Una semana que cambió el juego del cambio climático

Pared climática de la ONU en la COP 15, celebrada en 2009 en Copenhague. Crédito: Troels Dejgaard Hansen/cc by 2.0

Dos importantes acontecimientos inyectaron estos días nueva vida a la acción internacional en materia de cambio climático.

En la cumbre anual del Grupo de los 20 (G-20) países industrializados y emergentes que tuvo lugar los días 15 y 16 de este mes en la ciudad australiana de Brisbane, Estados Unidos se comprometió a aportar 3.000 millones de dólares y Japón 1.500 millones al Fondo Verde para el Clima, llevando el total de donaciones a 7.500 millones hasta ahora.

El Fondo, creado a través de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, distribuirá dinero para apoyar a los países pobres en sus esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático.

Los nuevos compromisos para con el Fondo Verde para el Clima sobrevienen tras el histórico anuncio conjunto del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de China, Xi Jinping, sobre la creación de ambiciosas nuevas metas de reducción de las emisiones internas de carbono.

Para 2025, Estados Unidos buscará disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre 26 y 28 por ciento en relación a los registros de 2005. China, por su parte, aspirará a poner un tope a sus emisiones para 2030 y luego reducirlas.

Los dos sorprendentes anuncios “realmente envían una fuerte señal de que tanto los países industrializados como los que están en desarrollo se toman en serio el llegar a un acuerdo climático ambicioso en 2015”, dijo Alex Doukas, experto en finanzas climáticas del Instituto de Recursos Mundiales, con sede en Washington.

El Fondo Verde para el Clima aspira a convertirse en el centro de las finanzas climáticas internacionales en los próximos años. En una reunión celebrada en octubre en Barbados, se establecieron firmemente las prácticas básicas del Fondo, que quedó abierto a contribuciones monetarias.

Los 7.500 millones de dólares que 13 países prometieron al Fondo cubren las tres cuartas partes de su objetivo inicial de 10.000 millones de dólares, a distribuirse en los próximos años. La brecha puede cerrarse el 20 de este mes en una conferencia en Berlín. Se espera que otros varios países anuncien allí sus contribuciones, incluidos Gran Bretaña y Canadá.

[pullquote]3[/pullquote]Aunque el Fondo está diseñado principalmente para ayudar a países pobres, tiene “tanto contribuyentes de países industrializados como en desarrollo”, dijo Doukas a IPS. “México y Corea del Sur ya comprometieron recursos, y otros países, entre ellos Colombia y Perú, que no necesariamente son contribuyentes tradicionales, han indicado que también van a aumentar” sus aportes.

El Consejo que dirige el Fondo está dividido en partes iguales entre naciones ricas y pobres.

“Para ser un fondo climático multilateral e importante, la gobernanza está mucho más equilibrada que antes”, dijo Doukas.

“Ese es uno de los motivos para la creación del Fondo Verde para el Clima, especialmente desde la perspectiva de los países en desarrollo”, añadió.

Como IPS observó previamente, la naturaleza redistributiva del Fondo reconoce que los países pobres, que son los menos responsables del cambio climático, a menudo serán los que enfrenten las consecuencias más severas.

Activistas esperan que las recientes contribuciones de Estados Unidos y Japón cimenten el camino para que haya más compromisos el 20 de este mes, así como un sistema de finanzas climáticas más robusto en general.

Según Jan Kowalzig, experto en finanzas climáticas en la oficina alemana de Oxfam, la meta no oficial de 10.000 millones de dólares para el Fondo fue estipulada por naciones industrializadas, pero países en desarrollo pidieron por lo menos 15.000 millones de dólares.

El objetivo de 10.000 millones es “un piso mínimo absoluto para lo que se necesita en esta fase inicial”, declaró a IPS.

Brandon Wu, analista de políticas en la filial estadounidense de ActionAid y uno de los dos representantes de la sociedad civil en el Consejo del Fondo Verde para el Clima, afirmó que los esfuerzos en pro de las finanzas climáticas pronto tendrán que aumentar drásticamente.

“Aunque las cifras pueden sonar grandes, empalidecen en comparación con las necesidades reales en el terreno y con lo que los países industrializados gastan en otras áreas. Por ejemplo, cada año Estados Unidos gasta decenas de miles de millones de dólares en subsidios a los combustibles fósiles”, dijo a IPS.

El Fondo Verde para el Clima puede meterse en problemas si los países ponen condiciones para aportar dinero, especificando exactamente para qué tipos de actividades puede usarse. Esto va “contra el espíritu de consenso de las operaciones del Consejo del Fondo”, planteó Kowalzig.

También advirtió que algunas de las contribuciones pueden adoptar la forma de préstamos que haya que devolver, en vez de donaciones.

Tras la fase de los compromisos, quedará mucho por hacer para establecer una hoja de ruta para las finanzas climáticas mundiales hacia 2020.

“El Fondo Verde para el Clima puede y debe desempeñar un gran rol, pero los compromisos, con todo lo importantes y bienvenidos que son, constituyen apenas un componente de lo que los países industrializados prometieron aportar”, dijo Kowalzig.

El otro acontecimiento de la semana pasada, el anuncio de reducción de emisiones por parte de Obama y de Xi, también merece tanto elogios como escrutinio.

En un editorial publicado en el periódico The New York Times, el secretario de Estado (canciller) estadounidense, John Kerry, dejó en claro la naturaleza histórica del acuerdo.

“Dos países considerados durante 20 años como los líderes de bandos opuestos en las negociaciones climáticas se han unido para hallar puntos en común, determinados a lograr un avance duradero en un desafío mundial sin precedentes”, escribió.

[related_articles]Pero aunque Obama puede estar comprometido a reducir las emisiones de gases invernadero, el Congreso legislativo ha expresado sus reservas. Mitch McConnell, quien pronto será el líder de la mayoría en el Senado, señaló que el plan es “poco realista” y se quejó de que aumentará los precios de la electricidad y eliminará puestos de trabajo.

Del lado chino, la disposición de Xi a actuar en materia de cambio climático y poner un tope a las emisiones de carbono para 2030 implica una transformación sustancial en relación a hace pocos años.

Andrew Steer, presidente del Instituto de Recursos Mundiales, señaló en un comunicado de prensa que el anuncio de China es “un acontecimiento importante”, pero observó que situar unos pocos años antes el momento fijado para el tope a las emisiones puede tener un impacto enorme sobre el cambio climático.

En cualquier caso, el acuerdo muestra una nueva voluntad de los dos principales emisores de carbono del mundo por trabajar juntos de modo constructivo, y crea esperanzas de lograr unas negociaciones exitosas en la 20 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 20), que se realizará en diciembre en Lima.

“Los anuncios de esta semana serán un legado del presidente Obama”, dijo Héla Cheikhrouhou, directora ejecutiva del Fondo Verde para el Clima, agregando que las próximas generaciones verán esto como el momento en que cambió el juego y “se empezó a intensificar la acción mundial sobre el cambio climático, y que permitió el acuerdo mundial”.

 

Editado por Kitty Stapp

 

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe