimonios y otros medios para mostrar «historias de adversidad», que incluyen la servidumbre sexual y la esclavitud infantil. También incluye perfiles de los activistas que trabajan para reparar esas «vidas rotas».
La muestra ocupa un espacio de exposición temporal en el museo, que tiene una sección permanente dedicada a las atrocidades de la trata transatlántica de esclavos y al legado del racismo.
Junto con el Memorial de la Abolición de la Esclavitud, en la ciudad francesa de Nantes, y el recientemente inaugurado Mémorial ACTe, en la isla de Guadalupe, el museo de Liverpool es una de las pocas instituciones nacionales dedicadas a sensibilizar sobre la esclavitud, según observadores.
No obstante, brinda una «fuente vital de inspiración» a las exposiciones permanentes sobre la trata de esclavos en lugares como Burdeos, en el sudoeste de Francia, según el alcalde de la ciudad, Alain Juppé.
Allí, el Musée d’Aquitaine alberga una división llamada «Burdeos, la trata transatlántica y la esclavitud”.
Estos museos esperan desempeñar un papel en la ciudadanía mundial, educando al público y alentando a los visitantes a salir con una mentalidad diferente sobre el respeto de los derechos humanos, la justicia social, la diversidad, la igualdad y la sostenibilidad.
«Tratamos de alentar abiertamente al público a participar en la lucha por los derechos humanos. Con frecuencia hemos dicho en el Museo de la Esclavitud que queremos que la gente se vaya con el deseo de luchar contra el racismo”, expresó Fleming en entrevista con IPS.
«No se puede dictarle a la gente lo que va a pensar o cómo va a reaccionar. Pero se puede crear una atmósfera, y el ambiente en el Museo de la Esclavitud es claramente antirracista. Esperamos que la gente se vaya pensando: ‘no sabía que todas esas cosas terribles sucedieron y me voy convertido’”, añadió.
A pesar de que Liverpool fue un importante puerto esclavista en el siglo XVIII, no todo el mundo se verá afectado de la misma manera. En el pasado aparecieron esvásticas nazis pintadas en las paredes del museo, una señal de que los extremistas rechazan los objetivos de la institución.
«Algunas personas vienen ya con conocimientos y con una actitud formada, y no me imagino que podamos afectarlas. Pero apuntamos a la gente en el medio, que quizá no haya pensado sobre esto», precisó Fleming.
El director contó de la visita al museo de un grupo de escolares ingleses que al principio no entendían las fotografías que muestran a jóvenes africanos a quienes los colonialistas les habían cortado las manos.
Una vez que las imágenes les fueron explicadas, los escolares «captaron la idea de que la gente puede comportarse de forma abominable, solamente en base al origen étnico», señaló.
Fleming visita muestras de justicia social en todo el mundo y brinda información sobre el trabajo del museo, dijo.
Como orador principal, recientemente pronunció un discurso sobre el papel de los museos en una conferencia en Liverpool titulada «Movilización de la memoria: la creación de las identidades africano-atlánticas”.
El encuentro, organizado por el Colegio de Investigación Afroestadounidense (CAAR) y el Instituto de Investigación del Atlántico Negro, de Gran Bretaña, se realizó en la Universidad Hope, de Liverpool, a fines de junio.[related_articles]
Varios participantes en la conferencia del CAAR criticaron algunas secciones de la exposición en el ISM de Liverpool, preguntándose cuál era el público objetivo y quiénes habían seleccionado los objetos expuestos, por ejemplo.
Una sección que mostraba a personalidades de ascendencia africana parecía superficial, con la famosa actriz y presentadora estadounidense Oprah Winfrey, junto a otros atletas y artistas de renombre.
Fleming dijo que los museos se enfrentan a la desaprobación, tanto por ir demasiado lejos como por no “hacer lo suficiente». Pero tomar una postura indiferente no parece ser la respuesta, ya que «el mundo está lleno de museos que son falsamente neutrales», afirmó.
Los museos más relevantes e interesantes pueden ser aquellos que tienen una «brújula moral», pero necesitan ayuda, ya que pueden «hacer muy poco por sí mismos», según el director del ISM.
Las instituciones que él dirige suelen colaborar con organizaciones no gubernamentales, que aportan su propia experiencia y puntos de vista sobre las exposiciones, explicó.
Aparte de la esclavitud, varios museos en el resto del mundo dedican muestras al Holocausto judío, el apartheid en Sudáfrica, el genocidio en Camboya y otros países, y las atrocidades cometidas por las dictaduras de América Latina.
«Algunos países no quieren que los museos cambien. Pero en Liverpool, no estamos allí solo para el turismo», concluyó Fleming.
Editado por Phil Harris / Traducido por Álvaro Queiruga