En un momento en que un inusual clima caliente y seco afecta a Zimbabwe, el cambio climático y la consiguiente sequía han hecho que muchos ganaderos perdieran gran número de animales. Esto los llevó a optar por la cría de cabras como forma de preservar sus bienes pecuarios.
Especialistas en cambio climático coinciden en que la cría de animales tolerantes a la sequía, que se alimentan de arbustos y necesitan menos trabajo humano, es una mejor alternativa a las vacas, las que requieren de muchos más cuidados.
Eso ocurre mientras la Organización de las Naciones Unidas (ONU) urge a las naciones del mundo a tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y a que hagan frente a sus consecuencias en el marco de las discusiones sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los que deberá aprobar la Asamblea General en septiembre.[pullquote]3[/pullquote]
Los ODS son un conjunto de 17 objetivos, metas e indicadores para que los estados miembro de la ONU los utilicen como parámetros de referencia en materia de desarrollo para crear su agenda y sus propias políticas para los próximos 15 años.
“Con las fluctuaciones en los patrones de lluvias en Zimbabwe, la cría de ganado se vuelve insostenible. Pero las cabras, que soportan mejor la sequía, ofrecen muchos más beneficios”, dijo a IPS el especialista en cambio climático Happison Chikova, graduado en geografía y estudios ambientales de la Universidad del Estado de Midlands.
Incluso, Chrispen Kadiramwando, presidente de la Asociación de Criadores de Cabras, confirmó: “Hay planes inminentes para impulsar la producción de estos animales en las regiones secas de Zimbabwe, donde prosperan pequeños rebaños, e identificamos mercados para exportar su carne en países como Sudáfrica, Tanzania, Nigeria y otros de Medio Oriente, donde se la considera un manjar”, señaló.
Datos del Ministerio de Pequeñas y Medianas Empresas y Desarrollos Cooperativos muestran que hay unos 136.000 criadores de cabras en este país, que van desde pastores comunitarios hasta periurbanos.
Livias Ncube, de la región 5, la más calurosa del país en el distrito de Mwenezi, es uno de los zimbabuenses que optaron por la cría y la venta de cabras.
“Difícilmente, las lluvias alcancen en esa parte del país, la zona más secas de Zimbabwe, pero no uso ningún pienso para alimentar a mis cabras, pues se adaptan a las condiciones e incluso son más gordas”, indicó Ncube a IPS.
Además de vender las cabras en el ámbito local, Ncube se convirtió en exportador de carne caprina a países vecinos como Sudáfrica y Mozambique.
“Aunque mantengo un ganado considerable, pese a una serie de sequías que dejaron a varias vacas muertas, ahora tengo un rebaño de 130 cabras y también gan odinero vendiéndolas”, explicó.
Ncube dijo que gana unos 1.600 dólares al mes vendiendo cabras, a unos 70 dólares cada una. Estos animales se reproducen más rápido que las vacas, a pesar de las condiciones secas de la región.
A través del programa Ganado para la Resiliencia Mejorada y la Recuperación Acelerada de Zimbabwe (ZRR, en inglés), con apoyo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), Ncube aprendió a gestionar la cría de cabras y el mercado para mejorar sus ingresos.
El programa ZRR ofrece a los granjeros capacitación para la cría de cabras y la gestión de su salud, además de formar a los trabajadores rurales en técnicas de prevención y cuidado de animales.[related_articles]
Ya hay más de dos millones de cabras en Zimbabwe y casi todas (alrededor de 98 por ciento) están en áreas comunales, según un estudio de la estación de Investigación Matobo en cría de cabras y actividades de desarrollo.
Pero especialistas agrarios temen que los indígenas que crían cabras no se dan cuenta del valor monetario que representan sus pequeños rebaños.
“Miles de granjeros se dedican a la cría de cabras, pero muy pocos han podido evaluar el valor de sus animales por la falta de un flujo adecuado de información entre los productores y el mercado, lo que hizo que los granjeros terminaran dedicándose al trueque, lo que perjudica sus posibilidades de comercialización”, indicó Leonard Vazungu, funcionario de extensión agrícola, en diálogo con IPS.
A principios de este año, el gobierno de Zimbabwe distribuyó 10.000 cabras para cría y procura aumentar el número a 44 millones para 2018.
La iniciativa coincide con un momento en que el ganado disminuyó en este país de África austral de 6,8 millones de cabezas, en 2000, a las actuales 5,2 millones.
“Invertir en pequeños animales como cabras, que tienen mayores posibilidades de sobrevivir en zonas propensas a las sequías, protege al país contra los perjuicios de la pérdida de rebaños”, explicó Barnabas Mawire, director de la organización Environment Africa, en un taller sobre cambio climático realizado este mes en Harare.
Pero eso no será fácil si no se acompaña de política nacional para frenar el recalentamiento planetario.
A principios de este año, la legisladora Annastancia Ndlovu impulsó una moción en la Asamblea Nacional para crear una política de cambio climático a escala nacional
Ndlovu es, además, presidenta del Comité de la Cartera Parlamentaria de Industria de la Hospitalidad, Turismo, Agua y Ambiente.
En Zimbabwe, la escasez de recursos económicos dificulta la lucha contra el cambio climático.
“La disminución de los fondos estatales para el cambio climático significa que debemos trabajar con otros socios para promover la agenda climática y estamos desarrollando una política climática nacional, la primera del país y para la cual necesitamos la mayor cantidad de recursos posibles”, precisó Veronica Gundu, principal responsable de ambiente del Ministerio de Ambiente, Agua y Clima, en diálogo con IPS.
Pero, con o sin una política nacional de cambio climático, muchos criadores de cabras zimbabuenses, como Ncube, dicen que avanzaron solos para hacer frente a los impactos del cambio climático.
“Seguimos con nuestras vidas en el marco de la profundización de los impactos del cambio climático y a través de la cría de cabras. Para nosotros la vida continúa a pesar de que por el cambio climático murieron varios de nuestros animales”, señaló Ncube.
Editado por Phil Harris / Traducido por Verónica Firme